Los datos de baja criminalidad chocan con la percepción y el debate político en Portugal
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El alcalde de Lisboa se resiste a creer a que su ciudad sea más segura que hace un año, como apuntan los informes policiales
30 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Año tras año, Portugal se repite entre los diez países más seguros del mundo. Y las cifras provisionales publicadas por la Policía de Seguridad Pública lo ratifican como tal: en el 2024, Lisboa vivió la mayor caída de la criminalidad en diez años (tras la pandemia), con un 12,6 % de delitos menos que el año anterior. Los crímenes graves y violentos disminuyeron un 10,4 %.
Estas cifras van a contrapelo del creciente debate sobre inseguridad y han puesto al alcalde lisboeta, el conservador Carlos Moedas, en un aprieto. Aunque por una parte posiciona a su ciudad en el mercado turístico como un destino seguro, de puertas adentro habla de lo contrario: «Los números no son oficiales (…). Debemos analizarlos, porque hay datos que también me dejan preocupado», dijo a los medios. Recalcó que el nivel de violencia «no es normal» y sugirió que hay ataques que no se denuncian. «Puede que, estadísticamente, haya menos, pero la criminalidad es mayor», afirma.
Moedas, del partido del primer ministro Luís Montenegro (PSD), ha apoyado al Gobierno en su campaña para incrementar la visibilidad policial, con dramáticas redadas que pusieron el foco en los negocios y barrios tradicionalmente habitados por inmigrantes. Las acciones concluyeron sin apenas resultados, pero con graves críticas de la oposición por «instrumentalización política» de las fuerzas de seguridad.
Esta campaña ocurrió en los últimos meses del 2024, como respuesta de Montenegro a una serie de violentas protestas a raíz de la muerte de Odair Moniz, un inmigrante caboverdiano asesinado por la policía. Este mismo miércoles, la Fiscalía acusó al agente autor de los disparos de homicidio, reforzando otra pregunta latente: ¿para quién es insegura la ciudad?
Los bulos de Chega
El debate sobre la delincuencia se desarrolla, implícitamente, en paralelo a otro sobre la inmigración, de tal manera que ambas cuestiones se acaban entrelazando en el discurso público a pesar de no haber datos que las relacione. Si no los hay, se inventan, como ha hecho Chega: el líder de la formación ultraderechista, André Ventura, subió a X un montaje en el que, bajo el formato de una noticia del periódico Expresso, se leía que «siete de cada diez condenados por violación son inmigrantes». El medio denunció la falsificación al momento e hizo ver que, según los datos oficiales disponibles, la proporción es la contraria: de 131 detenidos por violación, había 104 portugueses y 27 extranjeros. En el 2023, la Entidad Reguladora para los Medios de Comunicación ya había denunciado a Chega por desinformación, tras verificarse que había utilizado la imagen de otros medios de referencia para falsear datos.
La realidad, como dicen Moedas y Montenegro, es que hay un aumento de la «sensación» de inseguridad en Portugal. Lo que no explican es si esta percepción se sustenta en los hechos o en la agenda de determinados partidos.