Stellantis y la china CATL anuncian una inversión de 4.100 millones para una planta de baterías en Zaragoza

domningos sampedro REDACCIÓN / LA VOZ

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Su objetivo es iniciar la producción a finales de 2026 en la zaragozana Figueruelas

11 dic 2024 . Actualizado a las 09:20 h.

Fue uno de los grandes proyectos de Stellantis que se quedó varado en un mar de dudas tras la repentina salida de Carlos Tavares de la dirección, pero que se concreta solo una semana después de aquella renuncia. El grupo matriz de Citroën, Peugeot, Opel, Fiat y otra decena de marcas, oficializó ayer su acuerdo con la compañía china CATL, primer fabricante mundial de baterías destinadas a vehículos eléctricos, para construir una gigafactoría en España, que se situará en Figueruelas (Zaragoza), y a la que se destinará una inversión de 4.100 millones de euros.

La planta se levantará mediante una joint venture participada a partes iguales por ambos socios con la intención de iniciar su producción a lo largo del año 2026. La previsión es que la nueva instalación pueda alcanzar una capacidad productiva de hasta 50 GWh, dependiendo de la evolución del mercado eléctrico en Europa, lo que la convertiría en la mayor planta productora de baterías para coches eléctricos de España, pues la gigafactoría promovida por Volkswagen en Sagunto tiene proyectada una capacidad máxima de 40 GWh.

Stellantis confirma que las baterías serán de litio hierro fosfato (LFP, en sus siglas en inglés) y que serán destinadas a los automóviles de menor tamaño y precio más competitivo. «Permitirá al fabricante de automóviles ofrecer más turismos, crossovers y SUV eléctricos de batería de alta calidad, duraderos y asequibles en los segmentos B y C con gamas intermedias», señalaron en un comunicado.

Apuesta por España

El acuerdo escenificado ayer por el presidente de Stellantis, John Elkann, y el presidente y consejero delegado de CATL, Robin Zeng, supone un empujón a los proyectos e inversiones que el grupo automovilístico tiene en España, y que pivotan en torno a las plantas de Zaragoza, Vigo y Madrid. Y de paso disipa algunas dudas sembradas en los últimos meses de la etapa de Tavares, que deslizó la posibilidad de que algunos modelos de precios más bajos fueran ensamblados en países con costes de producción más bajos, lo que conducía a mirar hacia Europa del este o incluso a otros socios con trato comercial preferente como Turquía o Marruecos.

El presidente de Stellantis destacó en el comunicado el firme compromiso de la compañía «con un futuro descarbonizado y con tecnologías avanzadas de baterías», a la vez que aseguró que la colaboración con el gigante chino de las baterías impulsa su capacidad «para producir vehículos eléctricos competitivos en una instalación que ya lidera en energías limpias y renovables».

Por su parte, Robin Zeng, presidente y consejero delegado de CATL, que este lunes pasado mantuvo un encuentro con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para analizar los detalles del proyecto, se desplazó ayer a Figueruelas para sellar el acuerdo y poner de relieve que la sociedad conjunta permite elevar su colaboración con Stellantis «a nuevos niveles», y resaltó que la tecnología de vanguardia y experiencia operativa de su compañía, «junto con el conocimiento local de Stellantis en Zaragoza, garantizarán el éxito de este proyecto».

La alianza entre Stellantis y CATL aúna así las sinergias entre el cuarto fabricante de automóviles del mundo —que produce en las plantas españolas vehículos eléctricos de cuatro de sus 14 marcas— y el líder chino en la producción de baterías para coches eléctricos, con una cuota cercana al 50 % en el mundo. La futura gigafactoría de Zaragoza permitirá crear en torno a 1.500 empleos directos.

Un proyecto que estuvo a punto de encallar tras el pulso comercial de la UE con China

La operación escenificada ayer entre Stellantis y CALT todavía deberá cerrarse a lo largo del año 2025, pues está sujeta al visto bueno de las autoridades regulatorias y al cumplimiento de la normativa vigente. No obstante, acaba de dar un paso en firme hacia su materialización, en un contexto marcado por la batalla comercial librada por la Unión Europea contra China con el incremento de los aranceles a la importación de coches eléctricos chinos y que amenazaban con hacer encallar importantes inversiones del gigante asiático en Europa.

La mediación del Gobierno de España, que se abstuvo en la aplicación de los nuevos aranceles, parece haber sido determinante para que el proyecto de la gigafactoría de baterías de Zaragoza siga su curso, máxime cuando el grupo Stellantis también había paralizado provisionalmente el desarrollo de dos de las otras tres plantas de fabricación de pilas programadas para Europa junto a Mercedes-Benz debido a al desaceleración de las ventas de coches eléctricos. De hecho, el proyecto de Billy-Berclau (Francia) es el único en curso y ya inaugurado, mientras el de Kaiserslautern (Alemania) y el de Térmoli (Italia) están siendo redefinidos.

