Los dueños de la casa rural de la que se fueron dos turistas por el canto de un gallo: «Estamos en el pueblo, ¿qué sonidos va a haber?»
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Una pareja de Cataluña tenía previsto pasar tres noches en un alojamiento en San Amaro, pero después de la primera decidió abandonar su estancia
29 ago 2024 . Actualizado a las 09:17 h.Roberto Tavitián y su mujer, Elvira López, llevan cuatro años gestionando una casa rural en su pueblo, Piroño, en el municipio ourensano de San Amaro. El alojamiento, al que pusieron el nombre de Casa Elvira, está compuesto por un dormitorio, un baño y una cocina totalmente equipada. Está situado en mitad de la naturaleza. Es una vivienda llena de encanto, que cuenta con un pequeño jardín coronado con una piscina. De hecho, desde que empezó a alquilarse en el 2020, ya ha alcanzado una puntuación superior al 9 en la mayoría de webs y aplicaciones de reservas. Los huéspedes suelen salir encantados con la casa y también con el trato que les dan Roberto y Elvira, algo que tratan de transmitir a través de comentarios en las plataformas de alquiler turístico. Todo iba como siempre hasta que este agosto, el matrimonio de San Amaro se encontró con una situación de lo más inusual. «Lo que ocurrió fue simpático, pero al mismo tiempo surrealista», afirma Roberto. En mayo, Casa Elvira recibió una reserva para las noches del 19 al 22 de agosto. «Es muy común que la gente organice las vacaciones de verano con mucha antelación», dice el anfitrión. Él y su mujer recibieron hace diez días a la pareja que iba a alojarse en su casa. «Eran de Cataluña y tenían poco más de cuarenta años. En cuanto llegaron expresaron su gusto por la vivienda y también por el jardín. Fueron muy agradables», recuerda Roberto, que tras la primera noche recibió una llamada de la pareja. «Como vivo al lado, vine directamente para ver qué pasaba. Me dijeron que todo era precioso, pero que lamentablemente no se podían quedar porque había un gallo cerca y que, como ellos tenían el sueño ligero, no les había dejado dormir en toda la noche», relata. Los turistas catalanes dejaron la casa ese mismo día, justificando que el canto de un gallo les había impedido descansar. De hecho, comprendieron que el dinero no era reembolsable y se buscaron ellos mismos un nuevo alojamiento cerca. «Yo nunca me había fijado en el sonido concreto de este animal, que es de una vecina de la casa. Desde que ocurrió no paramos de prestarle atención y puedo afirmar que el gallo canta lo normal», asegura Roberto.
La anécdota con la pareja de turistas no quedó ahí. Unos días después de pasar por San Amaro, Casa Elvira recibió una calificación de un 5 en una web de reservas. «El comentario empieza fantástico, hablando muy bien de nosotros y del lugar, pero al final pone que un gallo no les dejó dormir», cuenta Roberto. «Yo tengo que decir que al principio me molestó, pero ahora con perspectiva ya me hace hasta gracia porque es completamente surrealista surrealista. Estamos en el pueblo, ¿qué sonidos va a haber?», añade. El vecino de San Amaro publicó lo ocurrido en su Instagram y las reacciones de apoyo no tardaron en aparecer. «Lo empezaron a compartir cuentas que tienen miles de seguidores y entonces se hizo muy visible», admite.
Tanto Roberto como Elvira lamentan lo ocurrido con la pareja catalana. «Fueron muy agradables y no se alteraron en ningún momento, se fueron en armonía, pero el problema vino con el comentario, que afecta de manera directa a nuestro trabajo», asegura él. Desde entonces, ya pasaron nuevos huéspedes por Casa Elvira. «Y se fueron encantados tras su estancia», concluye Roberto.