Rull abre la puerta a que Puigdemont opte a la Generalitat sin el apoyo de ERC

Xavier Gual BARCELONA / E. LA VOZ

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El presidente del Parlamento catalán, Josep Rull, este miércoles durante la constitución de las ocho primeras comisiones de la XV legislatura
El presidente del Parlamento catalán, Josep Rull, este miércoles durante la constitución de las ocho primeras comisiones de la XV legislatura David Zorrakino | EUROPA PRESS

El nerviosismo cunde en Junts, que no logra convencer a sus exsocios

18 jul 2024 . Actualizado a las 10:25 h.

 A pesar de que las negociaciones entre Esquerra y el PSC avanzan a buen ritmo, la investidura de Carles Puigdemont no está, ni mucho menos, descartada. El expresidente catalán está firmemente decidido a intentarlo. Los números lo permiten, su nominación es aritméticamente posible, aunque poco probable. La ecuación pasa por la abstención de los socialistas catalanes, y en la calle Pallars, cuartel general de los de Salvador Illa, no están por la labor. Así las cosas, cunde el nerviosismo en las filas de Junts, cuyos negociadores no han podido hasta el momento convencer a sus exsocios. Si lo logran, Puigdemont podría presentarse a una investidura con al menos 55 escaños en el bolsillo: los suyos más los 20 de los republicanos. O incluso 59 si los de la CUP se suben al carro. Esta es la cifra que Puigdemont lleva defendiendo desde el 13 de mayo, y que esgrime frente a los 48 que sumaría Illa con los comunes de Jéssica Albiach, la franquicia de Sumar en Cataluña. Para ello cuenta con la ayuda del presidente del Parlamento, Josep Rull, consejero del Gobierno catalán durante los años duros del procés

Orden de detención

Rull está dispuesto a echarle un cable y convocar una sesión de investidura, aunque su jefe de filas no disponga del apoyo expreso de ERC. Según él, con la «voluntad» manifestada por el líder del 1-O sería suficiente. Otra cosa es que Puigdemont pueda eludir la orden de detención que pesa sobre él en cuanto ponga un pie en La Junquera, y pueda llegar al palacio de la Ciudadela en Barcelona, territorio seguro donde, en principio, no podría ser apresado.

Mientras tanto, prosigue el baile de fugados en las instituciones catalanas. Si el lunes el escenario fue la Generalitat, ayer Rull recibió en el Parlamento al diputado autonómico de Esquerra Ruben Wagensberg, de vuelta en Barcelona. «Cuando nos encontramos en Ginebra, tenía un punto inquietante; ahora es muy bonito», señaló la segunda autoridad de Cataluña, tras abrazar al político independentista. Wagensberg era uno de los imputados en el caso Tsunami, la causa que el magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón se vio obligado a archivar por un error procesal. 

Los carteles de Esquerra

Por otro lado, el expresidente de ERC Oriol Junqueras pidió ayer a su partido, dirigido ahora por Marta Rovira, que aclare la polémica de los carteles difamatorios contra los hermanos Maragall. En un artículo en La Vanguardia, firmado junto a otros cinco militantes, Junqueras lamenta «unos hechos que nos indignan profundamente y que dañan la reputación de las siglas de ERC». Dice que una cosa es que en las campañas electorales se utilicen las redes sociales para movilizar al electorado, «y otra muy diferente es que malas praxis ocultas superen los límites de la ética republicana».

El caso ha explotado en un momento de fuerte tensión interna en la formación, dividida entre junqueristas y roviristas, tras el batacazo electoral del 12M y en plenas negociaciones para la investidura. La dirección del partido ha optado por cesar al director de comunicación, Tolo Moya, junquerista, considerado el responsable de los carteles, aunque él lo niega y señala a Rovira.