Naomi Oreskes, historiadora de Harvard: «Una presidencia de Trump con poderes ilimitados sería muy preocupante»

Ricard G. Samaranch WASHINGTON / E. LA VOZ

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La catedrática de la Universidad de Harvard Naomi Oreskes.
La catedrática de la Universidad de Harvard Naomi Oreskes. Kayana Szymczak

La catedrática considera que Estados Unidos vive el peor período de polarización desde la guerra civil

16 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La catedrática de la Universidad de Harvard Naomi Oreskes (Nueva York, 1958) ha consagrado su carrera al estudio de la historia de EE.UU. En su reciente libro El gran mito, coescrito con su colega Eric M. Conway y publicado por la editorial Capitán Swing, explica cómo la idea de la indisoluble unión de libre mercado y democracia se ha convertido en una especie de dogma que explica el devenir de la política estadounidense. 

—¿Es cierto que el libre mercado forma parte del ADN de EE.UU. desde su creación?

—No, y si ahora está tan asociado a la identidad estadounidense es a causa de una exitosa campaña liderada por la gran patronal, la NAM, desde los años 20 del siglo pasado. De hecho, en el siglo XIX, tanto a nivel estatal como federal, los Gobiernos intervinieron en la economía de forma directa, la regularon y construyeron infraestructuras, además de aplicar aranceles para proteger a la industria local de la competencia europea.

—¿Cómo la gran patronal logró esta victoria cultural?

—Gracias a un uso persistente y a gran escala de la propaganda, lo que requirió invertir mucho dinero. Esta es una de las principales lecciones del libro. Durante los años 30, muchos estadounidenses eran hostiles a las grandes corporaciones y a Wall Stree por el cra del 1929. Para contrarrestarlo, la campaña de la NAM operó a varios niveles durante décadas: financió programas de radio, filmes de Hollywood, libros de texto en las escuelas,  instituciones universitarias, etc, para que difundieran sus ideales de un individualismo radical. Luego, Donald Reagan llevó esta ideología al centro de la política del país. 

—¿Es ese momento que el Partido Republicano adopta ese ideal, o ya venía de antes?

—Ya en los años 20, los republicanos se oponían a una intervención fuerte del Gobierno en la economía. Pero eso cambió con la Gran Depresión, y sus líderes, como el presidente Eisenhower, entendieron que era necesaria una mayor intervención. Hasta que llegó Reagan. Su campaña adopta el principio de que el «gran Gobierno» es malo, una amenaza. Él le da la vuelta a una idea extendida antes de que las grandes corporaciones explicaban muchos males del país para pasar a culpar al «gran Gobierno». Y desde entonces, se ha convertido en una idea dominante en la política del país.

—¿Hasta qué punto Donald Trump cree en esta ideología?

—Trump es un personaje complicado. En algunos aspectos, se sale del molde republicano, sobre todo por su adopción de políticas proteccionistas. Sin embargo, sí hay una plena continuidad es en su oposición a las regulaciones medioambientales y de protección de los trabajadores. Y lo hemos visto en sus políticas, y en las resoluciones de los jueces que ha nombrado. Bajo su presidencia, hasta un total de catorce estados han aprobado leyes que suavizan o introducen excepciones a la prohibición del trabajo infantil, algo que creíamos superado.

—¿Qué se puede esperar de un segundo mandato de Trump?

—Es un escenario muy preocupante, sobre todo por los tribunales. El Supremo ha establecido una amplísima inmunidad presidencial, lo que le otorgaría unos poderes casi ilimitados. Trump ha nombrado muchos jueces extremadamente reaccionarios, y si tiene cuatro años más, lo continuará haciendo. Uno de esos jueces nombrados por él, en Florida, acaba de archivar una demanda en su contra por razones espurias. En una democracia, los tribunales tienen un papel fundamental porque es donde acuden los ciudadanos cuando se han violado sus derechos.

—Teniendo en cuenta el reciente atentado contra Trump, ¿cómo se compara la polarización política actual en EE.UU. con otros períodos históricos?

—Hemos tenido otros períodos históricos de polarización, pero muchos de mis colegas que han estudiado esta cuestión dicen que no se llegaba al grado actual desde la guerra civil. De hecho, creo que nunca nos recuperamos del todo de aquello. Algunas de las divisiones actuales encuentran sus raíces en aquel período. Es muy preocupante porque en EE.UU. circulan más de 300 millones de pistolas.

—¿Cree que Biden hizo bien retirándose de la carrera presidencial?

—Habiendo estudiado la historia, la lección más importante que nos deja es la importancia de saber rectificar cuando aparecen nuevas evidencias. Por eso, habiendo sido Joe Biden un gran presidente, no debería avergonzarle reconocer que se equivocó al buscar la reelección. La edad le ha pasado factura.