Un año del trágico incendio del edificio de Campanar: «No nos olvidamos de las víctimas»

Carlos Peralta
C. Peralta REDACCIÓN / LA VOZ

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Primer aniversario del incendio del Campanar, en Valencia
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Se cumple un año del trágico incendio en el edificio de Valencia que acabó con la vida de diez personas y cambió para siempre la rutina de más de un centenar de familias

22 feb 2025 . Actualizado a las 11:05 h.

Duele ver el esqueleto calcinado en el que se convirtió el edificio de la calle del Poeta Rafael Alberti de Valencia. Duele pensar en los miles de recuerdos que fueron pasto de las llamas. Pero, sobre todo, un año después del trágico incendio de los dos bloques de viviendas del barrio de Campanar, lo que más se recordará hoy es la pérdida de diez personas. Eso lo verdaderamente irreparable. Este sábado vecinos se acercarán a sus proximidades para homenajear a las víctimas mortales.

La comunidad de vecinos sigue vigente —el aparcamiento de los dos bloques está intacto—, pero los propietarios decidieron agruparse en la Asociación de Propietarios Afectados Incendio Campanar (Aproicam). Uno de sus vocales es Pepe Mas. Médico jubilado, había comprado un piso hace cuatro años. Hoy, como la mayoría de vecinos, vive de alquiler. Muchos reciben ayudas a nivel local y autonómico. «El sábado tenemos una convocatoria donde se va a hacer un homenaje a las víctimas. No nos olvidamos de ellas, para nada. Bastante dolor tenemos. Hemos hecho una gran familia. Estamos logrando las mejores condiciones», asegura. Se refiere a la reconstrucción de los bloques. La asociación solicitó un peritaje que finalizó con la mejor noticia: la rehabilitación era viable. Hace apenas unos días finalizaron las labores de desescombro. «Buscamos primero, seguridad, y segundo, profesionalidad», remarca Mas. El incendio, según averiguó la Policía Científica, se originó en el piso número 86 debido a la fuga del gas refrigerante del frigorífico de la cocina. Pero en la propagación tuvo mucho que ver la fachada ventilada. «El aire tiró el fuego para arriba, pero las gotas de poliuretano derretido que caían hicieron daño en las plantas bajas», recuerda. Aproicam espera tener listo el proyecto de obra para comenzar con la licitación. Tienen en sus previsiones instalar cuatro —en vez de dos— escaleras de incendios y que la fachada sea de cerámica.

«Necesitamos saber por qué», se puede leer, en mayúsculas, nada más entrar en la web de Aproicam. Ignacio Grau es el abogado defensor de siete de las familias de víctimas mortales del edificio. «Los familiares no quieren un chivo expiatorio. Quieren saber qué ha pasado», explica el veterano letrado.

Tanto él como el resto de acusaciones vivieron con estupor el archivo de la causa el 8 de marzo. El juez del Juzgado de Instrucción número 9 de Valencia determinó que no había un «origen criminal ni delictivo». Habían pasado solo 15 días desde el incendio. Después del pertinente recurso, la Audiencia Provincial ordenó al juez que reabriera la instrucción. La sección cuarta veía necesario que se practiquen todas las diligencias para «determinar y aclarar todas las circunstancias».

Reapertura del caso judicial

La decisión fue celebrada por la representación de las familias y por Aproicam, pese a la demora. «Un caso con diez fallecidos y 134 viviendas quemadas. Imagínese. Es un desastre, pero judicial», afirma Grau, que no esconde su frustración meses después de la reapertura. Lamenta, principalmente, que el juez les niegue diligencias. El abogado propone tres líneas de investigación: el origen del fuego en el frigorífico —«que se investigue todo: la marca, el modelo y la fábrica; que es conocida»—, los materiales del edificio y la actuación de los bomberos, un colectivo que, en varios testimonios, han declarado que pasaron por momentos de máxima dificultad en este siniestro. El pasado 13 de enero, cuatro bomberos de diferente rango declararon en el juicio que desconocían quién ordenó que se confinara la familia de cuatro miembros que acabó perdiendo la vida.

Además, comparecieron el técnico municipal y el arquitecto técnico de los bloques. «La escalera mecánica de los bomberos falló, la primera que se colocó en el piso 86. Falló y no sabemos por qué ni en qué momento», asegura. También espera poder indagar sobre los protocolos de actuación y la forma en la que trataron de localizar y llegar hasta los vecinos atrapados. Igualmente, el letrado quiere investigar todo sobre los materiales del edificio: «Estamos hablando de que era el propagador del fuego, justo lo contrario que decía la norma». Según Efe, el técnico municipal que acreditó el proyecto y el arquitecto técnico del mismo aseguraron en el Juzgado que todo estaba en regla. El funcionario añadió que, en su opinión, las medidas antiincendios fueran insuficientes. «Posiblemente a mí también me lo parezca. Pero legales eran legales», lamenta Pepe Mas.

Las acusaciones solicitaron las escuchas de las llamadas del 112. El juez rechazó la diligencia, lo que conllevó un nuevo recurso a la Audiencia Provincial. El 13 de marzo se conocerá su decisión.

Julián García, el conserje que se convirtió en un héroe: «Volveré con los vecinos otra vez hasta que me jubile»

«Deseo volver otra vez a mi sitio. Me encantaría y los propietarios me lo piden. Soy parte de ellos, como su familia. Volveré con los vecinos otra vez hasta que me jubile», afirma Julián García. Era el conserje del edificio y quiere volver a serlo. Reconoce que durante este año ha recibido muchos premios y homenajes por su actuación aquel fatídico 22 de febrero. «Lo primero que hice fue sacar a una señora mayor de la puerta 72, estaba en el piso inferior a donde empezó el fuego. Luego fui corriendo avisando a los vecinos, estaba muy nervioso», recuerda el portero, en una mañana soleada en Valencia. Por la tarde entrará a trabajar como conserje en la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera, no muy lejos de los siniestrados bloques de viviendas.

Pese a su nuevo empleo, el vínculo con los vecinos sigue intacto. «Esta mañana he estado almorzando con unos propietarios. Todos los días hablo con unos u otros. Me quieren un montón. Nada hubiese sido igual sin su apoyo», asegura Julián. La mayoría de los propietarios viven ahora de alquiler en otros lugares de la ciudad. Pero a algunos de ellos el correo se lo sigue entregando su conserje de confianza: «El jefe de la oficina de Correos me conoce, así que les recojo lo que tengan y se lo llevo en coche. Ellos saben que yo estoy ahí, de eso no cabe duda».

Julián García ha recibido un sinfín de reconocimientos por su valiente acción el día del incendio. De entre todos ellos, destaca como especial la medalla del Mérito de Protección Civil, que recibió junto a los bomberos y la Unidad Militar de Emergencias. «Hasta me escribió una carta el rey», recuerda. Es feliz en el hospital, pero su sitio sigue siendo la calle del Poeta Rafael Alberti.