Las familias destinan más del 36 % de sus ingresos anuales para adquirir una vivienda
30 sep 2024 . Actualizado a las 08:06 h.Las familias españolas necesitan más de siete años de su salario bruto para poder afrontar el pago de una vivienda. Según los últimos datos que maneja el Banco de España, referentes al primer trimestre del año, el esfuerzo que deben acometer los españoles se sitúa en 7,1 años, el mismo período temporal que se alcanzaba a cierre del 2023.
Además, si se analizan los porcentajes de esfuerzo, las familias destinan más del 36 % de sus ingresos brutos anuales a adquirir una vivienda. Parece una cifra alta, pero lo cierto es que es la menor desde finales del 2022, cuando se situaba en el 34,8 %.
Todo ello se produce en un contexto marcado por las sucesivas subidas de los precios de la vivienda, que si bien se han ido moderando mes a mes, han provocado que el coste no haya dejado de incrementarse ni siquiera cuando el BCE decretaba un incremento tras otro del precio del dinero.
En el mes de junio, se dio el pistoletazo de salida al fin del ciclo de austeridad monetaria, dando así comienzo a las bajadas de tipos, que abaratan la financiación hipotecaria.
A pesar de que el esfuerzo que afrontan los hogares para adquirir una casa se ha ido moderando ligeramente en los últimos meses, este sigue muy por encima de lo que aconsejan numerosos organismos oficiales y expertos, que subrayan que la renta anual destinada a la compra de una vivienda nunca debe superar el 30 % de los ingresos.
Y desde el segundo trimestre del 2022, este porcentaje se mueve por encima de ese límite, alcanzando su máximo en septiembre del 2023, cuando se situó en el 37,8 %.
El mayor, en los noventa
Si se analiza la serie histórica que maneja el Banco de España —que arranca en el año 1970—, el mayor esfuerzo se registró entre el año 1990 y el 1991, cuando era necesario invertir más del 72 % de la renta anual disponible de un hogar medio para poder convertirse en propietario de un piso.
Sin remontarnos tanto, en el tercer trimestre del 2008, coincidiendo con el estallido de la burbuja inmobiliaria que derivó en una fuerte crisis económica, las familias llegaron a necesitar casi el 55 % de su renta el primer año. Así, entre el 2007 y el 2008 el porcentaje superaba el 50 %