La alianza con CATL refrenda así la apuesta de Stellantis por el segmento de los coches más pequeños, de autonomía intermedia, y con su plan industrial trazado para España, que consta de dos partes: la gigafactoría de Figueruelas y la adjudicación a las fábricas de Vigo y Zaragoza de una nueva generación de modelos basados en la plataforma STLA Small.

La factoría de Vigo, relegada en los planes del grupo

Las buenas noticias para la planta de Stellantis en Zaragoza contrastan con el silencio que impera en torno a los planes en la factoría de Vigo. Balaídos sigue siendo el centro de producción más grande del grupo en la península Ibérica, pero Figueruelas ha tomado la delantera en la carrera de los vehículos eléctricos. No hay plazos ni inversión cerrada para la planta gallega, donde se siguen esperando noticias que despejen el futuro de la actividad y el empleo.

Fuentes de la fábrica dan por hecho que, tras el anuncio de Zaragoza, corresponde mover ficha en Vigo. La nueva plataforma STLA Small se da por hecha, pero aún no es oficial. Una inversión que se estima en no menos de 500 millones de euros garantizaría el arranque de un nuevo modelo que sustituirá al Peugeot 2008 y otro posterior de la marca DS, más allá del año 2028. Balaídos cuenta para ello con 30 millones de ayudas del Estado asignados a través de las distintas convocatorias de los PERTE.

El acuerdo con la china CATL para invertir 4.100 millones en la gigafactoría aragonesa no ha sido recibido con malos ojos por parte de los representantes de la plantilla en Vigo. Daniel Álvarez, responsable del sindicato mayoritario en la fábrica, SIT-FSI, recuerda que la ciudad no tenía un terreno ideal para albergar una instalación de ese tipo y se muestra optimista con la inversión de Stellantis en Zaragoza. «Es una buena noticia, significa que el grupo apuesta por España» asegura. Además, Álvarez también ha recordado «que esta nueva fábrica proveerá de baterías también a Vigo». Entienden que puede ser una inversión que allane el camino para el anuncio de la nueva plataforma de coches eléctricos de la fábrica gallega.

El responsable de CC.OO., Santiago García, coincide en el planteamiento. «Es una decisión positiva. El grupo sigue confiando en España en un contexto complicado», destaca. Ahora, desde el sindicato esperan que «el siguiente anuncio sea la oficialidad de la plataforma eléctrica en Vigo», una inversión clave para el futuro de la factoría.

Más receloso se mostraba esta misma semana el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, quien hoy por la tarde mantendrá una reunión con representantes del grupo automovilístico para conocer sus proyectos con más detalle. La Administración autonómica ha desembolsado en el último decenio más de 80 millones de euros en ayudas a la factoría. El Gobierno gallego cree necesario que, tras la salida del director ejecutivo de Stellantis, Carlos Tavares, los nuevos responsables del grupo confirmen cuanto antes las inversiones en Vigo. La marcha del directivo portugués se produjo después de reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aunque tampoco en ese momento quiso desvelar los planes para Galicia.

Rueda busca un compromiso efectivo no solo con la estabilidad laboral de plantilla (hay unos 6.500 trabajadores en Vigo), sino también con la creación de más puestos de trabajo. El anuncio por el que espera Balaídos tiene en vilo a todo el sector auxiliar. A ellos dirige su mirada también la Xunta.

Una baterías más baratas y con vida más larga

La batería de fosfato de hierro y litio (LiFePO4 ) o batería LFP ( ferrofosfato de litio ) utiliza fosfato de hierro y litio como cátodo y un electrodo de carbono grafítico con un respaldo metálico como ánodo. Esto se traduce en que es una variante de la batería de litio convencional donde este material se sustituye en su mayoría por láminas de fosfatos de hierro. La batería LFP y la convencional de litio-cobalto comparten el mismo principio de funcionamiento. Sin embargo, en las segundas el cátodo se compone por entero de una aleación de litio y cobalto (LiCoO?). Esta aleación es más eficaz en la generación de energía.

Según explican desde Electromaps, las baterías LFP tienen una vida más larga y no sufren el efecto memoria, lo que las hace ideales para aplicaciones que requieren ciclos de carga frecuentes, tanto en entornos urbanos, como para conductores que realizan largos viajes con asiduidad.

El menor coste se debe a la ausencia de metales caros como el cobalto y el níquel abarata la producción de estas baterías. Además la estabilidad química de las baterías LFP reduce el riesgo de incendio y explosión. Como desventajas, en comparación con las baterías NCA y NMC, las baterías LFP ofrecen una menor densidad energética, lo que se traduce en una menor autonomía, y pueden verse afectadas por temperaturas muy bajas, lo que limita su eficacia en determinadas condiciones climáticas.