Trump se salvó del disparo por tan solo tres décimas de segundo

Iago García
I. GARCÍA LA VOZ

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La trayectoria de la bala y cómo el gesto de Trump, girando su cabeza, le salvó la vida en tan solo un instante
La trayectoria de la bala y cómo el gesto de Trump, girando su cabeza, le salvó la vida en tan solo un instante

Ni siquiera un segundo separó al expresidente norteamericano de una muerte segura. Vídeos que superponen la trayectoria de la bala y un último gesto que le salvó la vida acreditan la inmensa suerte de Donald Trump

18 jul 2024 . Actualizado a las 21:34 h.

Un movimiento de su cabeza en el último momento permite a Donald Trump continuar en la carrera electoral que lo lleve de nuevo a la Casa Blanca. El líder republicano evitó la muerte en una granja en Butler, en Pensilvania, por tan solo tres décimas de segundo. El autor del disparo que pudo ser mortal, Thomas Matthew Crooks, tiró, como suele decirse, a matar. Encaramado en el tejado de un taller de equipamiento agrícola a 150 metros del atril donde Trump arengaba en un mitin a los suyos, tenía en la mirilla de su rifle semiautomático AR-15 encuadrada su cabeza. Pero un gesto del también empresario lo mantiene con vida. La trayectoria de la bala, que se dirigía a la parte derecha de su cráneo, pretendía ser certera. Pero no era su día y girándose hacia una parte del respetable provocó que el daño fuera finalmente mínimo en su oreja.

Empleando herramientas digitales de vídeo e inteligencia artificial se ha modelado en tres dimensiones la cabeza del dirigente desde una perspectiva cenital, superponiendo a esa imagen la trayectoria del disparo. Para que se acredite la veracidad de esta investigación que múltiples medios internacionales y usuarios de las redes sociales están compartiendo, está presente en la otra mitad de la pantalla el vídeo real de lo sucedido.

Trump, vivo por tres décimas de segundo

El lapso de tiempo que ha salvado al expresidente es de tan solo tres décimas de segundo. Un dato que puede extraerse de nuevo mediante la edición de vídeo. Ralentizando las imágenes, ese es exactamente el tiempo que pasa entre que Donald Trump gira la cabeza, se escucha el disparo e impacta en su oreja. 

Testigos alertaron de la presencia del tirador

Determinar quienes son los responsables de que un magnicidio de estas dimensiones no haya ocurrido prácticamente de milagro es en lo que ahora están centradas las autoridades estadounidenses. El Servicio Secreto de EE.UU, a través de su directora, Kimberly Cheatle, justifica los hechos refiriéndose a una suma de despistes, dejadez y descoordinación entre los cuerpos de seguridad que estaban desplegados en el recinto ferial Butler Farm Show. Y añade que, pese a lo sucedido, «buscar a esa persona, encontrarla, identificarla y finalmente neutralizarla ocurrió en un período muy corto de tiempo», en unas declaraciones recogidas por Miguel Pérez, de Colpisa.

En total, entre agentes del propio Servicio Secreto, la Oficina del Sheriff del Condado de Butler, la Policía Estatal de Pensilvania y el Departamento de Policía Municipal, más de 100 efectivos, entre los que figuraban francotiradores y observadores, controlaban el acto. Pero no neutralizaron al tirador, Thomas Matthew Crooks, hasta que este llegó a efectuar un total de 8 disparos. Además, testigos entrevistados por la prensa local señalan que vieron a Crooks hasta «cuatro minutos» antes de atentar contra la vida del dirigente republicano.

El FBI cuenta también con un vídeo grabado en las proximidades del taller al que el autor de los hechos subió para disparar desde el tejado, donde 86 segundos antes de que ejecute su plan a unos 135 metros de distancia, varios asistentes alertan a miembros del equipo de seguridad de su presencia.

Cheatle, al frente del Servicio Secreto, culpa de lo ocurrido a la Policía Local, indicando que «había policías locales en ese edificio, había policías locales en la zona que eran responsables del perímetro exterior del edificio». Sin embargo, antiguos miembros de la unidad secreta estadounidense creen que al tratarse de una localización de «alto riesgo», debería haberse hecho cargo del control de la edificación el propio Servicio Secreto. 

Desde la Casa Blanca, cuyo presidente, Joe Biden, fichó a la antigua agente especial Kimberly Cheatle para el cargo hace dos años, no se responde por ahora a las voces críticas con su gestión y a las solicitudes de republicanos y expertos en seguridad que exigen su cese. El próximo lunes Cheatle ha sido citada para declarar por lo sucedido en Pensilvania ante un comité de la Cámara de Representantes.