Christopher Stokes, coordinador de Médicos Sin Fronteras Ucrania: «Se hacen cirugías con médicos no especializados porque no hay suficientes»
ACTUALIDAD · Exclusivo suscriptores
La guerra hace estragos en miles de pacientes ucranianos que evitan acudir a un hospital por el miedo a los bombardeos
07 ago 2024 . Actualizado a las 15:18 h.Médicos Sin Fronteras lleva desde antes de la invasión de Rusia a Ucrania desplegado en el país. Médicos, conductores de ambulancia y más profesionales que hacen su trabajo entre bombardeos, atendiendo a pacientes que han vivido situaciones extremas. El coordinador de emergencias de MSF Ucrania, Christopher Stokes acumula décadas de experiencia en diversos conflictos y atiende a La Voz desde Kiev.
—¿En qué zonas de Ucrania están trabajando?
—Estamos desplegados en Jersón, Dnipro, Járkov y Donetsk. En toda la línea del frente, que son unos 1.000 kilómetros, prácticamente lo mismo que España de norte a sur. En estas zonas lo están pasando peor, pero también en otras partes del país. Los cortes de electricidad se están convirtiendo en un problema en cualquier parte de Ucrania. En Kiev, al ser la capital con una población grande, no hay suficiente electricidad. La buena noticia es que casi todos los hospitales ucranianos han comprado grandes generadores.
—El 8 de julio, Rusia atacó el principal hospital infantil de Kiev. ¿Qué se han encontrado allí?
—Parte del hospital ha sido destruido. También todas sus ventanas. Trasladaron a pacientes y niños a otros hospitales. Les dimos suministros porque la mayoría de los que tenían fueron destruidos.
—¿Y es usted optimista con que pueda ser reconstruido?
—Sí, lo soy. Pero no soy optimista en que se reconstruyan los hospitales que están en primera línea y que han sido derribados por misiles rusos. Estos centros intentan continuar trabajando, pero los doctores jóvenes, con familia, no quieren trabajar en estas áreas.
—¿Cuál es el principal problema al que se enfrenta su personal sanitario?
—Traumatología es una área muy específica en la que se hacen amputaciones o injertos de piel. Intervenciones médicas muy complejas. Se hacen cirugías con médicos que no están especializados porque no son suficientes. Tenemos un caso en el que un urólogo es el que hace estas operaciones quirúrgicas.
—No es nada fácil trabajar entre bombardeos.
—Exacto. Le pongo un ejemplo. La ciudad de Jersón es bombardeada diariamente. Nosotros trabajamos en uno de sus hospitales. Hace unos días tuvimos que refugiarnos en un búnker subterráneo. Aunque la población se ha reducido, hay muchas personas mayores que viven en la ciudad y que a veces resultan heridos cuando cae un cohete. También tienen enfermedades crónicas y esperan el último momento para ser vistos por un médico porque es realmente peligroso hasta ir al hospital.
—Ustedes denunciaron el bombardeo de una de sus bases en Donetsk en abril de este año.
—Tuvimos mucha suerte. Si hubiera ocurrido de día habría muerto mucha gente del equipo porque la oficina quedó totalmente destrozada. Ahora nos hemos trasladado a un lugar que esperemos que sea más seguro.
—¿Cuáles son los diagnósticos más comunes de los pacientes?
—Diría que hay dos grandes categorías. Gente que está herida como consecuencia directa de la guerra. Personas en una situación crítica. Hace unas semanas empezamos a trabajar en un hospital de Donetsk que no está lejos del frente. Allí llega muchísima gente de golpe que necesitan amputaciones traumáticas. Un hombre perdió la mandíbula. Estaba en una situación crítica, pero sobrevivió. La otra categoría son los problemas médicos clásicos, relacionados con una población mayor. Pero al no recibir atención médica y debido al estrés estas enfermedades empeoran.
— ¿Cómo se encuentran los pacientes a nivel mental?
—Tienen los problemas de salud mental que son propios de una zona de conflicto. Muchos han sufrido traumas personales y padecen de estrés postraumático. Muchos han vivido escondidos bajo la ocupación rusa y están ahora muy estresados. Y tienen condiciones médicas relacionadas con ese estrés. Otros tienen ataques de pánico.