Yahya Sinwar: una vida entera dedicada a la yihad que culminó en el ataque a Israel del 7 de octubre

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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El asesinado líder de Hamás se convirtió en un experto en el funcionamiento de la Inteligencia y seguridad de sus otrora captores, lo que permitió idear el golpe a Israel

17 oct 2024 . Actualizado a las 05:01 h.

«¿A quién le gustaría enfrentarse a una potencia nuclear con hondas?». Esa pregunta que le hizo Yahya Sinwar (Gaza, 1962) a la periodista italiana Francesca Borri durante un encuentro en Gaza acabó siendo la tapadera de sus planes para Israel. El líder de Hamás tras el asesinato de Ismail Haniya en Teherán acabó optando por las hondas y lanzó el 7 de octubre del año pasado el ataque más duro que ha sufrido Israel en su historia y que ya consideran como su propio 11-S.

Sinwar, como tantos otros palestinos, nació siendo refugiado después de que sus padres fueran expulsados por la fuerza de Ascalón, hoy ciudad israelí fronteriza con Gaza. En la universidad, ya empezó a coquetear con la idea de una resistencia a la ocupación guiada por un islamismo radical. No en vano, fue reclutado por el líder y fundador del movimiento Ahmed Yassin para servir como jefe de Al Majd, una unidad interna de Hamás que hacía las veces de «policía de la moral» e investigaba a presuntos informadores palestinos. La muerte de cuatro de ellos y estar en posesión de armas le valió cuatro condenas de cadena perpetua tras ser arrestado por Israel.

En la cárcel, Sinwar se instruyó para aprender hebreo a fin de poder leer biografías oficiales de exlíderes del Shin Bet [la inteligencia interna de Israel] y poder filtrar, a través de abogados y familiares que le visitaban, las tácticas que empleaban traducidas al árabe para hacer ejercicios de contrainteligencia y preparar una resistencia mayor contra sus captores.

Pero además, también tuvo contacto con cientos de presos palestinos en Israel, muchos de los cuales estaban encarcelados injustamente. Tras sus lecturas y su experiencia carcelaria y en la resistencia, Sinwar llegó a la conclusión de que «para el prisionero, capturar a un soldado israelí es la mejor noticia del universo, porque sabe que se ha abierto para él un rayo de esperanza».

Rehenes por presos y estudios de seguridad. El cóctel perfecto para los ataques del 7 de octubre. Hamás se hizo con el poder en el 2006 en Gaza, mismo año en que el soldado Gilad Shalit fue secuestrado. Sería liberado en el 2011 y Sinwar volvería a Gaza para meterse de lleno en la cúpula del Movimiento de Resistencia Islámica en un territorio ya aislado por completo.

Los Acuerdos de Abraham por los que países árabes normalizaron relaciones con Israel y la violencia de los colonos en Cisjordania hicieron el resto. Sinwar prometió a los suyos «arrancar los corazones del pecho» de los israelíes y eso hicieron el 7-O. Mataron a 1.200 civiles, culminando la obra de una vida de yihad.