Amadeo Marín, protagonista del anuncio de la Lotería de Navidad: «El director ya me advirtió de lo que se me venía encima»

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

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Este logroñés, interiorista y aficionado a la interpretación, hace el papel de Julián en el «spot» televisivo rodado en Vigo

19 nov 2024 . Actualizado a las 09:26 h.

Amadeo Marín Vallejo (Villamediana de Iregua, 1961) tiene una empresa de interiorismo en Logroño. Sin embargo, desde hace nueve años compagina esta actividad profesional con su otra pasión: la interpretación. Comenzó a formarse como actor, cómico y clown. Forma parte de un grupo de teatro y recibe clases en la escuela David Monje Comedy de Logroño. Participó en el rodaje de algunos anuncios y cortos, llegando a tener un papel de reparto en la película Un amor, de Isabel Coixet. Pero el punto de inflexión en su vida y en su carrera artística, que él define más como una afición, ha sido interpretar en un anuncio rodado en Vigo a Julián, el vecino de un pequeño pueblo que no tiene con quien compartir el décimo de la Lotería de Navidad.

—¿Ya le piden autógrafos y le frotan por la espalda los décimos de Navidad?

—Ya empiezan a surgir anécdotas. Aunque me he cortado el pelo y afeitado la barba, mucha gente me reconoce por la calle. Me dicen: «¿Eres tú, verdad?». Y yo contesto: «Sí, sí. Soy yo...». En una administración de Logroño una señora ya me preguntó si me podía pasar el décimo por la espalda y yo le dije que sí, claro. Estuvimos hablando un rato y me comentó que no le importaría compartir ese boleto conmigo, pero su cuñada replicó que de eso nada, que ese lo compartían ellas dos. 

—Se lo ha tomado con humor, pero a veces tanta fama llega a ser cansina.

—El director del anuncio ya me advirtió de lo que se me venía encima. Porque no es lo mismo salir en una película o en un corto que en el anuncio más emblemático de la Navidad. Sé que tengo una responsabilidad y soy la imagen de Loterías del Estado. Algunos amigos ya me han dicho que no frecuente mucho en las próximas semanas la calle Laurel.

—¿Cree que le va a cambiar la vida?

—Para mi ha sido una experiencia inolvidable, un sueño. Es algo que solo pasa una vez en la vida. La gente me dice que aproveche el tirón y mande mi currículo porque ahora sí puede tener algo más de peso a la hora de acceder a un papel. Pero no me planteo dejar el interiorismo. En interpretación hay gente muy preparada y es un sector difícil. Quizás ahora me salga algún representante...

—¿Cómo fue el proceso de selección?

—Pues me presenté al casting de casualidad el pasado mes de septiembre, porque me avisó un amigo. En el anuncio ponía que necesitaban un varón de entre 65 y 70 años para protagonizar un cortometraje. Me gustó lo de 'protagonizar' _se sonríe_ y después de pasar varios filtros y entrevistas me dijeron que estaba seleccionado junto a otros tres candidatos. Este proceso duró cerca de un mes y una semana antes de empezar a rodar me confirmaron que era el elegido.

—¿Se acuerda del momento?

—Cuando me llamaron yo iba conduciendo y paré el coche para contestar. Me dijeron que la última entrevista que faltaba se había cancelado, así que yo di por hecho de que me habían descartado. Así que agradecí todas las atenciones, me despedí y, como tengo buen perder, pues le dije a la chica que no pasaba nada, que otra vez sería. Pero antes de colgar me dijo que no, que no... que la entrevista se había anulado porque ya tenían clara la elección y el protagonista iba a ser yo.

—¿Pero ya sabía que era para el anuncio de la Lotería de Navidad?

—No, no. Solo sabía que yo tenía que salir de un centro comercial con un regalo. Así que imaginaba que era algo relacionado con las fiestas. Pues... no sé. De El Corte Inglés, por ejemplo. Ya sabía que no iba a ser burbuja Freixenet  _vuelve a reírse_. Aunque firmé muchos papeles de confidencialidad me pareció que las condiciones eran muy buenas y estaba muy bien pagado. Días después, recibí otra llamada en la que ya me confirmaron que era para el anuncio de la Lotería. A partir de ahí lo único que recuerdo es una voz al otro lado del teléfono preguntándome: «¡Amadeo, Amadeo! ¿Estás bien? ¿Estás ahí?». No me lo podía creer. 

—¿Cómo fue el rodaje?

—Yo cogí un avión a Vigo para rodar los días 18, 19 y 20 de octubre, aunque el resto del equipo estuvo más tiempo. Me sentí como en una nube. Todo el equipo estuvo pendiente de mí, el trato fue exquisito. 

—¿Y cómo llevó lo de no poder contar nada por el tema de la confidencialidad?

—Hasta el día del estreno, que fue el pasado jueves, solo podía decir que fui a Vigo a grabar un anuncio de Navidad. Y ya está. Solo lo pude comentar con mi mujer y mis hijos, claro. Lo más difícil de todo esto fue tener que morderme la lengua. 

—¿Qué pasó cuando se estrenó?

_Pues ese día no paró de sonar el teléfono. Por la noche tenía más de 200 llamadas sin contestar y más de 400 wasaps. Ese día acabé un poco agobiado, pero ahora se lleva bastante bien. 

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—¿Compró algún décimo en Vigo?

—Pues tengo una anécdota curiosa sobre eso. La familia y los amigos me habían encargado que comprase varios décimos, ya que me iba de viaje. Así que el jueves busqué una administración de lotería y compré cuatro décimos del mismo número, terminado en 9. El sábado por la mañana mi hijo me pidió que comprara otro más para su pareja así que fui al mismo despacho. Fui temprano y, aunque había gente me dijeron que ese día no abrían pero que volviese el lunes porque estaban montando un escaparate. Le conté mi historia, pues que venía de Logroño y que necesitaba otro décimo del mismo número que ya había comprado. De casualidad llegó la chica que me había atendido el jueves y me hizo el favor de vendérmelo. Por la tarde, cuando me recogieron los de vestuario y me llevan por la ciudad de Vigo empiezo a reconocer algunas calles... Y, de repente, veo que la administración de Lotería donde vamos a rodar es la misma en la que compré los décimos. Estuvimos un rato bromeando y ellos me decían que ya no querían venderme nada más. La gente que estaba por allí escuchándonos querían reservar el mismo número que yo compré. Después llamé a los responsables del negocio para darles las gracias. Se portaron de maravilla. 

—¿Se queda con Isabel Coixet o con el anuncio de la Lotería?

—Yo siempre digo que el papel de Joaquín en Un amor fue el mejor regalo que me pudieron hacer en la vida. Para mi Isabel Coixet es el cuarto rey mago. De hecho, hace dos años me llamaron el día de Reyes para confirmarme que me daban el papel, el de un hombre mayor cuya mujer tenía alzhéimer. Soy consciente de que el anuncio de la Lotería Nacional va a tener más repercusión porque lo va a ver muchísima más gente y varias veces al día. Y, además, es algo que está vinculado a la ilusión. Y ya lo tengo asumido. Ahora ya digo que sí, que soy Julián y con mucha alegría.