En este momento, se define el futuro de Venezuela. Las elecciones de este domingo 28 de julio no han terminado, al punto de que todos los venezolanos estamos activos y movilizados, haciendo todo para cerrar ese día electoral.
A medida que pasa el tiempo, es mucho más claro que Nicolás Maduro decidió arrebatarles la libertad y la decisión a todos los venezolanos. Pero eso, que se ve como un acto de fuerza, no es otra cosa que un acto de debilidad, desesperación y fracaso. Nicolás Maduro está en cuenta regresiva, no dudo en decirlo. Ha tenido que recurrir a una acción tan burda, tan falsa y tan poco creíble, que ni siquiera ha logrado hacer que los números de votos y los porcentajes de votantes cuadren. Por otro lado, María Corina Machado y Edmundo González, junto con la Plataforma Unitaria, han logrado transmitir la fuerza y la inspiración que todos los venezolanos necesitamos en este momento.
Antes de las elecciones, se veía claramente que la intención del régimen para desconocer el triunfo electoral de la alternativa democrática iba a estar centrada en impedir documentar a través de las actas de cada una de las 30.026 mesas de votación. Frente a la épica incontrovertible del pueblo venezolano, Maduro no tuvo otra opción que anunciar, a través de su árbitro electoral, una cifra totalmente fabricada e imposible de creer. Pero, gracias a la organización del pueblo venezolano, la sociedad civil y los partidos políticos, se ha logrado reconstruir el rompecabezas de las actas y, al momento de escribir estas líneas, tenemos a la mano el 70 (de las actas de los 30,026 centros de votación. Lo que es importante destacar es que ese 70 % de las actas que se han logrado recuperar de las garras de la dictadura arrojan un resultado mejor que el de las encuestas previas al domingo 28 de julio. Edmundo González le gana a Nicolás Maduro en una proporción de 70 a 30. Nuestro candidato, con ese número de actas, tiene 6.275.182 votos, mientras el dictador apenas logra 2.759.256.
Maduro, perseguido por el fraude que él creó, tomó la decisión de asistir el lunes al árbitro electoral para que lo proclamaran presidente de forma rápida, incluso antes de terminar los anuncios falsos dados por el árbitro de Maduro y sin ni siquiera ofrecer un segundo boletín electoral. Pero Maduro vuelve a equivocarse. De manera espontánea y en distintas partes del territorio venezolano, se ha comenzado a desarrollar un movimiento de protesta encabezado, sobre todo, por jóvenes de las zonas más populares del país, quienes sufren en carne propia la realidad de un país sin futuro, sin oportunidades, y que tienen que tragarse todos los días el espectáculo obsceno de una microscópica red de enchufados al poder que viven como jeques árabes en la Caracas que hoy se muere de hambre.
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