Escrivá completa el control total del «sanchismo» en los organismos clave del Estado

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José Luis Escrivá, en una imagen de archivo
José Luis Escrivá, en una imagen de archivo Jesús Hellín | EUROPAPRESS

El Banco de España se suma al CIS, la agencia EFE, el INE, la Fiscalía o el Constitucional liderados por afines al PSOE

08 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Menos mal que no ha ganado las elecciones, porque si así ya ocupa todos los puestos, con una mayoría sólida no sé hasta donde llegaría». Un dirigente histórico del PP retirado de la primera línea de la política hacía así su particular diagnóstico minutos antes de que el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, hiciera oficial el secreto a voces que era el encargo de Pedro Sánchez a José Luis Escrivá, para hacerse cargo de la presidencia del Banco de España tras la renuncia forzosa de Pablo Hernández de Cos, un economista sin carné de partido que se hizo merecedor hasta de los elogios del PSOE. La maniobra, aunque largamente anunciada, no deja de sorprender. Es la primera vez desde 1965, con Franco en el poder y sin rastro de democracia ni contrapoderes, que alguien pasa del Consejo de Ministros al sillón de mando de la institución financiera clave para el control del sector y de la economía en España. Y, desde la llegada de la democracia, es la segunda vez que el PSOE nombra a un gobernador del banco central sin pactar con el PP. El anterior fue con José Luis Rodríguez Zapatero y el afortunado con el dedazo fue Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Su labor fue tan desastrosa que provocó la desaparición de casi todas las cajas y una crisis financiera que obligó al Gobierno de Mariano Rajoy a un rescate financiero en plena recesión para evitar la caída de algún gran banco y la pérdida de los ahorros de sus clientes. El desastre fue de tal magnitud que el Sánchez del 2014 criticaba abiertamente la designación y prometía por donde pasaba que él nunca lo haría. Pero luego llegaron los cambios de opinión. Maldita hemeroteca.

Sin contrapesos

Una práctica generalizada. Pese a que los satélites de la Moncloa repetían en los últimos meses que la voluntad de Sánchez era negociar con el PP y alargar el clima de entendimiento logrado en el Poder Judicial, lo cierto es que el líder socialista se ha caracterizado en sus cinco años de presidencia por designar a afines, muchas veces con carné del PSOE, para ocupar posiciones clave en instituciones fundamentales en la arquitectura constitucional española y que deberían servir como contrapesos y controles a la labor del Ejecutivo. Un rápido repaso nos lleva a casos evidentes: José Félix Tezanos, miembro de la Ejecutiva del PSOE y presidente del CIS; Dolores Delgado, ministra de Justicia recolocada como jefa de la Fiscalía General del Estado y ahora como fiscal de Memoria Democrática pese a que su promoción ya ha sido declarada nula dos veces por el Supremo; Cándido Conde-Pumpido, de fiscal general a presidente del Constitucional; Carmen Calvo, víctima de la primera gran purga de Sánchez en el 2021, que pasó del Ministerio de Cultura, con Zapatero, a dirigir el Consejo de Estado tras fracasar el intento de colocar a Magdalena Valerio, otra exministra socialista; Miguel Ángel Oliver, recuperado para la agencia EFE tras ser destituido en la Secretaría de Estado de Comunicación... El listado es inagotable e incluye otros nombramientos menos expuestos al gran público, como fue el de Fernando Galindo, que pasó de director general a letrado mayor del Congreso para relevar a un antecesor que se oponía a firmar el aval a la ley de amnistía. Galindo logró su promoción y la de su pareja. O Conchi Cascajosa, que presumió de carné del PSOE al ser elegida consejera de RTVE y que ahora ejerce como presidenta en funciones, no se sabe hasta cuándo, tras la caída en desgracia de su antecesora, Elena Sánchez, también próxima a Ferraz. La incapacidad para cerrar el fichaje del humorista David Broncano, promovido desde la Moncloa para neutralizar a Pablo Motos, fue determinante en su caída en desgracia.

Amigos y compañeros

Empresas públicas. Otro caso llamativo fue el del exministro de Justicia Juan Carlos Campo, que también es pareja de Meritxell Batet, entonces presidenta del Congreso, que tras unos pocos meses fuera del Ministerio fue elegido miembro del Constitucional. Ahora tendrá que abstenerse en la polémica ley de amnistía que el ala socialista-progresista se prepara para constitucionalizar por la vía de los hechos pese a sus evidentes fallos. O el de Juan Manuel Serrano, cuyo principal mérito fue acompañar a Sánchez en la gira del Peugeot. Como premio recibió la presidencia de Correos, donde dejó un agujero que la oposición cifra en mil millones, antes de ser recolocado en un organismo, la Sociedad Española de Infraestructuras de Transporte Terrestre, aún mejor remunerado que en el anterior destino pese a que casi nadie sería capaz de saber a qué se dedica. Y qué decir del flamante nuevo ministro de Transición Digital, Óscar López. El que fuera mentor de Sánchez en Ferraz en los años dorados de Pepe Blanco purgó su traición al líder del PSOE con una envidiada canonjía de más de 200.000 euros anuales como presidente de Paradores. La lista de dedazos presidenciales sigue y la excusa de que otros lo hicieron antes parece poco creíble en quien promete cada cuarto de hora regeneración democrática y transparencia. De momento, también podría empezar por dejar preguntar a más medios en sus contadísimas ruedas de prensa.