El caso único de la derecha austríaca y sus cuatro décadas de poder

Luis Lidón VIENA / EFE

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Leonhard Foeger | REUTERS

Christian Stocker es ya el nuevo primer ministro del país, después de sellar con socialdemócratas y liberales el primer tripartito de la historia del Estado centroeuropeo

06 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras en toda Europa las formaciones tradicionales pasan por una profunda crisis, el Partido Popular de Austria (ÖVP) lleva casi cuatro décadas ininterrumpidas en el poder y, con la nueva coalición tripartita presentada esta semana, continuará otra legislatura en el Gobierno, un fenómeno único en la Unión Europea (UE).

Ni el desgaste del poder ni los escándalos de corrupción ni las derrotas electorales ni el auge de la ultraderecha han logrado apartar a los democristianos austríacos del Gobierno desde 1987. Este período tan largo en el poder es una anomalía en la UE y solo se le acerca la formación liberal belga Movimiento Reformista, que lleva en el Gobierno central desde principios de los años 2000.

El ÖVP, perteneciente al Partido Popular Europeo (PPE), gobierna esta vez al frente de una inusual coalición con socialdemócratas y liberales. Antes de cerrar ese acuerdo, también exploró una alianza con el ultraderechista FPÖ, pero las negociaciones fracasaron.

Los conservadores encabezan nuevamente un Ejecutivo pese a sufrir un varapalo electoral, al pasar desde el 37,5 % obtenido en 2019 con Sebastian Kurz como su jefe, al 26,3 % de las pasadas elecciones, detrás del 28,8 % del FPÖ. Los conservadores lideraron también, desde 2020, el Gobierno saliente, una coalición con la formación progresista Los Verdes, que ahora pasa a la oposición.

Pactos a diestra y siniestra

Justo eso es una de las claves del éxito del ÖVP, su capacidad para forjar alianzas con cualquier partido del Parlamento, desde la izquierda ecologista hasta la extrema derecha, explica a Efe el politólogo Laurenz Ennser-Jedenastik.

«Desde 1983 no hubo una mayoría a la izquierda del ÖVP ni a la derecha del ÖVP. Es decir, el ÖVP ocupa una posición central en nuestro sistema de partidos, y los partidos a su izquierda y a su derecha no cooperan entre ellos», agrega este profesor de la Universidad de Viena.

«Mientras esto no cambie, el ÖVP formará parte de cada gobierno, ya que no hay mayorías sin ellos», resume sobre una clave para explicar la permanencia en el poder de los democristianos austríacos, incluso en un contexto de creciente volatilidad electoral.

Arraigo territorial

Esta situación también se observa en los gobiernos regionales. En siete de los nueve estados federados el ÖVP lidera o participa en el Gobierno en diferentes coaliciones con el FPÖ, SPÖ o Los Verdes.

La estructura del ÖVP, un partido profundamente enraizado en la política local y en la red de cámaras económicas y gremios, es clave para explicar también su longevidad en el poder. Ennser-Jedenastik señala que el Partido Popular gobierna en aproximadamente el 70 % de los más de 2.000 municipios de Austria, dominando especialmente en las localidades más pequeñas y rurales.

La formación es el principal referente político en la Austria rural, donde reside la mayoría de la población, a diferencia de Viena, la capital de dos millones de habitantes gobernada por el socialdemócrata SPÖ desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

La influencia del ÖVP en la política austríaca es indiscutible. En los últimos 30 años, según los cálculos de Ennser-Jedenastik, se han aprobado más de 3.000 leyes, con la participación democristiana en casi todas ellas. Y aunque no todas fueron impulsadas por los conservadores, su capacidad de veto ha asegurado que sus intereses y su visión siempre estuvieran presentes.

Esta influencia se ha dejado notar en áreas como la educación y asuntos sociales, donde la agenda conservadora y la resistencia al cambio han sido una constante.

Un Estado profundo

Otros politólogos, como Peter Filzmaier, advierten también de que esta larga permanencia en el poder no está exenta de riesgos ya que supone un peligro para «la calidad de la democracia».

Las décadas del ÖVP en el poder han creado una relación casi simbiótica entre el partido y la administración pública en algunos Ministerios y Departamentos liderados por conservadores, lo que ha profundizado su influencia en las estructuras estatales.

Este sistema ha creado lo que algunos críticos denominan un «Estado profundo», donde funcionarios vinculados al ÖVP aseguran que los intereses del partido se tengan en cuenta independientemente de los cambios políticos en la cúpula del Estado.

Para los más críticos, entre los que se cuentan voces del SPÖ y los liberales, sus nuevos socios de Gobierno, la única ideología del ÖVP es la permanencia en el poder porque es la forma de garantizar la unidad de una formación con intereses tan diversos.

Por eso, para los populares estar en la oposición no es una opción, según los críticos, ya que pondría en peligro la vasta red de intereses que sustenta su poder.