Auge y declive de la minería de carbón que marcó a sangre y fuego a Asturias y León
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El sector fue durante más de siglo y medio el pilar económico, social y cultural de la zona
01 abr 2025 . Actualizado a las 08:38 h.El polideportivo municipal de Villablino (León) acogerá desde esta mañana la capilla ardiente de cuatro de los cinco mineros leoneses que este pasado lunes perdieron la vida con motivo de la explosión registrada en una mina de Cerredo (Asturias) mientras continúa la investigación del accidente que, según las primeras hipótesis, pudo producirse por la existencia de gas grisú.
Todas las víctimas mortales -Jorge Carro, Rubén Souto Robla, Amadeo Bernabé, Iván Radio y David Álvarez- tenían entre 32 y 54 años, y eran vecinos de Laciana y el Bierzo, al igual que tres de los cuatro heridos de la explosión.
Según ha informado el alcalde de Villablino, los cuerpos deben trasladarse desde Oviedo y que se espera que lleguen al pueblo en torno al mediodía, hora en la que está previsto que se abra la capilla ardiente.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, trasladó esta mañana sus condolencias a las familias y preguntado en TVE anunció que «se investigará lo sucedido hasta el final». El delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Sen, aseguró que «la tristeza nos vuelve a embargar a todas las comarcas mineras. Vuelve a nuestra memoria todo el sufrimiento que se ha padecido demasiadas veces en las cuencas», ha concluido Sen.
Y es que la minería de carbón fue durante más de un siglo y medio un pilar para Asturias y León, el sector que sostuvo económicamente a estas provincias, más allá del territorio en el que estaban las minas, y que marcó una forma de vida en lo social y en lo cultural. Estas dos regiones vecinas vivieron casi a la par un ciclo de auge y declive del sector que marcó la existencia de miles de familias y que ha dejado una huella indeleble en su paisaje y su identidad, en buena medida, por los cientos de vidas que durante años se ha cobrado la mina.
Si bien los primeros registros de pozos de carbón en Asturias y León se producen en el siglo XVIII, fue entre finales del siglo XIX y principios del XX cuando esta minería comenzó a florecer. Mientras en Asturias se registraron más de medio centenar de pozos y decenas de «chamizos», concentrándose estos en las comarcas del Nalón y Caudal y en el suroccidente de la región, en León la minería también tuvo un desarrollo significativo, con unos cien pozos, destacando los de Bembibre, Villablino, Sabero y Ciñera. Estas regiones fueron el corazón de la industria carbonera española, atrayendo a miles de trabajadores en busca de empleo.
En los años de mayor esplendor del carbón asturiano, durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, la minería llega a emplear a más de 50.000 personas, una cifra que en León alcanzó los 20.000. Las minas no solo proporcionaban empleo a quienes trabajaban en ellas, sino que fomentaban un sentido de comunidad y solidaridad entre los mineros. Las huelgas y movilizaciones se convirtieron en una constante en la historia minera, reflejando la lucha por unas condiciones laborales dignas, por una mayor seguridad y, en los últimos años, por la continuidad, como fue el paro del 2012.
Relevante fue la creación de Hunosa (Hulleras del Norte) en 1967 a modo de «banco malo» aglutinando a casi una veintena de compañías, todas con enormes deudas y falta de competitividad. La empresa pública llegó a tener cerca de 28.000 mineros en medio centenar de explotaciones, en las que se alcanzó una producción de 4,6 millones de toneladas de carbón, pese a lo cual siempre fue una empresa deficitaria. Hullas del Coto Cortés, la minero-siderúrgica de Ponferrada, Uminsa y el Grupo Alto Bierzo fueron algunas de las carboneras más importantes de León.

Decadencia del sector
Sin embargo, a partir de 1980, la minería de carbón comenzó a afrontar serios desafíos. La competencia de fuentes de energía más baratas y limpias, como el gas natural y las energías renovables, así como la creciente preocupación por el medio ambiente, llevaron a una disminución en la demanda de carbón. En el 2018, la situación se tornó crítica con la implementación de la directiva 787 de la UE, que estableció el fin de las ayudas a la explotación y, por tanto, un calendario para el cierre de las explotaciones que no fueran competitivas, lo que afectó de modo masivo a la comarcas. No obstante, los cierres en Hunosa ya habían arrancado en 1989, cuando se clausuró el pozo Cerezal, en San Martín del Rey Aurelio. Fue el comienzo de un declive. En León la situación fue similar a partir del 2011, cuando cerró el Grupo Brañuelas, un pozo en el municipio Torre del Bierzo, el primer paro del grupo de Victorino Alonso.
Tanto en Asturias como en León, la desindustrialización ha dejado un vacío económico y social difícil de llenar.
La situación actual
A día de hoy, el panorama de la minería del carbón en Asturias y León nada tiene que ver con lo que fue. Todos los pozos de Hunosa han cerrado, el último el Nicolasa, en Mieres, el pasado diciembre, si bien algunas explotaciones impulsadas por empresas privadas están abiertas o con permisos de investigación tanto en León como en Asturias a la búsqueda de mineral de altas prestaciones, como es el caso de la mina de Cerredo.
Sin embargo, a pesar del declive, la memoria de la minería sigue viva. Las antiguas minas se han convertido en museos y centros de interpretación, donde se rinde homenaje a la historia de los mineros y se educa a las nuevas generaciones sobre la importancia de esta industria en la formación de la identidad. Porque si algo ha caracterizado históricamente a la mina es que da vida, pero también la quita.