Rusia asegura que destruirá cualquier envío estadounidense
11 sep 2024 . Actualizado a las 22:23 h.Kiev acogió este miércoles una reunión de envergadura con dos de sus mayores aliados occidentales. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y su homólogo en el Reino Unido, el ministro de Exteriores David Lammy, debatieron con el presidente Volodímir Zelenski sobre el uso de armas de largo alcance contra Rusia. Y, como toda cuestión de largo alcance, llegó después de un largo recorrido. En este caso, en tren. Cuando Blinken y Lammy bajaron de su vagón en la estación de la capital ucraniana, un comité de recepción les dio la bienvenida en el andén. Enseguida se les unieron Zelenski y otros dirigentes ucranianos, como el nuevo ministro de Exteriores, Andrí Sibiga.
«Soy optimista, creo que nos darán permiso [para usar sus armas de largo alcance contra el invasor] —confió Zelenski antes del encuentro—, pero es una lástima que no dependa de mi optimismo, sino del suyo. Espero que tomen decisiones firmes al respecto». Se trata del primer viaje conjunto realizado por los jefes de la diplomacia de EE.UU. y el Reino Unido a Ucrania desde el comienzo de la guerra. También es la primera visita del ministro de Exteriores británico a Ucrania desde que asumió el cargo en julio.
Una justificación
No solo Zelenski se mostraba optimista. Algunos analistas aseguraban que esa visita —sumada al viaje de Keir Starmer a Washington este viernes para hablar con Joe Biden— era un indicativo de que en breve se le daría permiso a Ucrania para disparar hacia Rusia misiles anglofranceses Storm Shadow y estadounidenses Atacms. Ambos con un alcance de más de 300 kilómetros. Otros incluso veían que Blinken y Lammy habían construido una posible justificación para la escalada: el martes, los dos diplomáticos criticaron a Irán por suministrar un lote de misiles balísticos Fath-360 a Moscú, de corto alcance y alta velocidad. Es probable que Rusia los use «en unas semanas».
Pero el encuentro terminó y ni el estadounidense ni el británico llegaron a una conclusión clara. Se limitaron a anunciar nuevos paquetes de ayuda: el de EE.UU. de 650 millones de euros y el del Reino Unido, de 710 millones. La decisión final, explicaron, será tratada por sus respectivos jefes —Biden y Starmer— en la reunión del viernes en Washington.
El Kremlin amenazó con una escalada del conflicto si los dos países occidentales dan su autorización. «Moscú destruirá cualquier nuevo envío de misiles Atacms de largo alcance a Ucrania desde EE.UU.», dijo el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov. «Ese sería otro posible paso hacia la escalada por parte de Washington», señaló, y añadió que, aunque se trata de algo «alarmante, peligroso y amenazador», la determinación de Rusia «sigue tan inquebrantable como siempre». «Si hay alguien que está tomando acciones para una escalada, esos parecen ser el señor Putin y Rusia», reaccionó Blinken.