Cómo cambia el cerebro de la mujer durante el embarazo: la materia gris se reduce y aumenta la blanca
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Investigadores de Estados Unidos desvelan el primer mapa completo de la metamorfosis cerebral que ocurre durante la gestación
17 sep 2024 . Actualizado a las 18:12 h.El cuerpo humano experimenta profundos cambios fisiológicos durante el embarazo y el cerebro no es una excepción. Ahora, un equipo de neurocientíficos de Estados Unidos han proporcionado el primer mapa detallado del cerebro humano a lo largo de la gestación. La investigación se publica en Nature Neuroscience.
El descubrimiento se basa en los cambios neurológicos de una madre primeriza, a quien le tomaron instantáneas del cerebro antes, durante y después del embarazo. A medida que avanzaba el embarazo, los investigadores notaron una disminución generalizada de la materia gris, que es el tejido cerebral que incluye los cuerpos de las neuronas. Y aunque la reducción de partes del cerebro puede sonar aterradora, estos cambios probablemente sean lo mejor. Pueden reflejar una reestructuración del tejido finito del cerebro para la maternidad.
Los resultados, basados en escáneres cerebrales en una madre primeriza sana de 38 años, pueden representar uno de los primeros mapas completos de los cambios neuroanatómicos a lo largo de esta etapa, que viven al menos una vez en su vida el 85 % de las mujeres, lo que supone 140 millones cada año.
«Queríamos observar la trayectoria de los cambios cerebrales dentro de la ventana gestacional», explica a la agencia de noticias científicas SINC Laura Pritschet, autora principal e investigadora de la Universidad de California en Santa Bárbara (EE.UU), quien espera “disipar el dogma” en torno a la fragilidad de la mujer durante este período.
«Trabajos anteriores habían tomado instantáneas del cerebro antes y después de esta etapa, pero nunca habíamos observado el de una embarazada en plena metamorfosis», subraya.
Los investigadores descubrieron que los vínculos entre las neuronas que forman la materia blanca habían aumentado su conectividad en los dos últimos trimestres del embarazo. El equipo liderado por Pritschet y su jefa de laboratorio Emily Jacobs realizó 26 resonancias magnéticas y análisis de sangre desde las tres semanas antes de la concepción, pasando por los tres trimestres del embarazo y hasta dos años después del parto. Estas exploraciones se compararon con las modificaciones observadas en 8 individuos de control.
«Esto ha permitido captar con todo lujo de detalles cómo cambia el cerebro a lo largo de esta etapa, algo que no se había hecho antes», destaca Pritschet. Como anécdota destacar que la mujer del estudio es una de las investigadoras del artículo: Elizabeth R. Chrastil, de la Universidad de California, en Irvine.
Las autoras descubrieron una disminución generalizada del volumen y el grosor cortical en la novena semana de embarazo, sobre todo en regiones como la red de modos por defecto, asociada a la cognición social. También observaron aumentos en la microestructura de la sustancia blanca, el volumen ventricular y el líquido cefalorraquídeo. Estos cambios se asociaron al incremento de los niveles hormonales de estradiol y progesterona, y algunos persistieron tras el parto.
Algunas de estas alteraciones permanecieron dos años después, como la reducción del volumen y el grosor corticales, mientras que otros volvieron a niveles similares a los previos a la concepción unos dos meses después del parto. «Los cambios en la materia gris y blanca del cerebro a lo largo de la gestación sugieren que el cerebro es capaz de una sorprendente neuroplasticidad hasta bien entrada la edad adulta», afirman las científicas.
Puesta a punto
Una disminución del volumen de materia gris no es necesariamente mala, subraya Pritschet. Este cambio podría indicar una «puesta a punto» de los circuitos cerebrales, algo parecido a lo que les ocurre a todos los adultos jóvenes cuando pasan por la pubertad y sus cerebros se especializan. En ambos casos, este proceso adaptativo permite al órgano especializarse.
Con respecto al aumento de la materia blanca, responsable de facilitar la comunicación entre las regiones cerebrales, las expertas afirman que esta alteración fue transitoria: alcanzó su punto máximo en el segundo trimestre y volvió a los niveles previos al embarazo alrededor del momento del parto.
Según las autoras, este tipo de efecto nunca se había observado antes con escáneres, lo que permite estimar mejor lo dinámico que puede ser el cerebro en un período de tiempo relativamente corto.
Además, el conjunto de datos de libre acceso sirve de punto de partida para futuros estudios destinados a averiguar si la magnitud o el ritmo de estos cambios ofrecen pistas sobre el riesgo de que una mujer sufra depresión posparto. Y también para el análisis de los efectos neurológicos relacionados con la preeclampsia o el edema, los comportamientos parentales y el envejecimiento cerebral.
Este enfoque complementa estudios anteriores que comparaban los cerebros de las mujeres antes y después del embarazo, como los realizados por el grupo de investigación español, que ha colaborado con las investigadoras de EE.UU.
En enero de este año, el equipo liderado por Susana Carmona del Hospital Gregorio Marañón de Madrid comparó este órgano en 110 mujeres embarazadas y encontraron indicios de que los cambios son dinámicos y se caracterizan por reducciones de volumen durante la gestación, que tienen su punto de inflexión alrededor del parto, y que revierten ligeramente en el posparto, sin llegar a la línea base.