El hijo de la sevillana muerta por el virus del Nilo: «Sufrimos un grave problema de salud pública»

La Voz LA PUEBLA DEL RÍO / EFE

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David Arjona | EFE

Antonio Pineda, el hijo de Granada Romero, la mujer de 86 años fallecida por el virus del Nilo denuncia la falta de control de las poblaciones de mosquitos

21 jul 2024 . Actualizado a las 12:09 h.

Antonio Pineda, el hijo de Granada Romero, la mujer de 86 años fallecida por el virus del Nilo en La Puebla del Río (Sevilla), ha denunciado el «grave problema» de salud pública que hay en la zona por la falta de control de las poblaciones de mosquitos.

Pineda ha denunciado que el problema de las personas que viven cerca de los arrozales es «similar a lo que pasaba en los años 40» y ha reclamado a la Junta que aumente el control sobre los mosquitos en puntos como los cercanos a su casa, «una zona fantástica que está llena de humedales, que forma parte del Parque Natural de Doñana» y «con arrozales que son una importante fuente de ingresos para el entorno».

Sin embargo, en esas zonas «falta que haya una compatibilidad con la vida del ser humano», y ha afirmado que, «si alguien de verdad se quisiera tomar esto en serio, se daría cuenta de que esto es inhumano», al tiempo que ha quejado de que este año no se esté haciendo «lo que se ha hecho toda la vida» con fumigaciones controladas.

En este sentido, ha reprochado que a los vecinos de los pueblos afectados no les prestan atención y que, de hecho, «haya más protección para determinadas especies que para el ser humano».

Ha incidido en que cerca de los arrozales hay «un peligro grave de salud pública» y ha sostenido que, si esto ocurriera en una gran urbe de España como «en la Castellana de Madrid o la Diagonal de Barcelona», la atención sería distinta.

Antonio ha recordado que su madre era «mujer alegre, jovial, enérgica, con una vida llena de proyectos y de ilusiones y con infinidad de cosas por hacer», leía un libro por semana «y le encantaba viajar y vivir» y ha lamentado que en una semana, «un mosquito la tumba» cuando su muerte «se podría haber evitado con un mayor control de las poblaciones de insectos en los arrozales».

Asimismo, ha lamentado también que la familia tuviese que insistir para que su madre fuese tratada «pues la mandan para casa porque no vieron unos síntomas muy evidentes».