Vox y el PP, que rebautiza la norma como «ley Otegi», no lograron que prosperasen sus enmiendas a la totalidad
13 dic 2024 . Actualizado a las 09:41 h.El tercer intento de reformar la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como ley mordaza, y aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy con su mayoría absoluta en el 2015, continúa su tramitación parlamentaria al hacer caer el Gobierno y sus socios, incluido Junts, las enmiendas a la totalidad presentadas por el PP y Vox. Podemos y Junts, cuya portavoz ayer no intervino en el debate, presentarán enmiendas parciales. Ione Belarra criticó que sea una «derogación parcial» del texto y no total como se había comprometido Pedro Sánchez en el 2015 si llegaba al poder.
El debate discurrió en un tono tan elevado que la presidencia del Congreso tuvo que reclamar con insistencia «moderación» y «decoro» a los intervinientes de Vox y Podemos, quienes hablaron de «partidos criminales», el primero, y «jueces corruptos», el segundo. Javier Ortega Smith calificó al portavoz de Sumar de «antidemócrata»; a Bildu, de «representantes de la gentuza que pegaba tiros en la nuca»; y al socialista Patxi López de «pachiná». Belarra no fue menos desabrida y cargó contra jueces con nombres y apellidos: Manuel García-Castellón, Concha Espejel, Carmen Lamela, Pablo Llarena y el «sacrosanto» Manuel Marchena.
Entre venablo y jabalina, a los que no acaban de acostumbrarse las figuras de las pinturas del salón de sesiones del Congreso que representan virtudes como la prudencia y la templanza, el PP y Vox rebautizaron la norma como «ley de inseguridad ciudadana», del «caos en las calles» y «ley Otegi». «Ojalá tuviéramos tanta capacidad de influencia», replicó Jon Iñarritu, de Bildu. Hora y media de sesión en la que se escuchó llamar «criminales y drogadictos» a la mayoría de grupos. Actitudes «matoniles» que no se pueden tolerar, defendió Patxi López.
La enmienda del PP, rechazada por 176 votos frente a 169, y la de Vox, apoyada solo por sus diputados y la abstención del PP y UPN, fueron calificadas de «desbarradas» (PNV), «excéntricas» (Sumar) y «aberración democrática» (ERC).
«Más desórdenes»
Para Ana Vázquez (PP), la reforma propuesta por el Gobierno y «redactada por Otegi, un condenado por terrorismo» es «el mayor ataque a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, porque «pasará los grilletes de las manos de los delincuentes a las de los policías». Criticó la eliminación de las pelotas de goma del material antidisturbios, y, dirigiéndose a los escaños de Bildu, dijo: «Ustedes lo que quieren es que haya un muerto». Añadió que el paso de multas de graves a leves por desobediencia a la autoridad causará más desórdenes públicos.
La enmienda del PP proponía mantener el texto del 2015 con retoques como sancionar los homenajes a miembros de ETA y combatir las okupaciones. Vox defendía cuestiones como reforzar sanciones y expulsar a los inmigrantes irregulares. Javier Ortega Smith acusó a los promotores de la reforma, «los enemigos de España», de «proteger a los violentos y a los delincuentes». Y coincidió con el PP en que se generará «caos en las calles». «Nosotros las pelotas de goma no las defendemos ni cuando las usan contra ustedes», le soltó el portavoz de Bildu en alusión a las protestas ante la sede del PSOE en Madrid.
Sumar y el PNV insistieron en que la norma no combate ilícitos penales, sino administrativos. La modificación impulsada por el PSOE, Sumar, EH Bildu, ERC, PNV y BNG fue tomada en consideración por el Pleno del Congreso en octubre. Ahora el texto continuará su camino en la Comisión de Interior. Todos estos grupos defendieron que la reforma no perjudica a las fuerzas policiales y sí «el espionaje con Pegasus o la policía patriótica», apostilló ERC.