Roces en la coalición, ecos neoliberales y Trump: los retos de Meloni para el 2025
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La primera ministra italiana ha logrado cerrar el 2024 con un buen balance
05 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El Gobierno encabezado por la ultranacionalista Giorgia Meloni es el séptimo más duradero en la historia de la República italiana, todo un logro para la primera mujer al frente de un Ejecutivo en el país transalpino: por tercer año seguido, Meloni ha conseguido «comer el panetone», como se dice en Italia para indicar que un primer ministro llega a final de año, ya que el panetone es el postre típico de las Navidades.
En general, el 2024 ha sido un buen año para Meloni: su coalición se mantiene, a pesar de las tensiones; su partido, Hermanos de Italia, salió bien de las elecciones a la Eurocámara, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la considera una interlocutora de peso (de hecho, el diario Politico la acaba de coronar como la persona más influyente de Europa). Además, aunque no deslumbre, la economía italiana de momento se mantiene.
Los medios de derechas sostienen que gracias a Meloni Italia es una isla de estabilidad en una Europa políticamente en crisis. Es una exageración, pero es cierto que se respira un ambiente tranquilo en el país tras los años de la antipolítica y de los insultos a «la casta».
Sin embargo, el 2025 se perfila como un año difícil para la primera ministra. En el socio de extrema derecha del Gobierno, la Liga, crecen el descontento y la impaciencia con respecto al otro miembro de la coalición, el liberal Forza Italia. El secretario de la Liga, Matteo Salvini, pide el Ministerio del Interior y exige más interés en los asuntos importantes para su partido, como la reducción de impuestos a las pymes. Salvini también es muy crítico con el apoyo a Ucrania que siguen manteniendo Meloni y su ministro de Defensa, Guido Crosetto.
Pero este año la política exterior será para Meloni tanto un campo de minas como una oportunidad de lucirse. Tendrá que aprovechar su buena relación con los republicanos de Estados Unidos y con la mano derecha de Donald Trump, el magnate Elon Musk, para proteger a Italia (y con suerte a Europa) de las políticas proteccionistas del presidente electo.
Otro reto será impulsar el crecimiento de la economía. Algunos de sus asesores, y el propio ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, ven con muy buenos ojos las políticas neoliberales del presidente argentino Milei, con quien Meloni mantiene una excelente relación. Pero aplicar políticas similares en Italia, un país con una fuerte tradición estatista, sería extremadamente difícil. Los principales sindicatos ya están en pie de guerra con el Ejecutivo y consideran que la ley de presupuestos aprobada hace unos días es «injusta y contraproducente».
Finalmente, es probable que Meloni intente plantear algo nuevo en lo que respecta a la inmigración irregular, tema que siempre ha sido prioritario para su partido. Hasta ahora, a la primera ministra no le ha ido muy bien en este sentido: de momento, el «innovador» acuerdo con Tirana para deportar inmigrantes de Italia a Albania es un fracaso y el Partido Demócrata no pierde ocasión para criticarla por ello, algo que poco a poco va haciendo mella en las encuestas.