Harris se presenta ante los votantes de Estados Unidos en un debate bronco con un Trump irascible que llenó de bulos su discurso
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El encuentro entre los dos candidatos a presidir Estados Unidos se convirtió pronto en un intercambio bronco en el que, a pesar de la intensidad de los ataques, ninguno de los dos participantes pudo clamar una victoria completa pero en el que la candidata demócrata se presentó con éxito ante los estadounidenses
11 sep 2024 . Actualizado a las 06:47 h.Kamala Harris y Donald Trump se vieron las caras por primera vez. El debate entre los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos— el único confirmado— se convirtió pronto en un intercambio bronco en el que, a pesar de la intensidad de los ataques, ninguno de los dos participantes pudo clamar una victoria completa pero en el que la candidata demócrata se presentó con éxito ante los estadounidenses.
El encuentro, que se extendió durante más de 90 minutos, tuvo lugar en el National Constitution Centre de Filadelfia, en Pensilvania, uno de los estados que podrían tener más peso en noviembre. Los dos candidatos entraron en el plató en completo silencio— las reglas pactadas dictaban que el cara a cara tendría lugar sin público— y despejaron con rapidez la incógnita inicial: hubo apretón de manos. Fue a pesar de que Trump ya había caminado hasta su estrado y gracias a que Harris se empeñó en caminar hasta el magnate.
Durante el duelo, organizado por la cadena ABC, ninguno de los candidatos consiguió imponerse con contundencia y ambos se mantuvieron, con relativo éxito, en las hormas que habían marcado sus campañas. Trump, cuyo discurso estuvo llenos de bulos y medias verdades, a pesar de todo, consiguió evitar errores demasiado garrafales.
El exmandatario no pudo evitar repetir las mentiras a las que suele recurrir para alertar a la población sobre los demócratas y su gestión: desde que permiten el aborto a los nueve meses de gestación e incluso la ejecución de bebés recién nacidos, a hacerse eco de una retórica racista expandida por su bando, la que acusa a migrantes de comerse los perros y los gatos de los ciudadanos que viven en las ciudades fronterizas, algo desmentido también por las autoridades locales.
Harris, por su parte, se presentó como presidenciable con efectividad. La segunda de Joe Biden mantuvo un tono calmado con el que, además, consiguió diferenciarse de un rival cuyos gritos consiguió provocar en varias ocasiones.
La cuestión del aborto desató uno de los intercambios más enconados entre los candidatos. Trump— cuya ofensiva contra la protección constitucional del aborto concluyó con una decisión del Supremo que la eliminaba— defendió su intervención. Había, dijo, devuelto la cuestión a los estados, y por tanto, a «la gente». Un acto que había requerido «coraje» por su parte y la del Tribunal Supremo y que había permitido cerrar lo que definió como una herida nacional que llevaba abierta «52 años». Harris respondió que nadie quería que fuese «el gobierno» y mucho menos «Trump» el que decidiese sobre sus derechos abortivos y dijo que si el republicano volvía a gobernar, firmaría un «veto nacional» sobre el aborto.
Respecto a otro de los temas candentes de la campaña, la protección de la frontera y la crisis migratoria, Harris quiso empezar destacando su experiencia como fiscal de California. «Soy la única persona que ha perseguido organizaciones criminales internacionales que trafican con armas, drogas y armas» dijo la vicepresidenta. Harris, a continuación, acusó a Trump del fracaso del paquete migratorio de Biden que el magnate saboteó a principios de 2024 y afirmó que lo hizo porque «prefiere hacer campaña sobre un problema que resolverlo».
Para Trump las políticas migratorias demócratas están haciendo que los crímenes violentos bajen en «todo el resto del mundo» mientras se disparan en unos Estados Unidos que acoge a todos los «terroristas, criminales y violadores». Una afirmación con la que contradecía los últimos datos del FBI que recogen una caída sostenida de los crímenes con violencia desde el 2023.
Sobre otra de las cuestiones que más pesaban en el enfrentamiento— la negativa de Trump a aceptar su derrota en el 2020 y su papel en el asalto al Capitolio— el magnate afirmó que los culpables de que una turba se precipitase sobre el complejo que acoge el Congreso de EE.UU. fue de Nancy Pelosi y el alcalde de Washington, según él, responsables de «la seguridad» el 6 de enero del 2021. Harris, en respuesta, invitó a los estadounidenses a «pasar página» y a defender «el país, la democracia y el imperio de la ley» frente a Trump.
En cuestión de política exterior, Harris buscó desvincularse de la salida de las fuerzas de EE.UU. de Afganistán y defendió el derecho de Israel «a defenderse» recalcando que importaba cómo lo hacía. Para la demócrata lo más importante es «acabar con la guerra» y transitar hacia una solución de dos estados con garantías de seguridad para israelíes y palestinos. Trump, por su lado, acusó a Harris de «odiar a Israel» afirmando y que bajo un nuevo gobierno demócrata Israel desaparecería en «dos años».
El encuentro no estuvo exento de ataques personales entre los candidatos. Harris dijo que 81 millones de estadounidenses habían despedido a Trump del que además, otros líderes mundiales «se reían» y que era percibido por el liderazgo militar como una «desgracia». Trump, por su lado, dijo que Harris era una «marxista» y una «liberal radical de izquierdas» y que junto a sus compañeros de partido quería «destruir el país».
Al final del cara a cara, los dos candidatos abandonaron el plató en silencio. Y así, sin apretones de manos ni palabras de despedida, los dos aspirantes a ocupar la Casa Blanca pusieron el cierre a la que podría ser la única ocasión que tengan los votantes de EE.UU. de contrastar sus posturas.