El exprimer ministro Medvedev vuelve a lanzar la amenaza nuclear: «Nuestra paciencia tiene un límite»
14 sep 2024 . Actualizado a las 13:21 h.El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro británico, Keir Starmer, reafirmaron este viernes su apoyo a Ucrania, pero dejaron a Kiev en ascuas al no anunciar una decisión sobre su solicitud para autorizar el uso de misiles de largo alcance contra territorio ruso.
La expectativa era alta en torno al encuentro entre ambos líderes, aunque al final no se produjo el anuncio que Kiev esperaba. En declaraciones a la prensa tras la reunión, Starmer afirmó que las discusiones continuarán con «un grupo más amplio de individuos» durante la semana de reuniones de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, que se celebrará a finales de este mes.
«Esta reunión no era para tomar una decisión concreta», subrayó Starmer, quien defendió el derecho de Ucrania a defenderse y aseguró que la OTAN seguirá apoyando a Ucrania. El tema de los misiles no apareció ni en el comunicado final del encuentro, en el que ambas partes «reafirmaron su apoyo inquebrantable a Ucrania mientras continúa defendiéndose contra la agresión de Rusia», ni en las declaraciones que ambos líderes ofrecieron antes de la reunión a los medios de comunicación.
En ese momento, Biden fue el primero en tomar la palabra para agradecer a Starmer el «liderazgo» que el Reino Unido ha mostrado en la guerra de Ucrania y reiteró que Washington está «comprometido» a ayudar a Ucrania en su defensa de la «agresión rusa». Por su parte, Starmer expresó su apoyo a Ucrania en «esta vital guerra por la libertad» y afirmó que los próximos meses serán «muy importantes» para el rumbo del conflicto.
Horas antes de la reunión, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, había vuelto a insistir en que Ucrania necesita atacar objetivos militares situados dentro de la Federación Rusa para cambiar el curso de la guerra a su favor.
Apertura a las restricciones
Además de Ucrania, otros aliados en el flanco este de la OTAN, como Polonia, quieren que el líder estadounidense permita a Kiev utilizar misiles de largo alcance para atacar objetivos militares dentro de Rusia, y Biden se ha mostrado abierto a hacer algún cambio en la política que ha mantenido hasta ahora.
La cuestión es hasta dónde llegará Biden y cuándo podría anunciar un cambio. Hasta ahora, la política del Gobierno de Biden ha sido apoyar a Ucrania y, desde el inicio del conflicto, le ha entregado más de 55.000 millones de dólares en armamento, pero ha puesto condiciones sobre cómo Kiev debe usar las armas que entrega EE.UU. o que están fabricadas con componentes estadounidenses para evitar una escalada con Rusia.
Esas restricciones, sin embargo, se han ido flexibilizando con el tiempo en algunas ocasiones. Se mantienen en misiles de largo alcance, pero en mayo Biden autorizó por primera vez a Kiev a realizar ataques sobre territorio ruso, específicamente para defender la entonces asediada ciudad de Járkiv (noreste del país).
Una posible medida que podría tomar Biden es autorizar el uso por parte de Ucrania de los misiles británicos Storm Shadow para atacar objetivos fuera de su territorio. El Reino Unido y Ucrania necesitarían la aprobación del presidente estadounidense, ya que algunos componentes de estos misiles son fabricados en Estados Unidos.
Kiev también quiere autorización para usar contra Rusia los misiles estadounidenses de largo alcance ATACMS, que Washington ya ha enviado a Ucrania. Sin embargo, el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, ya avisó este viernes en una rueda de prensa que Biden no iba a anunciar ningún cambio en la política estadounidense por el momento.
Rusia advierte a Kiev que su paciencia «tiene un límite»
El subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, advirtió hoy que la paciencia de su país tiene un límite en lo que respecta al empleo de armas nucleares, en caso de que Occidente autorice a Ucrania el uso de misiles de largo alcance contra objetivos en territorio ruso. «Rusia está siendo paciente. Después de todo, es evidente que una respuesta nuclear es una decisión extremadamente compleja con consecuencias irreversibles (...), pero toda paciencia tiene un límite», escribió en su canal de Telegram.
Subrayó que «nadie necesita un conflicto nuclear», motivo por el que «aún no se ha tomado una decisión» sobre el empleo de armas nucleares, sean estratégicas o tácticas. «Aunque, digamos con franqueza, se dan para ellos condiciones formales que son comprensibles para toda la comunidad internacional y se corresponden con nuestra doctrina de disuasión nuclear. Por ejemplo, la misma Kursk», señaló, en referencia a la región fronteriza en la que las tropas ucranianas controlan casi un centenar de localidades.
El expresidente ruso, conocido por sus exabruptos en las redes sociales, parafraseó a los dirigentes occidentales al asegurar: «Los rusos hablan mucho sobre la respuesta con armas de destrucción masiva, pero no hacen nada (...) Los rusos no cruzarán la línea». En cambio, consideró que los que tienen razón son los analistas occidentales que advierten que Moscú podría recurrir al armamento de nueva generación, en alusión, supuestamente, al armamento hipersónico.
«Y, entonces, eso es todo. Un gigantesca mancha gris fundida en el lugar de la madre de todas las ciudades rusas [referido a Kiev]», concluyó al final de su mensaje, en el que añadió en inglés: «Es imposible, pero ocurrió».