Macron pone fin al bloqueo y elige al moderado Barnier como primer ministro
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El político, apodado Mister «brexit» por su pasado como negociador de la UE, reúne las condiciones para «crear consenso», aseguran desde el Elíseo
05 sep 2024 . Actualizado a las 22:16 h.Casi dos meses han transcurrido desde que Emmanuel Macron perdió las elecciones legislativas anticipadas del 7 de julio. Casi dos meses en suspensión desde que aceptó la dimisión de su primer ministro, Gabriel Attal, pero por fin ha encontrado al hombre que necesita como próximo jefe de Gobierno: Michel Barnier.
El que representó a la Unión Europea en las negociaciones del brexit con los británicos es el único que, a los ojos del presidente galo, puede mantenerse en el puesto ante una Asamblea descompuesta sin un bloque que domine. A pesar de que el partido político de Michel Barnier, Los Republicanos, ha obtenido uno de los peores resultados, el presidente francés «se ha asegurado de que el primer ministro y el futuro Gobierno reúnan las condiciones para mantener la estabilidad y crear un consenso lo más amplio posible», según reza el comunicado del Elíseo que anuncia su nombramiento.
La Asamblea está dividida en tres grandes bloques: la izquierda, los macronistas y la extrema derecha, a los que hay que añadir, en menor medida, la derecha conservadora. A la vista de esta composición tan dispersa, Emmanuel Macron solo podía elegir entre un primer ministro de centroizquierda y otro de centroderecha para obtener los apoyos necesarios. Como la izquierda rechazó que el antiguo primer ministro socialista Bernard Cazeneuve fuera jefe de Gobierno, el presidente galo ha terminado eligiendo a Barnier, tras descartar a Xavier Bertrand (antiguo ministro de Sarkozy), que tenía el veto de Le Pen.
Respeto a la ultraderecha
Si hubiera nombrado a Cazeneuve, el primer ministro habría dependido del Nuevo Frente Popular. En el caso de Michel Barnier, dependerá de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que ha dado su visto bueno porque, según Le Pen «al menos responde al primer criterio que habíamos exigido: el de un hombre que respete a las distintas fuerzas políticas».
Para la izquierda, la elección de Michel Barnier es «una negación de la democracia», «una elección robada a los franceses», según el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, mientras el primer secretario de los socialistas, Olivier Faure, considera que Francia entra «en una crisis de régimen». Los macronistas, por su parte, dicen que no votarán una censura automática contra el Gobierno de Barnier, pero tampoco le darán un cheque en blanco.
Las primeras palabras de Michel Barnier como primer ministro han sido para fijar sus prioridades, entre las que se encuentra la educación, tal como le pidió su antecesor durante el traspaso de poderes, pero también «el acceso a los servicios públicos, la seguridad cotidiana, el control de la inmigración, el trabajo y el nivel de vida de los franceses». Barnier prometió trabajar sin sectarismos y desde el respeto «entre el Gobierno y el Parlamento, y frente a todas las fuerzas políticas», dando a entender que no vetará al partido mayoritario, el RN.
Gabriel Attal reconoció una parte de «frustración» por tener que abandonar el Palacio de Matignon ocho meses después de su nombramiento, y afirmó que «la política francesa está enferma» y que es necesario dejar atrás el «fatalismo».
Michel Barnier, Mister «brexit», un veterano discreto y dialogante
Michel Barnier (La Tronche, 1951) es más conocido en el exterior que dentro de Francia, a pesar de tener una larga trayectoria en la política de su país. Comenzó con 22 años como consejero general de Savoya, región que representó en la Asamblea Nacional desde 1973 como el diputado más joven de la época. Entró en el gobierno de Édouard Balladur en 1993 como ministro de Medio Ambiente y más tarde, con Jacques Chirac, fue titular delegado de Asuntos Europeos. En el 2004 pasó por Exteriores, hasta ocupar entre el 2007 y el 2009 la cartera de Agricultura con Nicolas Sarkozy.
Esta intensa vida en la política nacional ha estado intercalada con numerosas responsabilidades en el exterior, primero al ser nombrado comisario europeo en 1999, encargado de refundar la política regional y de cohesión. Desde el 2006, fue consejero del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y en el 2014 fue nombrado comisario de Mercado Interior y de Servicios, donde negoció la regulación de los mercados financieros tras la crisis del 2008. Finalmente, en el 2019, la UE le confió la tarea de negociar la salida del Reino Unido, lo que le valió el apodo de Mister brexit.
Es un hombre discreto, dialogante y metódico. Algunos dicen que le encantan las tablas de Excel llenas de colores para mostrar el camino a seguir, y así convencer a sus interlocutores de que tiene en mente un objetivo ambicioso.