Trump intenta ganarse a los latinos: «Los trato mejor que los demócratas»

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

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El expresidente sugiere que la excongresista Liz Cheney, que apoya a Harris, debería enfrentarse a un pelotón de fusilamiento

01 nov 2024 . Actualizado a las 21:47 h.

A tres días de que los estadounidenses acudan a las urnas, Donald Trump intenta redimirse ante la comunidad latina, después del desliz de tintes xenófobos contra ellos de su campaña la semana pasada en Nueva York. Un esfuerzo dirigido a mejorar su imagen entre un electorado clave, pero que terminó ensombrecido por un ataque a la excongresista republicana Liz Cheney.

La necesidad de Trump de volver a congraciarse con los hispanos —después de que un cómico invitado a su mitin dijese que Puerto Rico era una «isla de basura flotante»— responde al peso de este electorado en estados clave como Pensilvania, Arizona y Nevada. Una realidad que llevaba al magnate a tratar de paliar el impacto de ese comentario en un acto electoral la tarde local del jueves en Nuevo México.

Desde este estado fronterizo, el expresidente afirmó que los hispanos son «mucho más inteligentes que la persona que se postula en el bando demócrata [por Kamala Harris]. También se podría decir que mucho más que Biden». Según él, además, «aman a Trump», un hecho que, dijo, se debía a que los trataba «mejor que los demócratas».

Estas afirmaciones, además de obviar los comentarios vertidos durante su mitin en Nueva York, tampoco tienen en cuenta la larga lista de afirmaciones ofensivas que el magnate ha dedicado a esta comunidad. Solo a lo largo del último año de esta campaña, Trump ha dicho que los migrantes que entran en EE.UU. a través de la frontera sur —en su mayoría de países latinoamericanos— «envenenan la sangre del país», que vienen de «prisiones, cárceles, instituciones mentales y asilos» y que «apuñalan gente, dañan personas y disparan». Una serie de afirmaciones que el magnate ha ofrecido sin aportar evidencia alguna para respaldarlas. 

Ataque a una rival

Con todo, sus intentos de congraciarse con la comunidad hispana quedaron ensombrecidos por unas declaraciones que ofreció desde Phoenix, en Arizona. Desde este estado bisagra, que cuenta con un 31,6 % de población latina, el republicano sugirió que la excongresista Liz Cheney debía enfrentarse a un pelotón de fusilamiento.

Cheney que se ha unido a la campaña de Harris para advertir a los estadounidenses del peligro que, a su juicio, representa Donald Trump para el país se ha convertido así en uno de los objetivos de la retórica violenta del candidato. «Es un halcón belicista radical. Pongámosla ahí con un rifle y con nueve cañones apuntándole, ¿de acuerdo? Veamos cómo se siente al respecto, con las armas apuntando directo a su cara», dijo.

La respuesta de la excongresista no se hizo esperar. «Así es como los dictadores destruyen los países libres: amenazan con la muerte a los que se pronuncia en su contra», afirmó Cheney a través de la red social X.

La hija del vicepresidente de George W. Bush, Dick Cheney, también consideró que Trump es un «hombre mezquino, vengativo, cruel e inestable que aspira a ser un tirano». Ella y su padre han liderado las críticas conservadoras en contra del exmandatario y de su monopolio político sobre el Partido Republicano. Liz refutó las denuncias infundadas de Trump de que hubo fraude electoral en el 2020 y está entre los diez congresistas republicanos que votaron a favor de su juicio político.

La fiscala general de Arizona, la demócrata Kristin Mayes, decidió abrir una investigación sobre una posible «amenaza de muerte» de Trump a Liz Cheney.

Kamala Harris cargó contra la «retórica violenta» de Trump por su ataque a Cheney, durante su gira por Arizona y Nevada para hacerse con el voto latino. En Las Vegas fue respaldada por la banda de rock mexicana Maná y la estrella de pop de origen puertorriqueño Jennifer López, quienes incitaron a la comunidad hispana a ejercer su voto.

Mike Johnson lucha por conservar su escaño y cargo en la Cámara de Representantes 

M. Palacio

A punto de cumplir un año como presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., el congresista republicano Mike Johnson se enfrenta ahora a la posibilidad de perder su cargo como resultado de las elecciones del 5 de noviembre.

Las encuestas apuntan a que los demócratas podrían estar mejor posicionados que sus rivales para controlar la Cámara Baja durante el próximo ciclo político. Una realidad ante la que el speaker republicano ha reaccionado lanzándose a visitar distritos disputados en Nueva York, Nueva Jersey o Pensilvania. 

El republicano ha lidiado durante todo su mandato al frente de la Cámara con una mayoría estrecha de tres congresistas. Una situación que Johnson describía desde Pensilvania «no como pastorear gatos. Sino más bien animales salvajes, de los cuales la mitad tienen rabia».

A pesar de las dificultades, Johnson consiguió sortear el intento de ser cesado por el grupo de congresistas republicanos radicales. También ha mantenido el favor de Trump, al que ayudó el pasado verano al evitar la aprobación de un paquete de medidas migratorias demócratas que podría haber complicado la campaña presidencial del magnate.