El PSOE y la izquierda española recibe de uñas al magnate, que solo mira hacia Abascal y Vox
ACTUALIDAD · Exclusivo suscriptores

Sánchez llama a rebelarse ante la «tecnocasta» de Silicon Valley, mientras Abascal fue uno de los invitados en el Capitolio
21 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Pedro Sánchez aprovechó este lunes un acto sobre la inteligencia artificial para advertir de que la «tecnocasta», como denominó a las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley, están utilizando su poder «omnímodo» sobre las redes sociales para controlar el debate público y la acción gubernamental en Europa. No hubo referencias directas en su discurso a Donald Trump, pero sí a su mano derecha, Elon Musk. «Lo voy a decir en menos de 280 caracteres», comenzó Sánchez su alegato. Se refería ya al límite de letras disponibles por tuit para los usuarios que no son prémium en X, la red social de Musk. «La democracia no es un euro un voto, no es un tuit un voto, es una persona, un voto. Y por tanto Europa debe plantar cara a esta amenaza y defender la democracia», prosiguió el jefe del Ejecutivo español. Más tarde, felicitó a Trump tras su investidura.
La vuelta del republicano a la Casa Blanca supone un reto para el Gobierno de Sánchez. El nuevo presidente de Estados Unidos prometió «aranceles masivos». Una promesa que ya reiteró antes de acceder al cargo, pero que tiene en alerta a muchos socios comerciales. España, según Eurostat, es el séptimo Estado de la Unión Europea que más exporta a EE.UU. con 18.903 millones —dato del 2023—, por lo que las políticas de Trump afectarían de lleno a su economía.
Trump también quiere darle un giro de timón a la OTAN. El nuevo presidente aseguró que los 32 miembros de la Alianza Atlántica deberían elevar la inversión en defensa al 5 % del Producto Interior Bruto (PIB) y amenazó que la salida de su país de la organización militar si no cumplen su petición. España destina el 1,28 % —según publicó la OTAN—, y espera llegar al 2 % en el 2029.
Donald Trump proyectó en el 2020 un plan de paz entre israelíes y palestinos. Era una hoja de ruta condicionada, ya que no se consideró el parecer de los palestinos. Además, protagonizó un gesto cargado de simbolismo, al trasladar la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén y promocionó la apertura de relaciones con los países árabes con los Acuerdos de Abraham. La proximidad de Trump con el Estado judío contrasta con los rifirrafes del Gobierno español. El Ejecutivo reconoció a Palestina como Estado en mayo del año pasado. Un hecho que provocó que Israel llamara a consultas a su embajadora. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que esta acción tendría «consecuencias graves» y que suponía «recompensar a Hamás e Irán».
El presidente del Gobierno no fue invitado a la investidura en el Capitolio. Sí que lo estuvo Santiago Abascal, líder de Vox, que calificó este lunes como «un día histórico». El líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, felicitó a Trump por su vuelta a la Casa Blanca y señaló que tiene por delante «muchos retos para cooperar» con España, con la UE y con la OTAN.
No causó la misma impresión en dos de los socios del Gobierno. Ernest Urtasun, titular de Cultura y portavoz de Sumar, dijo que ahora Europa debe «defender más que nunca la democracia». La coportavoz de Podemos, María Teresa Pérez, criticó el «lameculismo» del Ejecutivo y calificó que las medidas de Trump son propias de «un régimen autoritario».