Magda, la abuela gallega famosa en TikTok: «Soy yo la que les prepara la botella a mis nietas para la noche, así no va tan cargada»
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Después de que sus nietas mayores subiesen un vídeo suyo bailando, Magdalena se convirtió en toda una «influencer» gracias a su forma de ser. «Un día casi tuvimos que ir a su casa a cerrarle un directo de TikTok», asegura una de ellas
07 sep 2024 . Actualizado a las 10:22 h.Bajo la sombra de un nogal, se encuentran Magdalena y dos de sus nietas, Cristina y Silvia. Mientras toman el fresco, saludan efusivamente y recuerdan cómo empezó esta aventura en las redes, donde Magdalena acumula 100.000 seguidores con el nombre de laabumagda. «En el verano del 2022, en el mes de julio, hicimos una fiesta y nos pusimos a bailar de broma. Mis nietas me grabaron y Cristina me preguntó si lo podía subir. Yo le dije que hiciesen lo que quisieran y hasta ahora», afirma Magda, que recuerda un vídeo en especial. «El que triunfó de verdad es en el que salgo conduciendo y cantando El de lo ojos negros», confiesa esta abuela todoterreno. Cristina alucinó con todo lo que se generó con lo primeros vídeos. «Tuvo más acogida de la que esperábamos y de manera muy rápida. Seguimos ese verano subiendo cosas y entre broma y broma...», explica.
Uno de sus contenidos más populares es el que muestra las inmensas comidas familiares que prepara. «Abuela, ¿qué tenemos hoy para comer?», le pregunto como hace su nieta en los vídeos. «Hoy tenemos tortilla, que como voy un poco apurada, no me da tiempo a hacer mucho más», responde. Porque lo que no se puede negar es que en esa casa nadie se queda con hambre. «Comer hay que comer. Si se quedan con ganas de más es porque quieren», indica Magda. Cristina confiesa los platos que más le gustan. «La carne asada, el rape y el caldo», dice. De lo último no hay duda, porque su abuela ya se encarga de que repita un par de veces. «Suelo cocinar lo que quiero, pero cuando vienen ellas, intento prepararles lo que les gusta», apunta Magda. El menú es siempre muy variado y adaptado al gusto de cada uno. «Tengo tres celíacos y uno que no puede tomar lactosa. Me organizo el día anterior para adelantar cosas y el domingo por la mañana dejo las patatas mondadas», afirma.
Sin embargo, lo que acabó por conquistar al público de esta cedeirense fue su espontaneidad y sus pequeñas broncas con sus hijos y nietos. «Las que más me chinchan son mi hija y Cristina y Silvia, las nietas mayores. Lo hacen porque saben que salto a la mínima. Tengo carácter, pero nunca lo hago con maldad. Tienen que agotarme mucho la paciencia para que me enfade», explica. Cristina le da la razón. «Siempre se pone así de broma, en serio nunca la vimos», afirma. Y quién es peor: ¿la abuela o la nieta? Ellas lo tienen claro. «La abuela es peor que nosotras. Es mayor, pero no tiene vergüenza», confiesa Cristina. Magda le rebate: «Tengo vergüenza para algunas cosas. A veces me cogéis despistada y no sé qué es lo que estáis grabando». A pesar de sus 71 años, desprende por sus poros juventud, porque le gusta la fiesta como el primer día. Para ella «viejo es un trapo, yo soy una señora mayor». Y tampoco le importa ir a recoger a quien sea a las tantas de la mañana. «A mis nietas iba a recogerlas yo. Ahora ya tienen carné y van y vienen con más libertad. Aun así les digo que si quieren beber, es mejor que dejen el coche allí. Prefiero levantarme a la hora que sea», asegura. Los roles también cambiaron en cuanto a la música, porque ella ya no escoge las canciones que se escuchan de camino a casa. «Ellas deciden la música. Me ponen reguetón y no me gusta», confiesa.
Los demás miembros de la familia también se aprovechan un poco de su faceta como taxista. «El año pasado fui a buscar a mis hijos y a mi yerno a las cinco de la mañana cuando terminó la fiesta», detalla. Además, revela que vigila lo que lleva Cristina cuando sale por ahí. «Le preparo la botella para la noche. Pruebo a ver cómo está la mezcla. ¡Si se la prepara la abuela nunca va cargada!», bromea. Y el fin de semana se van a tomar el vermú todos juntos. «Yo procuro no tomarlo, prefiero un refresco», cuenta Cristina. «¡Ya me lo tomo yo! Pero uno solo, que soy diabética y también padezco del corazón», replica Magda. Porque esta abuela ya se ha llevado algún que otro toque de atención en sus vídeos por querer tomarse una copa. «Ahí sí que se enfada un poco. No se cuida y nosotros queremos que lo haga para que tenga una buena salud y poder disfrutar de ella mucho más», confiesa su nieta. «Es verdad, pero un día es un día. Tengo que decir que me cuidan como una reina, mi familia es estupenda», afirma riéndose.
