La renuncia por corrupción del ministro de Hacienda colombiano, un problema añadido para Petro

Héctor Estepa
Héctor Estepa MOTRIL / E. LA VOZ

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Ricardo Bonilla, en una imagen de archivo.
Ricardo Bonilla, en una imagen de archivo. Luisa Gonzalez | REUTERS

Tres antiguos funcionarios señalan a Ricardo Bonilla por pagos irregulares a legisladores a cambio de que estos aprobaran créditos

06 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Crisis en el Gobierno colombiano. El ministro de Hacienda hasta este miércoles, Ricardo Bonilla, un cercano colaborador del presidente Gustavo Petro, ha dimitido tras verse envuelto en el mayor caso de corrupción que afronta el Ejecutivo. Un nuevo giro que llega días después de que el mismo ministro denunciase ante la Fiscalía a un hijastro del máximo mandatario por supuestos hechos delictivos.

«No usaría mi cargo para defenderme», dijo este miércoles Bonilla, que ya había sido secretario de Hacienda de Bogotá cuando Petro era alcalde. El mismo presidente había pedido su renuncia horas antes, queriendo hacer pasar la decisión como una forma de proteger a Bonilla y posibilitar que limpie su nombre fuera de un Gobierno muy presionado por la oposición.

Petro alabó a su exministro, pero lo calificó de «ingenuo por no tener práctica política» y aseguró haber pedido su renuncia antes de que cayera «en la trampa tendida por la extrema derecha financiera y sus políticos y la gran mafia».

A Bonilla no se le ha abierto todavía investigación formal, pero tres antiguos funcionarios lo señalan por tres contratos de 23 millones de dólares. Tres contratos que habían beneficiado a seis congresistas a cambio de que ellos aprobaran créditos —solicitud de préstamos o emisión de deuda— que el exministro reclamaba en el parlamento para subsanar la difícil situación fiscal del país.

En Colombia, cada crédito debe ser aprobado por una comisión interparlamentaria. Ese sistema sigue vigente a pesar de que tanto el Gobierno como parte de la oposición han criticado durante años que abre la puerta a lo que se conoce como «corrupción por prebendas». Es decir, la entrega de dinero a legisladores a cambio de que ellos voten por medidas determinadas.

Un caso ya abierto

El escándalo se engloba dentro del caso de desvío de fondos millonarios de la Unidad de Gestión de Riesgos y Desastres (UNGRD) para supuestamente comprar favores políticos que trae de cabeza al Gobierno. Pero hay otro detalle relevante para evaluar la dimisión. A finales de noviembre, Bonilla denunció ante la fiscalía tanto al presidente de la estatal petrolera (Ecopetrol) Ricardo Roa, como al hijastro de Petro, Nicolás Alcocer, primogénito de la primera dama, por supuestamente haber presionado indebidamente al Gobierno para cerrar contratos públicos que benefician a allegados de ambos.

La información le llegó a Bonilla por vía anónima. Esa denuncia se conoció también este miércoles y parte de la oposición especula si la destitución de Bonilla se debió a la entrega de esa documentación a la Fiscalía, aunque el mismo Petro disculpó al exministro argumentando que era su obligación informar del soplo a las autoridades.

Diego Guevara, hasta ahora viceministro de Hacienda, será el reemplazo de Bonilla.