Una bombera voluntaria: «La situación todavía no es tan grave como fue en Pedrógão»

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ

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Paula Silva, de 43 años, lleva veinte como bombera voluntaria en Portugal.
Paula Silva, de 43 años, lleva veinte como bombera voluntaria en Portugal. Brais Suárez

«No lo hacemos por dinero, sino porque queremos ayudar a la población. La gran mayoría de los miembros del cuerpo trabajan de forma voluntaria y su sueldo no llega a los 70 euros

18 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En Portugal, la gran mayoría de bomberos trabajan de forma voluntaria. Aunque cuentan con preparación para combatir el fuego, no están contratados por el Estado y su sueldo no llega a los 70 euros por día de trabajo. La estación central de Oporto estaba este martes prácticamente vacía, con la mayor parte de efectivos movilizados. «No lo hacemos por dinero, sino porque queremos ayudar a la población en lo que podamos. El Estado nos da dos euros y poco la hora, más o menos», explica Paula Silva, de 43 años, de ellos veinte trabajando como bombera voluntaria.

A mediodía, era una de las pocas que ya se estaban preparando para una nueva salida: «Sobre las 11.30 horas regresé de un fuego, donde me pasé 24 horas. Voy a descansar un poco y, por la noche, volveré a sustituir a los colegas que están ahora allí», comenta apurada en la entrada.

«Todo el cuerpo activo está fuera, aquí no quedan camiones, todos están desplazados. También se han unido otras corporaciones, como la de Lisboa, que está trabajando aquí en el norte», dice, a la vez que reconoce que «la situación sigue muy complicada. Hay fuegos totalmente descontrolados», explica. «Hay momentos de caos y nos van orientando los comandantes desde el centro de operaciones».

Sin embargo, también comenta que todavía no es tan grave como los incendios de Pedrógão Grande, en el 2017: «Fue algo impensable para Portugal, pero ahora mismo la población tiene más cuidado, tenemos formas distintas de trabajar, hemos aprendido con los errores».

Lo más grave es que «empieza un fuego aquí, otro allí, con pocos kilómetros de diferencia, y se van juntando y conformando frentes de muchos kilómetros, y el viento en contra. A ver qué pasa el jueves, cuando baje la temperatura».

Silva cree que «la mayoría son fuegos intencionados; empiezan todos casi a la vez, muy cerca y durante la noche, cuando la temperatura es más baja». «Se había dado una alerta de subida de temperatura y las personas aprovecharon». «El domingo y el lunes perdimos a dos compañeros en el fuego», dice en el momento en que morían otros tres bomberos atrapados en su coche.