La popularidad de Lula cae en picado incluso en sus feudos

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La inflación de los productos básicos debilita al presidente brasileño
24 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Lula da Silva se encuentra en el peor momento de popularidad de sus tres mandatos y se está refugiando en políticos afines en lugar de dar un paso al centro, como le piden desde la variopinta coalición que apoya a su Gobierno en el Congreso. Tan solo el 24 % de los brasileños aprueban la gestión del presidente, según una encuesta publicada a finales de febrero por la firma Datafolha. El dato es demoledor para su Administración. La caída es pronunciada, porque el mismo índice marcaba un 35 % de apoyo en noviembre. El retroceso en la popularidad de Lula se produce incluso después de que el país creciera un 3,4 % en el 2024 y haya marcado niveles récord de salarios reales y empleos.
No es, sin embargo, oro todo lo que reluce en la economía brasileña. La inflación, especialmente de los alimentos, cuyos precios crecieron un 7% en el último año, explican buena parte de la desafección por el presidente Lula, porque además afectan más a quienes menos tienen, que a la vez son la base de votantes del líder izquierdista.
Algunos de los alimentos más básicos de la dieta de los brasileños son los que han visto, asimismo, las mayores subidas. El precio del café para el consumidor creció un 37,4 % en el 2024. Los huevos se encarecieron un 15,4 % tan solo en el pasado mes de febrero.
Lula ha intentado reaccionar retirando los impuestos de importación a productos como la carne, el aceite y el café, pero está por ver si eso le da resultado.
Falta de visión estratégica
Pero la inflación no es el único problema del presidente brasileño. Una editorial del diario Folha de São Paulo atribuye la bajada de popularidad de Lula da Silva, de 79 años, a una «falta de visión estratégica, apego a ideas obsoletas y mala lectura del equilibrio de fuerzas en política», algo, eso último, que el líder izquierdista había sabido sortear hasta ahora.
Algunos expertos mencionan su falta de soluciones a los problemas de una clase trabajadora emergente que ha cambiado con respecto a la que él heredó en el 2002 y ahora se mueve en un mundo digital y en la economía colaborativa.
Lo que las cifras muestran es una profundísima brecha generacional. Entre los brasileños de 16 a 24 años de edad solo el 13 % cree que Lula está gobernando bien, según el sondeo de Datafolha, mientras que la aprobación del presidente es del 32 % entre los mayores de 60 años.
Los sondeos dan otro motivo de peso a la preocupación en el palacio de Planalto: la popularidad de Lula desciende incluso en su bastión electoral, los estados del nordeste brasileño, donde millones de sus habitantes salieron de la pobreza durante sus dos mandatos entre el 2003 y el 2010.
El panorama es muy distinto ahora. Lula gobierna, con dificultades, sustentado por una serie de partidos de centro y derecha que, por ahora, le prefieren a él antes que al bolsonarismo pero que, al mismo tiempo, muestran su independencia. Esas formaciones le han reclamado al presidente más presencia en su consejo de ministros, y tienen fuerza para reclamarla, porque el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula apenas tiene 68 de los 513 escaños de la Cámara de Diputados y no puede aprobar nada por sí mismo.
La respuesta del mandatario izquierdista ha sido, en cambio, la contraria. Lula ha nombrado como nueva ministra de Relaciones Institucionales a Gleisi Hoffman, líder del PT, vista con recelo por los parlamentarios derechistas por su apoyo a Nicolás Maduro. Ella será ahora el enlace entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Además, se ha filtrado que planea darle un ministerio de relevancia al socialista Guilherme Boulos, excandidato fallido a la alcaldía de São Paulo, que muchos ven como el sucesor de Lula en el liderazgo de la izquierda, algo que podría afectar la relación del presidente con los partidos que necesita para poder aprobar leyes en el Congreso.
Eso sí, Lula ya salió airoso de una situación de baja popularidad en el 2005, cuando estalló el escándalo de corrupción del Mensalao. Llegó a marcar apenas cuatro puntos más que la actual, pero se recuperó y acabó ganando la primera vuelta del 2006 con el 48 % de los votos.