Illa logra la investidura a pesar de la teatral reaparición de Puigdemont en Barcelona

Xavier Gual BARCELONA/ E. LA VOZ

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Pere Aragonès felicita a Salvador Illa tras ser investido este presidente de la Generalitat
Pere Aragonès felicita a Salvador Illa tras ser investido este presidente de la Generalitat ANDREU DALMAU | EFE

El huido dio un discurso a un kilómetro del Parlamento, pero se fugó burlando a los Mossos

08 ago 2024 . Actualizado a las 22:33 h.

Aunque prometió que acudiría al Parlamento para la investidura del nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont no cumplió su palabra. Huido de la Justicia española hace casi siete años, el líder del procés puso los pies en Barcelona, pero no logró su objetivo, torpedear el acuerdo de PSC y Esquerra para investir al candidato socialista. Salvador Illa fue proclamado 133º presidente de la Generalitat, con los 68 votos del PSC, Esquerra y los Comunes, la mayoría absoluta. Aunque la jornada de ayer se hizo muy larga.

Visto y no visto, Puigdemont se plantó en pleno corazón de Barcelona a las nueve de la mañana, a 1.000 metros escasos de la sede del Parlamento. Luego, desapareció. La última artimaña del expresidente de la Generalitat para eludir a los jueces del Supremo puso en evidencia a los Mossos d'Esquadra, encargados de la seguridad ciudadana y de la custodia de la Cámara catalana, incapaces de detener a un hombre que llegó por su propio pie al paseo Lluís Companys. Le acompañaban el secretario general de Junts, Jordi Turull, y un par de personas más. 

Problema democrático

Allí le esperaban miles de simpatizantes independentistas. Escoltado por el presidente del Parlamento, Josep Rull, y el expresidente de la Generalitat Artur Mas, junto a diputados y senadores de Junts, un atribulado Puigdemont subió al atril instalado bajo el Arco del Triunfo, a unos pasos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, y desde allí dirigió una arenga a los suyos para cargar de nuevo contra la cúpula judicial que le niega el perdón. «En un país donde las leyes de amnistía no amnistían, no nos interesa estar; un país donde las leyes de amnistía no amnistían tiene un problema de naturaleza democrática», espetó a los presentes. Y desapareció. Poco después, los Mossos activaron la operación Jaula, la misma que en los atentados islamistas de la Rambla y Cambrils. Sin éxito.

Poco después, a las diez en punto, Rull dio inicio al pleno y concedió la palabra al candidato socialista. Con Puigdemont ausente y la tensión del momento recorriendo cada escaño del hemiciclo, Illa tomó la palabra para recordar, en primer lugar, al expresidente Tarradellas, en el 70º aniversario de su nombramiento, si bien transitó rápidamente hacia la ley de amnistía. 

Amnistía sin subterfugios

El líder del PSC pidió una «aplicación ágil, rápida y sin subterfugios», expresó su intención de «trabajar por el restablecimiento íntegro de los derechos políticos de todos los ciudadanos de Cataluña», y reclamó «respeto» por la decisión del legislativo, «que ha patentizado de forma clara, explícita e inequívoca su voluntad de normalización plena en Cataluña». En un discurso de apenas 40 minutos, más breve que los de sus antecesores en el cargo, pronunciado íntegramente en catalán (inusual en él), Illa se mostró cordial, dispuesto a alcanzar amplios «acuerdos de país» con otras fuerzas políticas, más allá de republicanos y comunes. También hizo suyo el nuevo modelo de financiación «singular» para Cataluña, pactado con Esquerra, «un paso adelante sustancial y necesario para nuestro autogobierno que no pone en riesgo el principio de solidaridad». Y abogó por emprender la «tercera gran transformación» de Cataluña, tras los Gobiernos de Pujol y Maragall y Montilla.

Tras Illa debía hablar Puigdemont. Su ausencia la cubrió el diputado de Junts Albert Batet, que cuestionó la actuación de los Mossos y las cargas contra exaltados que pretendían entrar en el Parlamento. A renglón seguido, rechazó la mano tendida del socialista: «Ahora al Gobierno español ya no le hará falta aplicar el 155 porque su guardián ocupará el palacio de la Generalitat; con la investidura del señor Illa, Cataluña se autoimpone un 155».

El pleno no estuvo exento de contratiempos. Junts pidió su suspensión por la orden de detención de los Mossos contra su secretario general, Jordi Turull, por un posible delito de obstrucción a la justicia. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña negó que un juez hubiese citado a declarar a Turull u ordenado arrestarlo. Pero Rull paró el pleno durante tres cuartos de hora. La mesa, con mayoría de PSC y Esquerra, acordó que debía proseguir con normalidad. Al filo de las siete y media de la tarde, Salvador Illa fue proclamado 133 presidente de la Generalitat.