Aplazada por enfermedad la declaración de Dominique Pelicot, el hombre que drogó a su mujer durante años para que fuera violada por decenas de individuos
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Permanece hospitalizado, lo que deja en suspenso la continuidad del juicio. Según su abogada, ya el viernes mostró síntomas de «una infección urinaria, tal vez un cólico nefrítico»
10 sep 2024 . Actualizado a las 14:59 h.Dominique Pelicot, el hombre acusado de haber drogado a su mujer con ansiolíticos para que otros abusaran sexualmente de ella en estado inconsciente, no declarará este martes —tal y como estaba previsto— en el juicio que se celebra desde la semana pasada en Aviñón, al sureste de Francia, por razones de salud. Lo anunció el presidente del Tribunal de lo Criminal de Vaucluse, Roger Arata, al comenzar la audiencia, explicando que su testimonio se aplazaba hasta que estuviera en condiciones. El principal acusado de la causa permanece ingresado, lo que deja en suspenso la continuidad del proceso.
Arata no dio detalles sobre los problemas de salud que han impedido la comparecencia en una jornada que se consideraba clave, porque tenía que hablar de su personalidad y de los hechos, pero ya el miércoles Dominique se había ausentado. Sí abundó en su estado su abogada, Béatrice Zavarro, se ayer dijo que se quejaba del abdomen y que todo apuntaba a una infección urinaria que le impedía tanto mantenerse en pie como estar sentado sin dolor. «Los primeros síntomas empezaron el viernes», aclaró este martes, haciendo referencia a un posible «cólico nefrítico» y dando a entender que durante el fin de semana su cliente no había recibido la atención necesaria.
El presidente ha rechazado suspender el juicio hasta que pueda estar de nuevo presente Pelicot, pero tampoco se quiso aventurar a fijar una nueva fecha para la declaración. El proceso, en el que también se sientan en el banquillo otros 50 hombres acusados de haber abusado de su mujer, Gisèle (de la que está divorciado desde agosto), comenzó el pasado día 2 y debe terminar una o dos semanas antes de Navidad. La letrada de Dominique consideró este miércoles «indispensable» el aplazamiento y rechazó las especulaciones sobre una supuesta maniobra de su cliente para no declarar.
Egocéntrico y narcisista
El lunes declaró la hermana del principal encausado. «No sabía nada», señaló Ginette Pélicot durante su testimonio sobre los supuestos abusos sexuales que sufrió Dominique Pélicot tenía 9 y 13 años. «Lo supe mucho más tarde», añadió. El acusado esgrime que a los 9 años sufrió un asalto sexual en un hospital y que a los 13 tuvo otro episodio traumático, al supuestamente presenciar una violación múltiple, pero su hermana, que ya se había casado, descartó saber algo de eso. «Ni siquiera supe (entonces) que había estado en el hospital. porque cuando te casas cada uno hace su vida. Yo no estaba allí para vigilar qué hacía», indicó la mujer, ya de 84 años, sobre unos supuestos hechos sobre los que se basa parte de la estrategia de la defensa. En todo caso, añadió que no observó cambios en la personalidad de su hermano pequeño.
Ginette Pélicot sí recalcó que su padrastro y padre de Dominique «era bastante violento, celoso, y las madres estaban completamente enamoradas de ese hombre». Explicó que tanto ella como su hermano tuvieron «problemas para casarse» debido a la oposición del padre y que ella se casó pronto para escapar del hogar. También aseguró que se enteró «por la prensa» de la detención de su hermano en noviembre del 2020, que no dejó que le visitara en la cárcel y que ya no tiene contacto con él. «No estoy de acuerdo en absoluto con lo que hizo, pero es mi hermano», dijo.
Según los análisis psicológicos presentados, Dominique Pelicot es un egocéntrico narcisista que tenía un deseo irrefrenable de cumplir sus fantasías sexuales. Los expertos insisten en que no padece anomalía mental alguna que le impida discernir el bien del mal, un apunte clave para poder considerarlo penalmente responsable.
Annabelle Montagne, la especialista a la que la Justicia le encargó el análisis, no ha detectado adicciones en el acusado, más que al sexo, que se traducía en un uso muy frecuente de contenidos pornográficos y que una tendencia al voyeurismo. A su mujer, Gisèle, la concebía como un objeto para cumplir sus necesidades y sus deseos, más que a una persona a la que tenía que respetar.
La abogada de Dominique Pelicot, Béatrice Zavarro, destacó ante la prensa, tras la presentación del informe de peritaje, que se da «una gran dicotomía» en la personalidad de su cliente: por un lado se comportaba como un hombre «servicial, amable, bueno en todos los sentidos», y por otro como alguien «que se descubre a sí mismo por la noche a través de sus desviaciones».
La experta psicóloga lo examinó en septiembre del 2020, pocas semanas después de su arresto, y en aquel momento su inquietud se centraba, sobre todo, en la imagen que iban a tener de él su familia y su entorno social, es decir, que no sentía preocupación por el estado físico y mental de su mujer, con la que llevaba prácticamente 50 años casado, y de la que se divorció el pasado mes de agosto, pocos días antes del comienzo del juicio el 2 de septiembre. De hecho, contó a la psicóloga que le resultaba imposible terminar con esa práctica de drogar a su mujer para ver cómo otros hombres mantenían relaciones sexuales con ella sin su consentimiento a menos de ser denunciado.
Los hechos tuvieron lugar entre el 2011 y el 2020 en Mazan y también incluyen grabaciones a una de las hijas y a otras mujeres de la familia. La mayor parte de la jornada del lunes estuvo dedicada al testimonio de varios psiquiatras y psicólogos que explicaron al tribunal sus puntos de vista profesionales tras examinar a Pélicot.
La psicóloga Annabelle Montagne explicó que el principal acusado es un egocéntrico narcisista que tenía un deseo irrefrenable de cumplir sus fantasías sexuales, pero recalcó que no presentaba problemas mentales ni tenía patologías mentales que le impidieran discernir lo bueno de lo malo. El psiquiatra Paul Bensussan explicó por su parte que Pélicot «no tiene límites morales» y que se trata de un caso de varias parafilias, especialmente de voyeurismo, y aclaró que este caso «no es un juego de dominación-sumisión, porque no hay consentimiento» de una de las partes. También destacó «la frialdad notable, la ausencia de empatía», así como la «cosificación» de Pélicot hacia su ya exmujer, puesto que el divorcio fue oficializado a finales del mes pasado.