¿Será este el último cambio de hora en España?

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

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JAVIER BELVER | EFE

El reajuste horario enfrenta a los físicos con los médicos y expertos en conciliación. Felipe Casanueva, endocrinólogo: «Los horarios de España son aberrantes, vivimos dos horas por delante»

29 mar 2025 . Actualizado a las 13:27 h.

La Unión Europea lleva años dándole vueltas a la idea de acabar con el cambio de hora estacional y que sea cada país el que elija con qué horario se queda, si con el de invierno o con el de verano. En septiembre del 2018, la Comisión Europea lanzó una consulta pública que reveló que la gran mayoría de los ciudadanos, un 84 %, estaban a favor de acabar con esta práctica, y en marzo del 2019 el Ejecutivo comunitario recibió el respaldo del Parlamento Europeo, pero seis años después la propuesta sigue en un cajón. Lo último que se supo al respecto —a través de una comunicación de la CE del 2021— fue que el reajuste horario se mantendría, al menos, hasta octubre del 2026; así lo recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE).

El cambio de horario despierta disparidad de opiniones en la sociedad, enfrentando a quienes defienden sus beneficios para aprovechar las horas de luz —normalmente los físicos y los sectores económicos y turísticos— y a los que ponen en duda su utilidad y, además, alertan de los perjuicios para la salud —médicos y expertos en conciliación—. Creen que es una práctica desfasada que sigue viva gracias al mito del ahorro energético, cuando los estudios más recientes muestran que no es tal, que apenas hay diferencia en el consumo.

Al argumento de los investigadores Jorge Mira Pérez y José María Martín Olalla, de las universidades de Santiago y Sevilla, que sostienen que el cambio de hora estacional es un mecanismo natural de adaptación, el endocrinólogo Felipe Casanueva, profesor emérito de Medicina de la USC, responde que el hombre se adapta a todo, pero que esto no quiere decir que sea bueno para el organismo, «que no lo es». «No es sano, sobre todo para los mayores y los niños, que lo notan mucho —advierte—. Con el horario de verano se hace además de noche muy tarde, y si ya en España cenamos tarde y nos acostamos tarde, a partir de ahora es peor. A los niños hay que cerrarles las persianas para que se duerman a una hora razonable». Coincide el presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), César Martín: «En Galicia sucede, por ejemplo, que con el ajuste de hoy a las diez de la mañana será todavía de noche. Los niños empiezan las clases sin activarse con la luz del sol y esto tiene un impacto en el rendimiento escolar. Y en la productividad laboral de los adultos. Y, lógicamente, también en nuestra salud».

María José Martínez Madrid, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño, señala que el hecho de cambiar dos veces la hora a lo largo del año implica dos períodos de adaptación que suelen alargarse entre cuatro o cinco días. El de ahora trastoca especialmente las rutinas y los ritmos biológicos, añade la experta, que formó parte del comité de expertos consultado por la CE en el 2019. «Perdemos una hora, nos cuesta más», dice. «Insomnio, excesiva somnolencia, irregularidades digestivas...», concreta. «Pero es que además —continúa— en el horario de verano estamos dos horas distanciados con respecto al horario que nos correspondería geográficamente. Y hablamos de horario de verano, pero no es verano, es marzo, no estamos de vacaciones. Con luz hasta tan tarde, al final dormimos menos».

De elegir, los tres —Casanueva, Martín y Martínez— se quedan con el horario de invierno.

EE.UU., Chile e Israel ajustan el reloj dos veces al año; Rusia, China y México, no

Cada vez son más los países que mantienen el mismo horario todo el año. En Islandia hace más de 50 años que abandonaron el cambio, y Rusia lo hizo en el 2011, argumentando efectos negativos para la salud. Turquía dejó de mover los relojes en el 2016 y México hizo lo propio en el 2022, tras confirmar que su impacto en el ahorro energético era mínimo. También China y Japón descartaron esta práctica hace décadas, y lo mismo Argentina, Venezuela, Uruguay o Brasil. ¿Dónde se mantiene? En EE.UU. y Canadá, en Chile y Paraguay, en Israel, Líbano, Nueva Zelanda y algunas zonas de Australia.

«Los horarios de España son aberrantes, vivimos dos horas por delante»

Para el catedrático emérito de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) Felipe Casanueva, el problema va más allá de que sigamos adelantando los relojes en marzo y atrasándolos en octubre. «En España los horarios son aberrantes. Vivimos dos horas por delante de la hora solar. Cuando en Galicia nos levantamos a las siete en realidad nos estamos levantando a las cuatro o a las cinco. Y eso terminamos acusándolo», dice. ¿En qué? «Nos acostamos tarde y dormimos poco, y además nos acostamos recién cenados, porque también se cena tarde, y esto es muy negativo para la salud», razona.

En opinión del antiguo responsable del Servicio de Endocrinología del Chus, los españoles deberían tener todo el año el horario de Portugal y de Inglaterra. «En Galicia es todavía más acusado, nos separa casi una hora de Barcelona —expone—. Y somos el único país que come a las tres de la tarde cuando todos los que nos rodean comen a las doce del mediodía». Casanueva insiste: «En España cometemos dos errores. El primero es cambiar la hora en verano y en invierno, una práctica ya desprestigiada en el resto del mundo. Y el segundo es no tener el horario que nos corresponde por nuestro meridiano, lo que nos perturba la jornada laboral, las comidas y el sueño. Tenemos el mismo que Polonia, lo que no tiene ningún sentido, porque está mucho más al norte y mucho más al este».

Esta noche, a las dos la hora se adelantará a las tres. Mañana no amanecerá hasta las ocho y veinte, y no se hará de noche hasta casi las nueve. Según el físico gallego Jorge Mira, lo que se pretende con el cambio de hora es «reproducir la curva natural que tiene el punto de salida del sol a lo largo del año», que en España difiere en tres horas entre el junio y diciembre.