Rusia deja a oscuras en Navidad a gran parte de Ucrania con otro ataque masivo
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Algunos creen que es un castigo porque Kiev ha occidentalizado la festividad
26 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los ucranianos celebran su tercera Navidad desde el inicio de la invasión rusa en medio de ataques contra zonas habitadas e infraestructuras energéticas y mientras prosiguen los combates en el frente. Igual que otro día cualquiera, la mayoría de los ucranianos se despertaron este miércoles con el sonido de las alarmas antiaéreas, mientras Rusia lanzaba aproximadamente 180 drones y misiles contra diferentes regiones del país. Preparar estos ataques a gran escala lleva tiempo y la elección de la fecha, con el objetivo de causar un apagón en Navidad, fue claramente premeditada, subrayó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski en un mensaje en redes.
Algunos en Ucrania creen que Moscú eligió la fecha del ataque para castigar deliberadamente a los ucranianos por su decisión, tomada hace más de un año, de celebrar la Navidad el 25 de diciembre, cuando lo hace la mayor parte del mundo cristiano, en lugar del 7 de enero como Rusia. Pese a los esfuerzos de las defensas aéreas, múltiples elementos de la red eléctrica fueron dañados y las autoridades advirtieron a los ciudadanos que la mayoría habría de pasar hasta medio día de Navidad sin electricidad, debido a los cortes de suministro impuestos urgentemente para estabilizar la red.
Sin embargo, una vez las alarmas cesaron, las calles de la ciudad occidental de Leópolis empezaron a llenarse de vecinos en camino a la misa matutina y de niños disfrazados cantando villancicos. «Es bueno poder sentir por fin algo de espíritu festivo», dijo Maksim, un voluntario que ensambla drones para los soldados ucranianos. Junto con su mujer Ilona observaba a su hija Eva participar en la instalación de un diduj, una tradicional decoración ucraniana hecha con gavillas de trigo, y cantar villancicos como parte del coro Namistinki (pequeñas cuentas, en ucraniano).
«Pese a todo, mantenemos nuestras tradiciones. Deseo que todos tengamos la fortaleza de espíritu para sobrevivir este tiempo difícil», declaró en un acto el alcalde de Leópolis, Andrí Sadovi, antes de regalar al público bollos de Navidad conocidos como pampuj. Entre los congregados había soldados y ucranianos que venían a visitar a sus familias desde el extranjero. «No tenemos miedo. Vamos a cantar villancicos, celebrar junto con nuestras familias y apoyarlas. Y sobre todo, lo que queremos es que llegue pronto nuestra victoria», dijo Galina, que viajó desde la República Checa junto con su hija Vivienne.
Unas Navidades tristes
La celebración se ha visto ensombrecida también por muchas ausencias, como recuerda la gran pancarta colgada sobre el Belén instalado delante del ayuntamiento de Leópolis, en la que dos soldados ucranianos caminan bajo una gran estrella navideña por entre un bosque quemado. «Rezamos por todos aquellos que ahora mismo está combatiendo y no pueden estar con sus familias», dijo el padre Taras Mijalchuk, prior de la cercana iglesia de la Guarnición de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en el mismo evento en el que participó el alcalde.
Tan solo minutos antes, cuatro soldados ucranianos habían recibido en ese templo el último adiós. Natalia Protsik, esposa de un soldado que desapareció en combate hace dos años, dijo que son unas Navidades tristes. Junto con otras familias de soldados desaparecidos o cautivos, instaló hace unos días en una plaza central de la ciudad mesas festivas y sillas vacías con uniformes militares, como símbolo de esperanza.
Al mismo tiempo, en medio de los combates, algunos soldados consiguieron celebrar cenas de Navidad en las trincheras y enviaron felicitaciones a través de los grupos de chat que unen a millones de familias y amigos. «Solo tengo un pequeño deseo por Navidad: recordad a Ucrania», escribió en sus redes sociales el economista y soldado Lubomir Shavaliuk. «Porque cada día que conseguimos continuar esta lucha desigual contra el enemigo, el mundo se convierte en un lugar mejor», destacó en inglés, dirigiéndose a sus amigos en el extranjero.