Una invasión «controlada» que sirvió de excusa a Teherán para atacar Israel

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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Un manifestante muestra su apoyo a Hezbolá en Teherán.
Un manifestante muestra su apoyo a Hezbolá en Teherán. ABEDIN TAHERKENAREH | EFE

Los bombardeos sobre el sur del Líbano y Beirut dejaron 95 muertos

02 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Una operación «limitada, controlada» y que no provocó enfrentamientos sobre el terreno. Así fue cómo Israel lanzó su incursión terrestre sobre el Líbano en lo que resultó ser más un ensayo que una incursión con miras al largo plazo, si bien esta se continúa gestando y podría llegar en mayor escala de lo previsto habida cuenta del golpe que Teherán intentó dar sobre Tel Aviv.

La incursión en el Líbano por parte de fuerzas israelíes resultó en un simulacro preludio de la auténtica invasión del país. Hubo un cambio de lectura de los acontecimientos a fin de no replicar el daño humanitario y a la imagen de Israel de la campaña en Gaza para acabar con Hamás. El portavoz del Ejército hebreo, Daniel Hagari, expresó que «las incursiones terrestres tendrán como objetivo los bastiones de Hezbolá a lo largo de la frontera» —que en principio se enmarcaron en Lailaki, Haret Hreik y el campo de refugiados palestino de Burj al-Barajneh— y que se encaminan a dos objetivos: la destrucción de la cúpula del grupo chií y la destrucción de las lanzaderas de proyectiles y su munición. Con todo, otras fuentes del Ejército aseguraron que la expedición al interior libanés, ejecutada por miembros de la División 98, «solo cruzó una corta distancia» y que «no se produjeron enfrentamientos con los combatientes de Hezbolá».

Ataque con misiles

Y dado que el objetivo es no permitir «otro ataque similar al del 7 de octubre en ninguna de nuestras fronteras», como aseguró el portavoz castrense, Israel ya se prepara para la verdadera incursión. Para ello, ha movilizado a otras cuatro brigadas de reservistas a fin de «continuar destruyendo túneles, almacenes de armas y obtener información para la inteligencia», tal como señaló Hagari en una rueda de prensa. Además, llamó a la evacuación de 28 pueblos del sur libanés. Los ataques aéreos de Israel también golpearon Beirut y decenas de localidades australes del país de los cedros, dejando un total de 95 muertos y cientos de heridos según el Ministerio de Salud Pública libanés.

Por su parte, Hezbolá respondió a las hostilidades con un doble mensaje. El primero, verbal, para asegurar que «todas las afirmaciones sionistas de que las fuerzas de ocupación (israelíes) han entrado en el Líbano son falsas», según pudo afirmar el portavoz de la milicia, Mohamed Afif Naboulsi y respaldaron tanto el Ejército nacional y la misión de la ONU conocida como Finul; el segundo, armado, contra la base 8200 de Tel Aviv para alertar de que «los combatientes de la resistencia están listos para una confrontación directa con las fuerzas enemigas que se atrevan o intenten entrar en territorio libanés», afirmó Naboulsi.

La coordinadora especial de las Naciones Unidas para el Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, aseguró que «la violencia está alcanzando niveles peligrosos en todo el Líbano e incursiones más allá de la Línea Azul» y que este ciclo de violencia no terminará bien para nadie». La guerra entre Israel y Hezbolá no ha hecho más que empezar.

La ONU pide casi 400 millones de euros para los desplazados en el país de los cedros

Redacción / La Voz

Naciones Unidas hizo ayer un llamamiento humanitario por valor de cerca de 426 millones de dólares (alrededor de 383 millones de euros) para entregar ayuda a cerca de un millón de personas desplazadas en el Líbano a causa de los ataques de Israel.

«La ONU y sus socios necesitan urgentemente 425,7 millones de dólares para entregar ayuda vital a un millón de personas», dijo la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) a través de su cuenta en la red social X. Así, recalcó que «Líbano hace frente a la mayor escalada del conflicto desde la guerra del 2006, con un coste humano devastador» y agregó que «la crisis es sobrepasando unos recursos ya limitados».

Las autoridades libanesas han denunciado más de mil muertos entre el 16 y el 27 de septiembre, incluidos 87 niños, en el marco de unos ataques por parte de Israel que han alcanzado decenas de localidades, incluida la capital, Beirut, y varios campamentos de refugiados palestinos situados en territorio de Líbano.

Circunstancias difíciles

La OCHA resaltó que «la última escalada ha estado precedida por un aumento sin precedentes de ataques» desde octubre del 2023 y alertó de que «la mayoría de los desplazados necesitan ayuda urgente, ya que huyeron de sus hogares con prisa y sin coger los bienes necesarios para su vida diaria». «Las comunidades y centros que los acogen también necesitan ayuda», dijo para hacer hincapié en que «los refugiados hacen frente a unas circunstancias más difíciles por la falta de acceso a cobijo y servicios esenciales».