Las minorías de Damasco celebran la Navidad en calma y sin amenazas
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El Gobierno sirio hizo festivos el 25 y el 26 para calmar el miedo de los cristianos
26 dic 2024 . Actualizado a las 21:44 h.Un árbol de Navidad, un belén y una especie de pequeño mercadillo presiden la entrada de Bab Tuma, epicentro de la vida de la comunidad cristiana de Damasco desde tiempos inmemoriales. El día de Nochebuena, unos jóvenes boy scouts reparten dulces entre el gentío, incluidos unos barbudos milicianos islamistas apostados al lado de un furgón policial, que lo reciben con una sonrisa. La primera Navidad de la nueva Siria, que llega tan solo un par de semanas después de que un conjunto de milicias islamistas derrocara el régimen de Bachar al Asad, ha transcurrido sin grandes incidentes. Sin embargo, ello no ha disipado los miedos y recelos que tiene buena parte de la comunidad.
«Este es un período de incertidumbre, expectación y miedo para muchos cristianos. Y es comprensible, habida cuenta del historial de las nuevas autoridades [de la milicia islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS)]. Pero he de decir que nos vinieron a visitar enseguida y aseguraron que respetarían nuestra libertad de culto, y hasta ahora, su comportamiento ha sido positivo», comenta al padre Firás después de celebrar la misa de Navidad en la iglesia católica de San Francisco, en Bab Tuma.
Durante la celebración, la iglesia se ha ido llenando poco a poco, pero es evidente que se ha reducido el número de feligreses. «Antes de la guerra, se contaban unos dos millones de cristianos. Ahora, debemos de quedar un 30 % más o menos. Cuando salimos en procesión, vemos muchas luces apagadas. Son casas abandonadas de gente que se ha refugiado en el extranjero», apostilla el capellán.
Como muestra de la inquietud que experimentan muchos cristianos sobre su futuro, dos días antes miles de salieron a la calle en Damasco y en otras ciudades sirias para reclamar que se protejan los derechos de las minorías religiosas. La chispa que desató las movilizaciones fue la quema lunes por la tarde de un gran árbol de Navidad situado en una plaza pública de Suqaylabiyah, una población de mayoría cristiana cerca de Hama, en el centro del país.
La acción sirvió para confirmar los recelos de algunos cristianos con las nuevas autoridades, temerosos de que se instale un nuevo régimen islamista que no garantice su seguridad y libertad de culto. No en vano, hasta el 2017, HTS era la rama local de Al Qaida. Desde entonces, su líder, Ahmed al Shara, puso en marcha un proceso de moderación que se plasmará en una aplicación menos rigorista de la ley islámica en los territorios que controlen.
Un vídeo colgado en las redes sociales, y que circuló como la pólvora en el país, muestra a un grupo de hombres con pasamontañas prendiendo fuego a un árbol de Navidad. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, se trata de milicianos extranjeros del grupo islamista Ansar al Tawhid, que a menudo había ejercido de aliado de HTS en el combate contra el clan de los Al Asad. Algunas fuentes locales precisaron que los combatientes eran de nacionalidad uzbeka
Los responsables de HTS, que desde la toma del poder han enviado repetidos mensajes en un tono tranquilizador a las minorías religiosas, actuaron de forma firme y rápida ante el ataque. Sus hombre arrestaron a los responsables y aseguraron que serían debidamente castigados. «El árbol será restaurado e iluminado por la mañana», aseguró un responsable local del grupo en un vídeo difundido en las redes sociales en el que insiste en que los culpables «no eran sirios». En otro esfuerzo por aplacar los miedos de los cristianos, el nuevo Gobierno interino sirio decretó el 25 y 26 de diciembre días festivos en todo el país por la celebración de la Navidad.
Ahora bien, las principales tensiones sectarias en el país no afectan a la comunidad cristiana, sino a la alauí, una escisión del chiísmo a la que pertenece el clan de los Asad. El pasado miércoles, tuvieron lugar diversas manifestaciones en ciudades y barrios de mayoría alauí que desembocaron en altercados con las fuerzas de seguridad. En consecuencia, Gobierno interino nombrado por HTS decretó el toque de queda en cuatro ciudades. En un incidente que todavía ha inflamado más las pasiones, 14 miembros de las fuerzas de seguridad murieron en una emboscada perpetrada por una milicia leal al antiguo régimen en la provincia de Tartús, al noroeste del país.