Ruanda rememora la masacre de 800.000 tutsis 31 años después

La Voz REDACCIÓN

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El presidente de Ruanda, Paul Kagame, y la primera dama, Jeannette Kagame, rinden homenaje antes de encender la llama de la esperanza del genocidio de Ruanda, conocida como Kwibuka ( recordar  en kinyarwanda, la lengua oficial del país)
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, y la primera dama, Jeannette Kagame, rinden homenaje antes de encender la llama de la esperanza del genocidio de Ruanda, conocida como Kwibuka ( recordar en kinyarwanda, la lengua oficial del país) Jean Bizimana | REUTERS

Las Naciones Unidas, la Unión Europea y el Reino Unido presionan al Estado africano por su apoyo a la milicia M23 en la República Democrática del Congo

07 abr 2025 . Actualizado a las 22:06 h.

Ruanda recordó este lunes a las víctimas de uno de los genocidios más cruentos de la historia reciente. El kwibuka —recordar en kinyarwanda, la lengua cooficial del país— sirve cada año para conmemorar el pasado más terrible de Ruanda. Cerca de 800.000 personas, todas ellas de la etnia tutsi o hutus moderados, fueron masacrados por las milicias extremistas hutus Interahamwe. Además, unas 250.000 mujeres fueron violadas o utilizadas como esclavas sexuales. Los cuerpos de 250.000 de las víctimas mortales descansan en el Monumento del Genocidio de Kigali, la capital ruandesa. Allí depositó una flores, a modo de homenaje, el presidente, Paul Kagame.

Han pasado tres décadas, pero los ecos de la barbarie resuenan aún en los juzgados. En octubre, el Tribunal de París condenó a 27 años de prisión al médico ruandés Eugéne Rwanucyo por, principalmente, divulgar y promulgar directivas de las instituciones ruandesas relacionadas con el genocidio. No pasará por la cárcel Félicien Kabuga. Acaudalado empresario, estaba acusado de promulgar en las radios más conocidas del país el odio hacia los tutsis y de financiar actos genocidas. Pero no será juzgado. El tribunal de la ONU que le juzga estima que su avanzada edad y la demencia que padece le impiden participar en el proceso penal.

«La gente afirma que la esperanza que tienen es que lo que pasó aquí hace cerca de 30 años no vuelva a pasar nunca más. No lo hará, porque los que fueron responsables de ese pasado oscuro no lo intentarán de nuevo o no lo intentan ahora», señaló Kagame, que lleva un cuarto de siglo al frente del Gobierno. Revalidó el cargo en las elecciones del 2024, con un 99 % de los votos. Su gestión está marcada por los avances económicos y sociales del país, pero también por su autoritarismo. «La detención arbitraria y los malos tratos en centros de detención no oficiales son habituales», reflejó el informe anual de Humans Right Watch. En los últimos años, el Ejecutivo ha inhabilitado y encarcelado a líderes opositores ruandeses destacados como Diane Rwigara y Victoire Ingabire.

Las Naciones Unidas acusan al Gobierno de Ruanda de apoyar al Movimiento 23 de Marzo (M23), una milicia rebelde, en su conflicto armado —que se ha cobrado al menos 8.500 muertos— contra el Ejército de ka República Democrática del Congo. «No permitáis que nadie dicte cómo debéis vivir vuestra vida porque, en el momento en que se acepte esto, [...] se pierde la vida», le dijo ayer Kagame a los ruandeses. Su alegato a la libertad de sus ciudadanos llega en un contexto de sanciones. Ni la Unión Europa ni las Naciones Unidas le han pasado por alto al país su respaldo a estas milicias. Francia, el Reino Unido —que también suspendió su programa de ayuda bilateral— y Bélgica se lo han advertido públicamente. De hecho, la llamada de atención de Bruselas provocó que Ruanda rompiera relaciones con la que fuera su metrópoli.