La misión Polaris llega a la órbita más lejana alcanzada por el ser humano

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

La nave se situó a 1.400 kilómetros antes de descender para el paseo espacial

11 sep 2024 . Actualizado a las 18:12 h.

La empresa Space X confirmó que durante la madrugada de este miércoles los tripulantes de la cápsula Dragon Crew, alcanzaron los 1.400,7 kilómetros, la órbita más lejana de la Tierra a la que se ha situado nunca un ser humano. De hecho, en toda la historia solo superaron esta distancia, como es obvio, los viajes interplanetarios de las misiones a la Luna. Lanzamientos espaciales en los que las naves abandona la órbita de la Tierra. El último, por ejemplo, el de la misión Artemis I hace dos años, en el que la cápsula Orión de la NASA iba tripulada únicamente por muñecos de peluche, llegó hasta los 434.522 kilómetros.

Esta vez, al margen de la particularidad de que la misión Polaris Dawn es privada —porque la paga el millonario Jared Isaacman, que viaja como comandante—, también acaba de marcar un nuevo hito. Como hasta ahora a la Luna no han ido mujeres, aunque se espera que lo haga la estadounidense Christina Koch en la Artemis II, Sarah Gillis y Anna Menon se acaban de convertir en las astronautas que más lejos de la Tierra han viajado. Superaron así a Kathryn Sullivan, que en abril de 1990 llegó a los 621 kilómetros durante las maniobras realizadas con el trasbordador espacial Challenger para desplegar el telescopio espacial Hubble.

A la espera del también histórico paseo espacial que tienen previsto Isaacman y Gillis, la tripulación, que completa el expiloto militar Scott Poteet, siguió cubriendo con éxito la planificación prevista. Una vez alcanzada la órbita baja de la Tierra, los cuatro astronautas, ninguno de ellos profesional, pudieron quitarse los trajes para dar comienzo a los siguientes pasos de la misión.

En estos dos días previos a la salida de la cápsula, que implica su despresurización, los tripulantes empezaron un protocolo específico de respiración. «Durante este tiempo, la presión de la Dragon disminuye lentamente mientras los niveles de oxígeno dentro de la cabina aumentan, lo que ayuda a purgar el nitrógeno del torrente sanguíneo de la tripulación». Algo que, según explica la empresa de Elon Musk «ayudará a reducir el riesgo de enfermedad por descompresión durante todas las operaciones de la caminata espacial».

Algo más de 24 horas después de despegar desde Cabo Cañaveral, pudieron comer por primera vez y empezar con los experimentos, entre ellos probar el funcionamiento de Starlink, el sistema también de Musk que pretende llevar las conexiones de internet vía satélite a cualquier punto del planeta.

Después de unas tres horas y media enfrascados en estas prácticas, la Dragon realizó su primera pasada por la Anomalía del Atlántico Sur, la zona donde los cinturones de radiación de Van Allen se encuentran a menor distancia de la Tierra, aproximadamente unos 200 kilómetros. «Una región en la que el campo magnético de la Tierra es más débil, lo que permite que más partículas de alta energía provenientes del espacio penetren más», tal como la describen los responsables de la misión, que monitorizan constantemente la nave y sus tripulantes, pero en esta fase de manera especial.

El impulso definitivo

Ya durante la primera órbita, que en su punto más cercano a la Tierra pasó a unos 190 kilómetros, la nave llegó a una distancia máxima de 1.216 kilómetros, con lo que la misión Polaris se convertía así en la que alcanzó una mayor altitud de todas las realizadas hasta la fecha con la cápsula Dragon. Completaron en total ocho de estas órbitas elípticas de alta excentricidad antes de afrontar el siguiente objetivo. Y cuando llevaban aproximadamente unas 15 horas en el espacio, la nave volvió a encender sus motores para un nuevo impulso y llegar a esos algo más de 1.400 kilómetros. Superaba así los 1.373 alcanzados por la misión Gemini 11 de la NASA, que ostentaba el récord desde 1966.

El hito fundamental, la primera caminata espacial privada de la historia, está previsto para las 02.23 horas de la madrugada de este jueves. Y en caso de cualquier contratiempo, o que no se den las condiciones propicias, todavía tendrían la oportunidad de volver a intentarlo el viernes. Para completar este paseo, la compuerta de la cápsula se abrirá y los astronautas —obviamente todos con los trajes para actividades extravehiculares que están estrenando puestos— quedarán flotando en el vacío. Solo Isaacman y Gillis saldrán al exterior, entre 15 y 20 minutos cada uno y unidos a la nave por un cable de 3,5 metros aproximadamente. Si lo consiguen se convertirán en los primeros astronautas no profesionales en caminar por el espacio.