Felipe VI apela a la unión en una cumbre iberoamericana marcada por las ausencias

La Voz REDACCIÓN

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Felipe VI, este viernes con el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa (en el centro), y el secretario general iberoamericano, Andrés Allamand.
Felipe VI, este viernes con el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa (en el centro), y el secretario general iberoamericano, Andrés Allamand. Mariscal | EFE

Noboa, el anfitrión, fue el único líder latinoamericano que no faltó

15 nov 2024 . Actualizado a las 21:07 h.

A pesar de las discrepancias que puedan surgir entre los países iberoamericanos, «es mucho más lo que nos une que lo que nos separa», dijo este viernes Felipe VI en el plenario de la XXIX Cumbre Iberoamericana. Un encuentro vacío de líderes al que solo acudieron tres, además del rey: el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot Zamora; y el anfitrión, Daniel Noboa, presidente de Ecuador y el único mandatario latinoamericano que no faltó.

Felipe VI, que antes del plenario mantuvo con Noboa una reunión bilateral, defendió que las discrepancias que puedan surgir son «naturales en una relación rica y prolongada» y sostuvo que la grandeza como comunidad está precisamente en «saber superar esas diferencias». Un mensaje que parecía dirigirse especialmente hacia México, Venezuela y Nicaragua, no mantienen relaciones diplomáticas con Ecuador y han faltado a la cita por primera vez en la historia de estas cumbres. También hacia Argentina, que puso trabas a la declaración conjunta de cierre del encuentro.

La delegación enviada por el Gobierno del ultra Javier Milei no suscribió los acuerdos adoptados por los 19 participantes en materia de defensa de la mujer, fortalecimiento de la democracia y Agenda 2030. Argentina «viene a reventar la cumbre», sentenció el representante cubano, Rodolfo Benítez, tras lo que el argentino Eduardo Acevedo le echó en cara que Cuba «viola los derechos humanos».

Treinta años de esfuerzo

El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, fue más directo que el rey y pidió a todos los Estados «un esfuerzo para diluir las diferencias» que los separan y un trabajo por la prosperidad de la comunidad. Hoy más que nunca «se hace necesario generar estos espacios donde, desde el respeto mutuo, nos hablemos de igual a igual», aseguró.

En la misma dirección apuntó el discurso de Rebelo de Sousa. «Divididos somos débiles, solidarios somos fuertes, juntos somos fuertes», dijo desde la ciudad de Cuenca, en el sur del país. El político, moderado y con una vasta experiencia, instó a «no perder todo lo ganado en 30 años» ni «dejar que los egoísmos, los conflictos bilaterales y los desencuentros maten los encuentros de siempre».