Pactar con Vox, mal; con Puigdemont y Bildu, bien

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El líder socialista recupera el eslogan de la amenaza ultra para sortear el bloqueo del Gobierno
23 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.No hay elecciones a la vista por el momento, pero lo parece. Pedro Sánchez, a punto de sumar las cien derrotas parlamentarias en apenas año y medio, rodeado de los escándalos de corrupción que salpican a su mujer, Begoña Gómez, a su hermano, David, y a varios colaboradores directos, como su ex número dos José Luis Ábalos o el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha recuperado la estrategia que le permitió salvar por los pelos su continuidad en la Moncloa en los comicios del 2023. El retorno de la amenaza ultra se ha convertido en el eje central del discurso del líder socialista en la reelección de dos de sus incondicionales, Francina Armengol y María Chivite, como referentes electorales del PSOE de cara a los comicios del 2027.
Sánchez acuñó el término de «pacto del Ventorro», en referencia al restaurante en que el que presuntamente se refugió durante horas el presidente valenciano, Carlos Mazón, en los peores momentos de la dana del 29 de octubre, para descalificar el acuerdo de presupuestos. Y, además, convertir ese acuerdo, en una muestra de lo que Alberto Núñez planea, según las palabras del socialista, extender a toda España.
El ataque a Mazón permite a Sánchez no tener que dar explicaciones de la propia debilidad del supuesto bloque progresista, incapaz, por segundo año consecutivo, de cumplir con su obligación constitucional de presentar unas cuentas para todo el Estado en tiempo y forma al Congreso para su debate. Hasta el propio Felipe González, ahora denostado por amplios sectores del sanchismo y el zapaterismo, le tuvo que recordar esta semana ese mandato constitucional.
Estrategia sorprendente
Y en las mismas filas socialistas son algunos los referentes que alzan la voz ante el contrasentido que supone la apuesta de Pedro Sánchez de intentar silenciar sus pactos con la extrema derecha de Junts o la extrema izquierda de Bildu y Podemos con los ataques a Feijoo.
«Es un ejercicio de hipocresía increíble. Cuando Sánchez ha tenido que pactar con Meloni o Viktor Orbán en Europa para salvar la candidatura de Teresa Ribera lo ha hecho sin importarle esa diferencia ideológica», replica una de las fuentes consultadas. Otros, como Emiliano García-Page, admiten públicamente que las cesiones a los de Carles Puigdemont le «repugnan» y que incluso son indignas de un partido como el PSOE que se autodefine como progresista. «No sé cómo pretende convencer a la gente de que los pactos con Puigdemont o con Bildu están muy bien y que lo de Feijoo con Vox es el fin del mundo», admite un antiguo miembro de la dirección del PSOE.