El posible contrato entre Meloni y Musk sobre comunicaciones abre una crisis política en Italia

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

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Trump y Meloni, durante su encuentro en Mar-a Lago, el 4 d enero.
Trump y Meloni, durante su encuentro en Mar-a Lago, el 4 d enero. ITALIAN GOVERNMENT | REUTERS

El Gobierno desmiente que se cerrará un pacto con SpaceX y que solo hay conversaciones. La oposición exige explicaciones

09 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno italiano ha desmentido oficialmente que se haya firmado un contrato o que se haya llegado a un acuerdo con SpaceX, la empresa de Elon Musk que ha desarrollado el sistema de comunicación por satélite Starlin, pero no desmienten que hay «conversaciones». «Las interlocuciones con SpaceX forman parte de las normales conversaciones que los aparatos del Estado mantienen con las empresas, en este caso con las que se ocupan de conexiones seguras de comunicación».

Sin embargo, en Italia se ha desatado una encendida polémica tras la publicación el domingo por la agencia de noticias Bloomberg de que Roma está en negociaciones avanzadas con SpaceX para un contrato de cinco años por valor de 1.500 millones de euros para el suministro servicios de telecomunicaciones cifrados. Según Bloomberg, las negociaciones avanzaron tras el encuentro el sábado en Mar-a-Lago entre la primera ministra Giorgia Meloni y Donald Trump. El palacio Chigi, sede de la jefatura del Gobierno, tachó la noticia de «simplemente ridícula».

La oposición pide que Meloni acuda al Parlamento para dar explicaciones, pero el ministro de Relaciones con el Parlamento explicó que la mandataria «no tiene intención de informar al Legislativo sobre esta cuestión» al considerarla «una polémica construida a propósito».

Según la secretaria del Partido Demócrata (PD, centroizquierda), Elly Schlein «la carrera de la derecha italiana por besarle las pantuflas al hombre más rico del mundo está adquiriendo rasgos que serían ridículos si no fuera porque están en juego la seguridad nacional, el dinero de los italianos y sus datos sensibles». Carlo Calenda, líder del centrista Azione, se opone rotundamente al acuerdo con Musk, al que califica de «enemigo de Europa».

En redes, muchos se preguntan por qué se piensa acudir a la empresa de un multimillonario extranjero cuando Roma está colaborando en Iris, el proyecto de Bruselas para dotar a la UE de conexiones a internet mediante una constelación de satélites.

Incluso hay divisiones en el Ejecutivo. A varios barones de Hermanos de Italia, el partido de Meloni, no les gusta la idea del acuerdo. El ministro de Exteriores, Antonio Tajani, tampoco parece entusiasmado. Según el diario La Repubblica, su ministerio ya avisó hace unos meses de que la propuesta de SpaceX «deberá ser evaluada con más detalle en relación [...] a la conveniencia de enmarcar la posible colaboración con Starlink en un acuerdo intergubernamental con EE.UU. que garantice el cumplimiento de las obligaciones de confidencialidad, continuidad del servicio y respeto de las prerrogativas de soberanía nacional».

En cambio, el ministro de Defensa, Guido Crosetto, parece estar a favor. Apoyarse en los servicios de Starlink podría tener sentido estratégico en un momento en el que el sistema europeo aún no está listo y en el que los cables submarinos están cada vez más expuestos al riesgo de sabotaje.