Las fuerzas rusas derribaron 144 aparatos, pero algunos llegaron a tierra
10 sep 2024 . Actualizado a las 20:18 h.Cuando el lunes por la noche los drones ucranianos zumbaron sobre la región de Moscú, los ciudadanos intentaron mantener la calma. No era la primera vez que el fuego enemigo llegaba hasta allí y las defensas rusas siempre se habían ocupado de mantenerlos a salvo. Los sistemas antiaéreos se pusieron en marcha, crearon una barrera casi infranqueable y derribaron 144 de los aparatos —20 sobre la capital—, aseguró el Ministerio de Defensa. Pero algunos llegaron a tierra.
En el distrito moscovita de Ramenskoye, 50 kilómetros al sureste del Kremlin, varias personas grabaron desde sus ventanas el momento en el que un dron impactó contra un edificio residencial. La explosión mató a una mujer de 46 años y otros tres vecinos —entre ellos un niño de 9 años— fueron hospitalizados en estado grave después de que el fuego devorase sus apartamentos. «Miré por la ventana y vi una bola de fuego», dijo Alexander Li, un residente del distrito que vio claramente el estallido en los pisos 11 y 12. «Las ventanas estallaron por la onda expansiva», añadió. Horas más tarde, 43 personas fueron evacuadas a centros de alojamiento temporal.
Cerca de allí, en el aeródromo de Zhukovski, cayeron los escombros de otro dron. El alcalde de la capital, Serguéi Sobianin, confirmó que se había declarado un incendio en la pista de aterrizaje y las redes se llenaban de vídeos en los que se veían las llamas junto a un avión y un autobús. Tres de los cuatro aeropuertos moscovitas permanecen cerrados, incluido el de Domodedovo, que al parecer fue objetivo de los ataques ucranianos por primera vez. Más de 30 vuelos nacionales e internacionales se han suspendido, según las agencias rusas. Además, una de las carreteras principales hacia Moscú, la autopista Kashirskoye, quedó bloqueada por los restos de otro aparato.
Zelenski habla de venganza
Volodímir Zelenski definió los bombardeos como una respuesta. Una respuesta a los constantes ataques del Kremlin contra civiles ucranianos y contra la infraestructura energética del país. Es por eso que, en las últimas semanas, Ucrania ha intensificado su campaña de largo alcance para golpear objetivos militares y centrales eléctricas en el interior del país invasor.
Paralelamente, los drones suponen un recordatorio a los civiles rusos. Desde la invasión a gran escala de Vladimir Putin, en febrero del 2022, muchos en el país ven la guerra como algo lejano, que no les concierne. A medida que Rusia se adentra en el este de Ucrania, la estrategia de Kiev es llevar la lucha al corazón ruso para que sus ciudadanos ya no puedan ignorarla.
Pero el avance de las tropas ucranianas en Kursk se ha detenido. Entre el lunes y el martes, el Ejército moscovita rechazó allí seis ataques y destruyó dos tanques enemigos, según informó el Ministerio de Defensa ruso. De acuerdo con el comunicado, las bajas kievitas en la región ascenderían a 380, mientras las fuerzas invasoras han tomado otras cuatro localidades en la región de Donetsk.
En este contexto —al mismo tiempo que Rusia organiza con China las mayores maniobras navales desde la caída de la URSS—, el ministro de Exteriores británico, David Lammy, viajará esta semana a Kiev junto a su homólogo estadounidense, Antony Blinken, para mostrar su apoyo a Ucrania. «Es la primera visita conjunta de este tipo en más de una década», aseguró.