Durante estos dos años, Magda ha ido perfeccionando sus habilidades con las nuevas tecnologías. «Bueno... Algo sí, pero poco. Tengo una tablet y hago directos todas las noches que estoy en Ferrol, porque aquí en la aldea no tengo internet», explica. Su nieta le da la razón. «Para la edad que tiene se maneja bastante bien. Antes no tanto. Un día, empezó uno en TikTok y no era capaz de quitarlo. Casi tenemos que ir a su casa a cerrárselo... Yo estaba desde la distancia: ‘Abuela, dale a la equis de la esquina’. Pasé un poco de apuro por los que estaban conectados», detalla. A pesar de estos pequeños fallos, a Magda le encanta hablar con sus seguidores. «Me gusta estar en contacto con ellos, me siguen desde todas partes. Sobre todo me ven gallegos que están fuera como en EE.UU.», indica. Cristina recuerda otro momento de «tierra, trágame» protagonizado por su abuela. «Un día me hizo una encerrona con un chaval que se mete siempre en sus directos. No quise saber nada más de ellos. Me decía que le hablara», confiesa. «Vamos a ver, es un chaval de su edad que desde hace dos años siempre me saluda cuando los hago. Me parece formal y muy buen niño por lo que veo. Yo le dije a Cristina: ‘Por lo menos ten educación y salúdalo’», le responde la abuela gallega.
Si la invitan a ir a programas de televisión, se siente como pez en el agua. «Cuando fui a Madrid en el plató me sentía como en mi casa. En la Televisión de Galicia estuve colaborando los fines de semana y notaba que la gente me apreciaba. Me decían: ‘Ahí viene la AbuMagda’», confiesa.
Sus seguidores se hacen llamar madaleneiros. La fama la lleva bien y se siente agradecida, pero nunca pensó verse en estas situaciones. «¡Qué va, mujer! Yo nunca pensé que esto iba a ser así. Me piden fotos por todos los lados. El otro día me encontré con una chica de Cedeira que tiene un restaurante en Madrid. Me dijo que tenía que ir por allí porque tengo fans. Ella les dice: ‘Esta señora es la abuela gallega y es de mi pueblo’. Cuando me ven por la calle me sueltan: ‘Es la abuela de TikTok´», explica. La quieren en todos los lugares. «No paran de invitarme a sitios. Ya te digo que si solo me dedicara a pasear por ahí, tendría una vida bárbara», confiesa. Cristina no se queda atrás. «A veces hasta me paran a mí y me muero de vergüenza. A mis amigos les encanta, la siguen y se hacen fotos con ella», afirma. Por el contrario, lo de hacer publicidad le cuesta todavía: «Lo llevo mal, porque tengo que decir lo que me mandan. Prefiero soltar lo que me salga porque queda más natural». «Suelen darte un guion con palabras claves y a ella no le queda natural. Nos cuesta bastante», detalla Cristina.
«Somos iguales en todo»
¿Cómo es la relación entre abuela y nieta? Más que familia, parecen mejores amigas. «Somos iguales en todo, en el físico y en el carácter», dice Magda. «¿Cómo en el físico?», le replica Cristina. «En la forma de la cara, mujer. Un día estaba con los padres en la fiesta y supieron que él era mi hijo por ella. Le dijeron: ‘La niña es igualita que tu madre’», responde Magda. Pero a pesar de los piques que puedan tener, ya se sabe que amores reñidos son los más queridos. «Lo que más me gusta de mi abuela es el espíritu joven que tiene. No mira para otro lado, pero por muchos problemas que tenga o que haya alrededor, sabe sobrellevarlos y ser feliz con lo que toca», confiesa Cristina. Aunque es una abuela moderna, hay cosas que todavía se le atragantan, como el sushi o las bromas de regalarle un satisfyer.
Risas aparte, Magda no puede explicar con palabras lo que siente por sus nietos. «Yo les tengo un cariño que no es normal. Las dos mayores me llevan la vida. ¿Cuántas nietas de 17 y 19 años pasan tanto tiempo con sus abuelas como pasan ellas conmigo? Cuando llegan a la aldea me dicen: ‘Venimos sin vuelta’. ¿Cuánta gente joven hace eso con los abuelos?», cuenta emocionada. Si hace dos años el objetivo era llegar a tantos seguidores, ahora es algo más especial. «La meta no es conseguir más, es hacer que la abuela siga disfrutando de las redes», indica esta nieta orgullosa.