En ella se extrae el 5 % de todo el metal que se utiliza para la fabricación de coches eléctricos, aerogeneradores e infraestructuras
14 ago 2024 . Actualizado a las 19:06 h.En el corazón del desierto de Atacama (Chile), bien alejada de miradas indiscretas, se levanta la mina de cobre más grande del mundo: Escondida. De este árido enclave salieron el año pasado 1.073.000 toneladas de este metal, el 5 % de todo el que se extrajo en el planeta. Cifras que ponen de relieve el papel clave que desempeña en la cadena de suministro y la gravedad de lo que allí está ocurriendo.
Desde el martes, 2.400 trabajadores de la plantilla se han declarado en huelga. Y lo han hecho después de que el sindicato y la empresa fracasaran en su intento de llegar a un acuerdo de mejora salarial tras cinco días de mediación. Las negociaciones se frustraron tras el rechazo de los trabajadores a la oferta de la compañía Minera Escondida Ltda. -participada en un 57,5 % por la australiana BHP; en un 30 % por la británica Río Tinto y en un 12,5 % por la japonesa JECO-, que ofreció un bonus de 28.900 dólares por empleado, así como mejoras en el reparto de los beneficios. Sin embargo, la plantilla había reclamado elevar esa cifra, como mínimo, a los 32.000 dólares.
La situación no es nueva. En el año 2006, los empleados se pusieron en huelga para reclamar un ajuste al alza de sus salarios a costa de los beneficios multimillonarios de la compañía. En el 2017 también hubo un parón de 44 días que redujo tres cuartas partes de la producción habitual de cobre en la mina, que no solo es clave para la economía chilena, también para fabricantes de todo el mundo que necesitan abastecerse de este metal para sus manufacturas.
¿En qué se emplea el cobre de Escondida? En la construcción de infraestructuras. «De media, una casa australiana contiene 90 kilos de cobre en cables, tuberías y electrodomésticos», explica la empresa. También abunda en la red eléctrica, en el tren, los aviones, los teléfonos inteligentes, televisiones y hasta en los coches. Los eléctricos, por ejemplo, necesitan cuatro veces más cobre que los de motor de combustión. También es necesario para hacer todo tipo de aleaciones con estaño (para metales de soldadura y revestimientos anticorrosión), aluminio (componentes aeroespaciales, transporte, energía eléctrica, cubiertas en construcción) o zinc (joyería, antenas, aparatos médicos, cerraduras). Otra de las razones que hace del cobre un metal tan cotizado es que casi todos los productos elaborados con él pueden ser reciclados.
En la mina Escondida, el cobre se encuentra muy cerca de la superficie, por lo que se emplea la técnica a cielo abierto. De enero a junio, la compañía logró extraer en este enclave un 7 % más de cobre que en el mismo período del año pasado y ha vendido un 3 % más, según su informe operativo semestral. Su capacidad es única. Tanto es así que, con todo lo producido en un año como el del 2020 (en plena pandemia) podría haber contribuido a la fabricación de 420.000 aerogeneradores.
Todo ello en un contexto poco favorable porque su cotización ha caído alrededor de un 20 % desde el mes de mayo, cuando alcanzó su máximo. No obstante, los futuros de cobre se han encarecido un 5,75 % en lo que va de año y, a pesar del retroceso del 9,4 % del último mes, el metal ya ha vuelto a escalar tras el anuncio de la huelga (2,47 % en los últimos cinco días).
La causa detrás del retroceso desde el mes de mayo es la caída de la demanda china. La economía asiática está en pleno ajuste, lo que ha motivado que se desinflen los precios de los suministros. No obstante, está previsto que la demanda repunte de nuevo de aquí al 2027, a medida que los coches eléctricos y la transición energética se abran camino.