La memoria de las células grasas inducida por los cambios epigenéticos es lo que provoca que muchas personas vuelvan a engordar después de hacer dieta
18 nov 2024 . Actualizado a las 19:44 h.Es frustrante. Someterse a una estricta dieta para volver a recuperar peso a las pocas semanas. Es lo que se conoce como efecto yo-yo, la pesadilla de muchas personas que se someten a un programa de adelgazamiento. Pero, por qué ocurre. La explicación se encuentra en la memoria de las células del tejido adiposo, que persiste tras la perdida de peso. Es un recuerdo inducido por la epigenética, las marcas químicas que modifican la expresión de los genes a causa de factores ambientales, en este caso la obesidad, un cambio que se mantiene en el tiempo, incluso durante décadas. Es lo que acaba de desvelar un estudio publicado en Nature Medicine dirigido por investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y en el que ha participado Daniel Castellano-Castillo, del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga.
«La epigenética le dice a una célula qué tipo de célula es y qué debe hacer», explica Laura Hinte, estudiante de doctorado del grupo dirigido por Ferdinand von Meyenn, catedrátrico de Nutrición y Epigenética Metabólica.
Los investigadores buscaron primero las causas moleculares del efecto yo-yo en ratones y luego utilizaron células del tejido adiposo de 18 personas sin obesidad y de otras 20 que se habían sometido a una cirugía bariátrica para perder peso.
En el caso de los ratones analizaron células grasas de ratones con sobrepeso y de ratones que habían adelgazado después de una dieta. Sus investigaciones revelaron que la obesidad provoca cambios epigenéticos característicos en el núcleo de estas células. Lo especial de estos cambios es que persisten incluso después de una dieta. «Las células grasas recuerdan el estado de sobrepeso y pueden volver a ese estado más fácilmente», explica Ferdinand von Meyenn, el director del trabajo.
Los científicos pudieron demostrar que los ratones con estos marcadores epigenéticos recuperaron peso más rápidamente cuando volvieron a tener acceso a una dieta rica en grasas. «Eso significa que hemos encontrado una base molecular para el efecto yo-yo», advierte el investigador. En teoría, si se consigue actuar frente a este mecanismo con la acción de un fármaco podría anularse el efecto yo-yo. Pero queda todavía mucho trabajo por delante para poder conseguirlo.
«Las implicaciones en el mundo real son significativas. El estudio destaca la base biológica de la recuperación de peso, reduce el estigma y enfatiza la necesidad de intervenciones de apoyo a largo plazo. Abre vías para terapias dirigidas, como medicamentos o edición epigenética, para reiniciar la memoria del tejido adiposo y mejorar el mantenimiento de la pérdida de peso. Las estrategias personalizadas de control del peso podrían basarse en el perfil genético y epigenético de un individuo, mientras que las políticas de salud pública podrían priorizar la prevención y la intervención temprana para evitar el establecimiento de una memoria obesogénica», valora José Ordovás, directo de Nutrición y Genómica en la Universidad Tufts de Boston en una reacción al estudio recogida por SMC España.
Algo que los investigadores no han investigado es cuánto tiempo las células grasas pueden recordar la obesidad. «Las células grasas son células de larga vida. En promedio, viven diez años antes de que nuestro cuerpo las reemplace con células nuevas», dice Laura Hinte.
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Actualmente no es posible modificar las marcas epigenéticas relevantes en el núcleo celular con medicamentos y, por lo tanto, borrar la memoria epigenética. «Quizás sea algo que podamos hacer en el futuro», apunta Hinte. «Pero por ahora tenemos que vivir con este efecto memoria», añade Von Meyenn. «Es precisamente por este efecto memoria por lo que es tan importante evitar el sobrepeso en primer lugar. Porque es la forma más sencilla de combatir el fenómeno yo-yo», expone el investigador principal de trabajo. Los investigadores dirigen este mensaje principalmente a los niños y jóvenes y a sus padres.
Con su trabajo, los investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zurich han demostrado por primera vez que las células grasas poseen una memoria epigenética de la obesidad. Sin embargo, no parten de la base de que las células grasas sean las únicas células con esa memoria. «Otras células del cuerpo también podrían tener un papel en el efecto yo-yo», afirma von Meyenn. Es muy posible que las células del cerebro, los vasos sanguíneos u otros órganos también recuerden la obesidad y contribuyan a este efecto. Si esto es realmente así es lo que los investigadores quieren averiguar a continuación.