Se cumple un año de asilo en la embajada argentina en Caracas
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Cinco opositores antichavistas siguen recluidos en la antigua sede diplomática sitiados y sin suministros básicos, como agua y luz
21 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El 20 de marzo del 2024, cinco opositores antichavistas, sobre los que pesaban órdenes de detención de la Fiscalía venezolana, se refugiaron en la entonces embajada argentina en Caracas. Eran el exdiputado Omar González y cuatro miembros del partido de la candidata opositora María Corina Machado: Pedro Urruchurtu, Magallí Meda, Claudia Macero y Humberto Villalobos. Este último relata, un año después desde el interior de la legación, cómo el edificio «ha pasado de ser un hotel de cinco estrellas a un centro de reclusión», con limitaciones de suministros básicos, como agua y luz, y vigilancia policial constante desde el exterior. Un día después de asilarse, se sumó a ellos el también exministro Fernando Martínez Mottola, quien en diciembre abandonó el lugar, declaró y quedó bajo arresto domiciliario, y en febrero falleció tras sufrir una hemorragia intracerebral.
Tras la ruptura de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Argentina, el 1 de agosto Brasil asumió la custodia de la sede, y cuatro meses después, Estados Unidos, Chile y otros diez países exigieron en la Organización de Estados Americanos (OEA) salvoconductos para los asilados. Una petición que ayer reiteró la mayor coalición opositora de Venezuela, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que calificó en redes sociales de «rehenes» a los cuatro antichavistas. «Cuando una embajada es asediada y amenazada, se convierte en una cárcel», añadió.
«Poco a poco, nos fueron haciendo restricciones», lamenta en una entrevista a Europa Press Villalobos, quien denuncia que el Gobierno se ha hecho con el control de las viviendas aledañas y decide qué es lo que entra en el interior de la embajada, ya sin actividad diplomática. El que fue coordinador electoral de la campaña de Vente Venezuela, el partido de María Corina Machado y Edmundo González, explica que «constantemente» hay presencia policial, y que hace tres meses la empresa estatal de electricidad decidió limitar el suministro y ahora el edificio opera con una pequeña planta propia. «A veces tienes luz, a veces no tienes luz», resume. El agua también llega en «cantidades ínfimas» y las autoridades restringen la entrada de camiones cisterna, que solo pueden acceder cada once días. «Esto se parece más a un campo de concentración que a una embajada», denuncia el opositor, que, al menos tres ocasiones, temió que las fuerzas chavistas pudiesen entrar en la legación.
Sin salvoconductos
Aunque Argentina ha concedido asilo a los opositores, el Gobierno de Maduro ha desoído los llamamientos para concederles un salvoconducto que les permitiría abandonar el país. Villalobos cree que esta sería «la solución ideal» y asume que, a un año vista, los logros reales han sido «muy pocos», pero confía en la «capacidad» de la Administración de Donald Trump para negociar con Caracas. Sin embargo, no prevé la intermediación de España, pese a que este jueves representantes del Comando con Venezuela entregaron una carta al Ministerio de Asuntos Exteriores en la que reclaman «una visita humanitaria» y una implicación directa en las gestiones «al más alto nivel» para negociar con Maduro la concesión «sin demora» de los salvoconductos.
«Aquí están fallando todos los mecanismos de protección internacional […]. Tienes un problema que es mucho más grande, que es la muerte, absolutamente la muerte del derecho internacional en territorio venezolano», censuró Meda, uno de los cinco recluidos.