Gisèle Pelicot: «Al violador no siempre te lo encuentras en un aparcamiento a altas horas de la noche, puede estar dentro de casa»

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La mujer a la que su marido drogó durante años para que otros abusasen sexualmente de ella volvió a testificar en el juicio. Por primera vez, se dirigió directamente al principal acusado: «¿Cómo pudiste traicionarme así? Dejaste que estos desconocidos entrasen en nuestra habitación»

24 oct 2024 . Actualizado a las 09:19 h.

Gisèle Pelicot, la mujer a la que su marido drogó sistemáticamente durante años para violarla y ofrecer su cuerpo inconsciente a quien quisiese unirse a él, volvió a testificar este miércoles en un juicio en el que ha escuchado ya de todo, cosas que le han «escandalizado», pero también «dolido y herido». Por primera vez, se dirigió directamente al principal acusado, su expareja Dominique: «¿Cómo pudiste traicionarme así? Dejaste que estos desconocidos entrasen en nuestra habitación», le reprochó.

Si cada día acude religiosamente a la corte —sin perder nunca la compostura, amable y serena, manteniendo a raya la náusea— es por todas las víctimas de violación, por las conscientes de haber sido violadas y por las que, como ella, fueron sometidas con sustancias químicas y siguieron con su vida, ajenas al horror sufrido. «He tomado conciencia de que no tengo que sentir vergüenza, no tengo nada que reprocharme», manifestó. 

«He sufrido cien violaciones —continuó—. Fui una víctima. Pero a las víctimas les cuesta mucho lidiar con eso, hay culpa». Aunque a ella nadie le dijo que se lo buscó, Dominique se justificó recriminándole infidelidades pasadas y no haber querido participar en intercambios de pareja. A día de hoy, ella no se siente en absoluto responsable. «Me acusaron de ser cómplice, de haber consentido —señaló, en alusión a los argumentos de la defensa—. Incluso insinuaron que era alcohólica, que por eso alcanzaba ese grado de inconsciencia. Hay que ser fuerte para comparecer ante este tribunal».

Por muy convencida que esté, Gisèle no es, sin embargo, de hierro. En su regreso al estrado se confesó «una mujer totalmente destruida», incapaz de procesar lo ocurrido y, sobre todo, de entender los motivos. Echando la vista atrás, recordó con lástima los 50 años que pasó junto a Dominique, con quien tiene tres hijos en común y siete nietos. «Eras un padre atento —le dijo—, con quien compartir momentos difíciles, vacaciones, cumpleaños, Navidades». Para ella, insistió, el siempre había sido un hombre «amable y afectuoso», del que nunca dudó.  

Por muy convencida que se muestre, Gisèle no es de hierro. En su regreso al estrado se confesó «una mujer totalmente destruida», incapaz de procesar lo ocurrido y, sobre todo, de entender los motivos. Echando la vista atrás, recordó con lástima los 50 años que pasó junto a Dominique, con quien comparte tres hijos y siete nietos. «Eras un padre atento —le dijo—, con quien compartir momentos difíciles, vacaciones, cumpleaños, Navidades». Para ella, insistió, el siempre había sido un hombre «amable y afectuoso», del que nunca se le ocurrió dudar. Por eso, quiso dirigirse a las esposas, madres y hermanas de los acusados que, incrédulas, han salido en defensa de sus maridos, hijos y hermanos. «Han contado que estos hombres eran excepcionales. Yo también tenía un hombre excepcional —les advirtió—, pero al violador no siempre te lo encuentras en un aparcamiento, a altas horas de la noche. También puede estar en casa, en tu familia, entre tus amigos».