Al burro Lolo lo raptaron y se lo devolvieron muerto a su dueño un día después tras un ataque brutal
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El animal tenía tan solo una semana de vida. La Guardia Civil ya trata el caso como maltrato animal. «Es una venganza personal», asegura Paco, su dueño, aún conmocionado por el misterioso fallecimiento
26 sep 2024 . Actualizado a las 16:35 h.Tenía el abdomen rajado, las tripas por fuera y una de sus características orejas seccionada. Así apareció en una finca del municipio madrileño de Valdemorillo Lolo, un burro recién nacido. El animal, de la raza Pío, había desaparecido el pasado lunes y 24 horas después fue arrojado ya sin vida al interior de este terreno. «Después de pensar que lo habían robado, encontrártelo así, asesinado, ha sido muy duro», contaba Paco, su dueño, en un programa de Telemadrid. La teoría de su cuidador la confirman los especialistas. «Tenía una raja en la tripa de casi 50 centímetros. Es una incisión limpia y eso no se lo puede hacer saltando una valla y quedándose encajado en algún sitio», asegura la veterinaria que le hizo la necropsia al animal, Mamen Ramos, en El Mundo. A Ramos no le quedaron dudas de que se trataba de un caso de maltrato animal tras ver la oreja del animal: «un depredador no la arranca para comérsela teniendo la tripa abierta y con las víscera dentro».
El caso ya está siendo investigado por la Guardia Civil, que trata de dilucidar qué pudo motivar el cruel ataque a un burro que tenían tan solo una semana de vida y de una raza poco habitual y valorada. «Era un burro Pío precioso, un peluche que no se separaba de su madre», dice Paco en su granja, rodeado de otros burros, caballos y su perro Pepe, que trata de mantener el orden en el establo. El dueño de los animales hubiera preferido, como inicialmente pensó, que robaran al animal para venderlo después. Ahora cree que se trata de «una venganza personal» y, aunque tiene sospechas sobre quienes pudieron cometer semejante «salvajada», dice no poder contar más «ya que hay una investigación abierta».
Agentes del Seprona (Servicio de Protección a la Naturaleza) de la Guardia Civil buscan pruebas para identificar a los autores, algo que a priori parace complicado al no haber en la finca y alrededores cámaras que hayan podido grabar lo sucedido. La hipótesis de que el burro se emplease en un ritual o sacrificio está descartada. En todo caso Mamen, la veterinaria encargada de los animales, no tiene dudas de que se trata de algo premeditado y que la persona que ha perpetrado el ataque «conocía esto, ha entrado, lo ha asesinado y lo ha devuelto». Quien no va a poder olvidar lo ocurrido es la madre de Lolo, que ya no podrá volver a estar con su hijo: «está muy inquieta y no para de rebuznar y de buscarle por toda la finca».