Rumanos que trabajaban en el forestal se mudan a Alemania atraídos por sueldos más altos y la mayor cercanía a su país

M.C. | C.C. REDACCIÓN / LA VOZ

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Una grúa recoge troncos del monte en una foto de archivo
Una grúa recoge troncos del monte en una foto de archivo ANGEL MANSO

Lugomadera, que facilitó su llegada en los contingentes del 2002 y 2006, tramita ahora traer a gente de Perú como hizo en el 2007

17 jul 2024 . Actualizado a las 11:24 h.

El 3 de diciembre del 2002, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó un acuerdo entre España y Rumanía suscrito en Madrid en enero de aquel mismo año para regular los flujos migratorios laborales entre ambos países. Aquel convenio favoreció el desembarco de trabajadores de un país donde el bosque cubre un 29,3% de su superficie en el sector forestal gallego. Y fue la Asociación Provincial de Empresarios de la Primera Transformación de la Madera de Lugo (Lugomadera) la primera en tramitar la llegada a Galicia en el 2002 de un grupo de unos 500 trabajadores. En el 2006, justo un año antes de la entrada de Rumanía en la UE, esta agrupación gestionó un segundo contingente de personas que venían a cubrir la gran falta de personal que ya entonces acusaba el sector forestal gallego, un hueco que en el 2007 cubrieron también con un tercer grupo de operarios llegados de Perú. El problema es que en los últimos años muchos de aquellos rumanos —sobre todo los que no han echado raíces en la comunidad— han vuelto a emigrar. Algunos han regresado a su país, pero otros han puesto rumbo a Alemania atraídos por la cercanía con su lugar de origen y por los sueldos más elevados que se ofrecen en el estado germano. Mientras, en el sector continúa faltando gente.

«Algúns dos rumanos que estaban traballando no sector están buscando outras zonas para traballar», reconocen fuentes de Lugomadera. Y explican quiénes son: «Son sobre todo aqueles que non teñen familia aquí porque a deixaron en Romanía e, polo tanto, buscan estar máis preto dela. En cambio, os que teñen a familia en Galicia, con nenos na escola, pois xa non contemplan esa opción».

Pero más allá de la cercanía con su familia, muchos prefieren Alemania por los sueldos, sobre todo después de que, como explica un empresario del sector de la madera de Guitiriz, «aquí lles subiran moito os gastos pola inflación».

Y mientras la falta de mano de obra en el sector se hace cada vez más acusada: «Non hai xente e á que hai teslles que pagar o que che piden. Traballo con autónomos e estanche pedindo entre 170 e 185 euros por xornada», dice ese mismo empresario. De ahí que desde Lugomadera están ahora tramitando un nuevo contingente de trabajadores de Perú. Esperan que puedan llegar en seis meses.

Los mayores salarios abonados en Alemania responden también, como añaden desde Lugomadera, «a que se incrementou a carga de traballo neste país debido a un praga que afectou aos pinos obrigando a retirar miles de árbores». Lo que pasó es que el aumento de las temperaturas provocó una plaga de escarabajos de la corteza que acabó con la vida de miles de coníferas en la zona de Harz, la cordillera más alta del norte de Alemania extendida entre Baja Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia. El problema fue tal que obligó al Gobierno alemán a poner en marcha en el 2019 un plan dotado con 800 millones de euros para salvar sus bosques. ¿Cómo? Retirando los pies que están enfermos para poder replantar otros.

Pero también hay rumanos que prefieren ir a Alemania a desbrozar o cortar los árboles que crecen en el entorno de las vías del tren «porque ademáis de ter soldos máis altos, abónanlles o billete para ir ao seu país tres veces no ano», añade otro empresario maderero de la provincia de Lugo. La realidad, como dice, es que el verano del año pasado hubo una bajada en la carga de trabajo relacionada con las cortas de eucalipto en el monte (ahora ya se recuperó): «Isto uniuse a unha maior mecanización dos traballos no monte e de aí que moitos dos que traballaban como autónomos acabaran marchando. Porque cando che baixa a carga de traballo aos que mantés e aos que tés en plantilla». Y ahí abre otro melón: «No fondo a culpa de que marcharan moitos daqueles traballadores que chegaron nos primeiros contixentes é que non se lles pagou como debería. Había traballadores moi bos, pero en canto puideron marcharon para a construcción. A xente ten que estar contenta».