Qué es la vía escocesa económica para Cataluña

Redacción LA VOZ

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Marta Rovira, secretaria general de ERC, este 18 de julio ante el Parlamento catalán
Marta Rovira, secretaria general de ERC, este 18 de julio ante el Parlamento catalán David Zorrakino | EUROPAPRESS

Si ERC y PSC acuerdan la cesión del IRPF, la comunidad pasaría a recaudar otros 13.500 millones de euros

28 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cataluña siempre se mira en otros espejos secesionistas —Escocia, Quebec y Montenegro— cuando imagina y negocia su propio proceso independentista. La llamada vía escocesa es la que renuncia a la unilateralidad, y apuesta por un referendo legal y pactado con el Gobierno central, siguiendo el ejemplo de la consulta que se celebró en Escocia en el 2014, acordada con el Ejecutivo británico, entonces liderado por David Cameron. Al otro lado del Ebro, la votación no está sobre la mesa de negociación, pero socialistas y republicanos trabajan en otra vía escocesa, la económica, que señalaría un punto intermedio entre el consorcio tributario ofrecido por el PSC y el concierto económico a la vasca exigido por ERC. Y ese plan B, que podría desatascar definitivamente la investidura de Salvador Illa, también se mira en el espejo de Edimburgo.

Antes de aquel referendo escocés de independencia del 2014, Cameron prometió que si ganaba el no —los sondeos daban la victoria al sí— aumentaría la autonomía fiscal del territorio cediendo impuestos como el de la renta. Y así lo hizo.

Otros 13.500 millones de euros

Si los partidos de Rovira e Illa siguen este ejemplo escocés, y acuerdan la cesión del IRPF, un impuesto que pagan casi la totalidad de los ciudadanos, supondría que Cataluña pasaría a recaudar otros 13.500 millones de euros, el 46 % del total de impuestos que se cobran en esta comunidad autónoma. Esquerra no solo avanzaría hacia la independencia tributaria a la que aspira sino que visibilizaría de modo notorio esta conquista ya que el interlocutor con los casi cuatro millones de contribuyentes que hacen la declaración en Cataluña pasaría a ser la Generalitat.

De ser pactada esta vía escocesa económica, debería pasar una última prueba de fuego: ser retificada por las bases republicanas, tradicionalmente más maximalistas en sus exigencias que la cúpula de la formación, acostumbrada a la practicidad de la política real. Quienes darían la bienvenida al acuerdo, sin duda, serían las élites económicas catalanas, que ya se manifestaron a favor. A mediados de julio, las trece cámaras catalanas, Fomento del Trabajo, Pimec, Femcat, el Colegio de Economistas de Cataluña, Barcelona Global, el Círculo de Economía y Racc reclamaron, de nuevo, una reforma del sistema de financiación autonómica. En un comunicado conjunto, solicitaban que esta reforma, que calificaban de urgente, asegurase «la autonomía financiera, mejore significativamente la capacidad de gestión de los tributos y garantice el principio de ordinalidad».