«Las víctimas de ciberestafas bancarias creen que la culpa es suya y nadie está libre de ese peligro»
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Abogados especializados en phishing reconocen que los ciberdelincuentes son cada vez más astutos y cuentan con tecnología más avanzada para intentar conseguir su objetivo
24 sep 2024 . Actualizado a las 09:08 h.Por mucho que se haya escrito y leído sobre los riesgos que conlleva abrir un correo electrónico cuyo remitente no se conoce, las prisas y la facilidad de acceder desde los dispositivos móviles hacen que día tras día lleguen noticias de nuevas estafas del conocido como phishing, el acceso a datos y claves privadas a través de enlaces fraudulentos. Y ocurre que muchas víctimas ni siquiera denuncian porque tienden a asumir parte de la culpa: «Suelen ser usuarios que accedieron en un momento puntual a un enlace sin verificar, quizás con algo de prisa, y no se aseguraron de comprobar si era o no un sitio seguro», explica Miguel de Prada Rodríguez-Carrascal, socio fundador y director del departamento jurídico de DPG Legal, un despacho de abogados especializado en este tipo de denuncias.
En estas situaciones de suplantación de la identidad del banco por parte del delincuente, con la finalidad de adquirir información confidencial sobre contraseñas de cuentas bancarias o tarjetas de crédito, la víctima evita denunciar al sentirse «culpable» de haber caído en la trampa. En este caso, los expertos recomiendan interponer una denuncia para recuperar el dinero sustraído de manera ilegal por parte de su entidad bancaria, y que esta también se responsabilice de este hecho delictivo.
El fraude electrónico es un problema creciente tanto para los usuarios como para las compañías, y no ha dejado de evolucionar en la última década. De hecho, según De Prada, solo en el año 2022 el fraude creció un 87 %, con el financiero como el sector más afectado. «Parece ser que este tipo de estafas han venido para quedarse, y su auge afecta al conjunto de la sociedad; nadie está libre de peligro», advierte. Porque además, estas estafas se han ido profesionalizando y adaptando a los avances de la tecnología en su beneficio: cada vez son más peligrosas porque los portales fraudulentos imitan a la perfección webs de entidades bancarias u órganos oficiales: «El correo electrónico que recibimos es muy realista y utilizan métodos más sofisticados para hacerse con nuestros datos personales», recuerda este experto.
Por esta razón, se recomienda que, ante la más mínima sospecha, se informe de inmediato a la entidad bancaria con el fin de bloquear el método de pago y obtener nuevas credenciales de seguridad. Desde los servicios de cada entidad se pueden consultar los movimientos de la cuenta o tarjeta bancaria y comprobar si ha habido alguna transferencia de dinero que no haya realizado el usuario.
Pero además de acudir a la entidad bancaria, desde este despacho de abogados insisten en la importancia de presentar también una denuncia ante la Policía Nacional siempre que se produzca un robo. En ella se tendrán que describir los métodos utilizados para cometer el fraude, incluidos los mensajes recibidos para poder demostrar cómo se cometió, cómo se inició la orden de pago y la falta de consentimiento. El usuario estafado tendrá que presentar una denuncia escrita a la entidad bancaria, exigiendo que repongan su cuenta al estado que tenía antes de las operaciones, reintegrándole el importe de las operaciones que no permitió. «Nuestros clientes consiguen recuperar el dinero que les ha sido sustraído por casos de estafas bancarias en un 90 % de las ocasiones», asegura.
Y para navegar con el menor riesgo posible, insiste en que se debe revisar bien qué correos, mensajes o enlaces se abren «y no arriesgarnos a acceder a ninguno que nos suscite la más mínima duda». También es fundamental no dar claves ni datos personales que puedan ser sensibles, utilizar contraseñas seguras y actualizarlas con relativa frecuencia. Y, por supuesto, revisar periódicamente la cuenta bancaria para comprobar que no se haya producido ningún movimiento sospechoso.
Mayor edad, más vulnerabilidad
No se puede bajar la guardia, pero lo cierto es que los ciberestafadores suelen aprovecharse de las personas más vulnerables. La Plataforma de Mayores y Pensionistas pedía recientemente una protección especial como consumidores vulnerables ante el aumento de fraudes a través de internet y la generalización de los trámites digitales con administraciones y entidades bancarias. «¿Quién no conoce el caso de una persona mayor que ha sido estafada?», preguntaba su directora, Mar España, en un encuentro celebrado en junio, convencida de que si todas las personas pueden ser objeto de phishing, el reto es mayor cuando se trata de personas mayores. El presidente de la PMP, Lázaro González, se sumaba a esta petición: «Tenemos miedo al fraude cibernético y económico, que son los más frecuentes en el caso de las personas mayores».