Illa cede el control de la cultura y la política lingüística a Esquerra
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El nuevo Gobierno hace guiños al nacionalismo moderado desligado de Junts
13 ago 2024 . Actualizado a las 13:37 h.Dos días después de asumir la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa ha puesto a trabajar a su nuevo Ejecutivo, cimentado sobre la sólida base del PSC, pero con importantes concesiones a Esquerra Republicana y guiños al nacionalismo moderado de la extinta CiU. Con ello, el primer secretario de los socialistas catalanes pretende dar carpetazo al proceso independentista que ha marcado la política de la comunidad en la última década, y ampliar su influencia hacia el espacio del nacionalismo moderado. Integrado por 16 miembros (nueve mujeres y siete hombres), que prometieron el cargo este lunes en un sobrio acto institucional en el palacio de la Generalitat, de apenas 20 minutos, en sus filas destacan nombres como los de Miquel Sàmper, nuevo consejero de Empresa y Trabajo, y Ramon Espadaler, de Justicia, pescados en el caladero exconvergente; o los de Francesc Xavier Vila, en Política Lingüística, y Sònia Hernández, en Cultura, ambos procedentes del anterior Gobierno de Pere Aragonès.
En el caso de estos dos últimos, su incorporación es consecuencia directa del pacto de investidura suscrito entre PSC y Esquerra. En Catalunya Ràdio, antes de tomar posesión, Vila se declaró independentista, si bien negó ser «la cuota de ERC» en el nuevo Gobierno de Illa: «Yo soy independiente; me vinieron a buscar como catedrático y he estado muy cómodo donde he trabajado». En cualquier caso, la creación del departamento de Política Lingüística es una de las condiciones impuestas por los republicanos para darle el aval de sus 20 diputados en el Parlamento. Según Illa, esta consejería «subraya la importancia de la defensa de la lengua catalana como columna vertebral de Cataluña».
Honrar los compromisos
Tanto en su toma de posesión del sábado, como en el acto de ayer, el político socialista hizo suyo el léxico catalanista para señalar que «la nación catalana forma parte del espacio público compartido que es España, una España plurinacional, y del espacio público compartido que es Europa, una Europa de horizonte federal». Illa agradeció a Aragonès y a sus consejeros el «traspaso modélico», y a Esquerra y a los Comunes los acuerdos de investidura. «El Gobierno catalán en su conjunto honrará los compromisos contraídos», concluyó.
Reacción airada de Junts
El fichaje de Miquel Sàmper, exconsejero de Interior con Quim Torra y excandidato de CiU a la alcaldía de Tarrasa, sin llegar a ser una sorpresa (se le vio junto a Illa en la campaña electoral), es sintomático de la proyección que el presidente socialista de la Generalitat quiere dar a su Gobierno. También el de Ramon Espadaler, ex secretario general de Unió, aunque el consejero de Interior con Artur Mas entre el 2012 y el 2015 se incorporó a la órbita del PSC en el 2017. La entrada de ambos exdirigentes de la antigua CiU provocó la reacción airada de Junts. Su secretario general, Jordi Turull, insinuó que han fichado por Illa movidos por el cargo. «Hay un perfil de políticos que juegan a bolsa y se mueven del lado de quienes creen que cotiza más en cada momento, y no se mueven por unas convicciones y unos principios políticos profundos», señaló el número dos de Puigdemont. A lo que Sàmper respondió que «solo he marchado porque no pensaba igual, y esto se tiene que respetar». Más expresivo y mordaz, el exconsejero Miquel Buch, sustituido por Sàmper en el 2020 por las cargas de los Mossos contra los CDR, reaccionó en su red social con una imagen de una pintura mural del beso de Judas a Jesucristo.
Aunque las críticas a estos no proceden solo de los independentistas. La exministra de Igualdad y eurodiputada de Podemos, Irene Montero, acusó a Espadaler de «antiabortista, tránsfobo y antifeminista». Y David Cid, portavoz de los Comunes en Cataluña, lamentó que el nombramiento del nuevo consejero de Presidencia, Albert Dalmau, responde «al PSC más conservador» y ligado a los «intereses económicos».